Instantes del teatro. Más allá de la representación (XVII)

En esta fotografía vemos a Claudio Rivera enmascarando el personaje de Otelo en la obra “Otelo Sniff”. Viendo esta especie de máscara afro clownesca antillana, nos preguntamos ¿Será este Otelo, el moro de Venecia, o podría ser el negrito del batey? ¿Llevará espada o machete? Definitivamente, el Teatro Guloya ha sabido caribeñizar a los clásicos.

Estrenada en el año 2002, en esta reconocida adaptación de la tragedia de William Shakespeare, “Otelo”, el Teatro Guloya se propuso la tarea de replantear y recontextualizar a nuestro lenguaje y estética, otro gran clásico de la literatura universal. Codirigida por Viena González y el propio Rivera, fue un rotundo éxito, pues sigue en su repertorio activo y con más de una centena de presentaciones.

Asumir el montaje de una obra clásica es tarea compleja. Resumir un Shakespeare en un monólogo es todo un reto. Enfrentarse en cada función a un público distinto es una osadía. Pero dedicar la vida al teatro por entero, es una decisión que requiere de valentía, locura, ilusión o simplemente fe. Fe de que, a pesar de “La peste de estos días”, “Todo está bien”. Así lo vienen haciendo, hace 33 años, los del Teatro Guloya, desde aquella “Flor de mayo”.

Porque como en “Los cuentos de familia” saben que “El mejor de los regalos” está justo antes de “El monte fantástico”, en “El 28”, donde “La vida es sueño”. Porque no importa si Goliat le mintió a “Pinocho”, puede que David, convenza a “Crucita Yin” de no armar otro “Bochinche” en “El Banquete” con Otto Coro. Porque después del “Tsunami”, sea hombre o “Hágase la mujer”, vimos que Eugenio no tiene Barba, y que “Guanín y su macuto mágico” están gozosos. Saben los Guloya que “Caminando sobre el agua” podemos forjar una utopía teatral, porque si vuelve la bestia, al menos en el teatro, que es la madre patria, “Nadie, está solo”.

Por cierto, vayan a ver la exposición “Celebrar el Milagro. 33 años del Teatro Guloya”, en el Centro Cultural Banreservas, comisariada por Miguel Ramírez. Una retrospectiva valiosísima para la historia del teatro dominicano.