Instantes del teatro. Más allá de la representación (XIV)

Llegó el momento del emblemático Palacio de Bellas Artes. De características neoclásicas, esta enorme edificación es hoy por hoy punto de referencia arquitectónico, social, político, educativo, geográfico y cultural dominicano. Inaugurado el 15 de mayo de 1956, fue diseñado por el arquitecto Francisco Manuel Batista Bisonó y construido por el ingeniero Bienvenido Martínez Brea.

Esta foto de Fernando Liriano es de una postal de Librería García (quizá de los años 70 u 80). Con un dejo de reminiscencia capitaleña del siglo XX, la imagen evoca aquella dignidad estética que embellecía Gascue y que representó parte de nuestra capital.

Dice la historiadora de arte, doña Myrna Guerrero, que “Para los habitantes de la ciudad de Santo Domingo el Palacio de Bellas Artes es un edificio pleno de significados. Para unos es representativo de la calidad artística, para muchos arquitectos no es más que un edificio desfasado en el tiempo, pero representativo de una época de la arquitectura dominicana. Otros señalan que representa aspiraciones de superación y desarrollo cultural. Hay quien dice que le recuerda un templo griego… Pero todos le conocen, saben de su ubicación y lo utilizan como referencia al inicio de la avenida Máximo Gómez. Y es que el edificio está anclado en la memoria colectiva de los dominicanos.”

En cuanto a teatro, además de la Orquesta Sinfónica, los ballets Clásico y Folklórico, el Coro y la Compañía Lírica, allí laboran las dos principales compañías teatrales dominicanas, el Teatro Rodante y la Compañía Nacional de Teatro. También funcionaron aquí en sus inicios las escuelas de teatro y danza. Pero uno, sino el más de sus principales atractivos, es la Sala Máximo Avilés Blonda, hermoso teatro, cuna de innumerables acontecimientos para la historia de las artes escénicas nacionales.

Ha sobrevivido huracanes, temblores, dictaduras y hasta “remodelaciones” y “restauraciones”. Que lo cuenten sus habitantes y visitantes, porque esta edificación alberga la memoria de infinidades de instantes de nuestro teatro, que van mucho más allá de la representación. Sigamos la búsqueda.