“…el cuerpo puede casi todo, toca su límite y se desvanece". Plinio Chahín.
El cuerpo humano ha sido, a través de los ojos de los poetas, no solo una estructura física, sino como un universo en sí mismo, cargado de significado, belleza, fragilidad y misterio. Han explorado sus contornos, sus texturas, sus movimientos, sus silencios y sus gritos. La idealización, la fragilidad y la fugacidad han estado presente en la poesía, haciendo de él un espacio de emociones.
Whitman, Neruda, Plath, han celebrado el cuerpo en su totalidad, encontrando en cada detalle una metáfora de la vida, el amor, el dolor, la alegría y la mortalidad.
Plinio Chahín, nuestro poeta, crítico y ensayista que en 1959 vio la vida, es uno de los más destacado de la generación del 80, ha explorado el cuerpo desde lo más recóndito de su interior hasta lo más visible de lo externo.
Al leer su poesía esencial en el libro "CABEZA DE TURCO"(HUERGA & FIERRO editores, 2024, Madrid, España), nos encontramos con un libro donde lo más íntimo del cuerpo queda revelado. Se trata de "Consumación de la carne" publicado en el año 1986.
El entonces muy joven poeta, llegaba, a penas, a los 27 años, se consolidaba como un gran escultor de la palabra, ya que logra una poesía visual donde lo sensorial mantiene todos los sentidos alerta y el lector percibe a simple vista las imágenes que se van creando con el cincel del pensamiento.
Pero lo que nos ha llamado la atención, es que, otro joven, al otro lado del Atlántico, también publica un grandioso poemario, que explora, desde el exterior hacia el interior, el maravilloso cuerpo humano.
Se trata de "Diario cómplice"(1987), el cual descubrí, en su "Poesía Completa (1980-2017)" (Tusquets Editores, sexta impresión, julio de 2022). Luis García Montero, el destacado poeta, catedrático granadino y actual director del Instituto Cervantes, quien también contaba, al momento de la publicación, con una joven edad de unos 29 años se adentraba a ese complejo mundo del cuerpo con una poesía que te invita a encontrarte contigo mismo en el torrente sideral de la imaginación.
Ambos con definición clara de su quehacer literario develaban obras que serían objeto de estudios posteriores por sus grandes e indudables aportes al lenguaje poético de la posterioridad.
El maestro Chahín en una entrevista concedida a la destacada gestora cultural dominicana Verónica Sanción, se refería a su primer libro en los siguientes términos:
"Consumación de la carne, es un poemario que explora lo que en ese momento (los 80) se había planteado sobre todo como la poesía del pensamiento. Entonces, yo en ese primer momento, en ese primer texto me fui hacia esa vertiente que se le llamó así. Una poesía de manera reflexiva, atravesada por una búsqueda existencial y vinculada a lo que podríamos llamar el desamor y también un libro que explora las posibilidades filosóficas de la literatura"
También decía sobre Luis García Montero en unos de sus innumerables ensayos publicados en diferentes medios, refiriéndose al libro "No puedes ser así. Breve historia del mundo,” de Luis García Montero, (Colección Palabra de Honor, Visor Poesía, Madrid, 2021), lo siguiente:
"Lo paradójico de este libro proviene quizás de la idea de que en la soledad de la literatura uno nunca está solo, y no únicamente por escribir en una lengua común y en consonancia o discordancia con otros, sino también porque la propia memoria nos revela que hemos sido muchos en el tiempo, muchos que han estado solos".
Y es así. No estamos solos, ni siquiera en la soledad. Siempre compartimos algo con alguien que a veces, es desconocida para nosotros su existencia.
Por su parte un joven Luis García Montero, describía en otra entrevista, allá en el inicio de los años ochenta lo laborioso de conseguir escribir un gran poema:
"Conseguir un buen poema es muy difícil. Es porque uno tiene que hacerse un mundo poético y eso significa, pues, tener muchas preguntas, curiosidad, cosas por resolver. Y en la medida que las va resolviendo, primero no te interesa repetirte, después no interesa tampoco salirte de lo que ya has hecho, porque te sientes identificado en tu propia personalidad".
Difícil. Escribía Marino Berigüete en un artículo publicado en un diario de circulación nacional: "Porque la poesía es también un río común. Y todos los poetas, de alguna manera, estamos escribiendo un mismo poema". Quizás no un mismo poema, pero si un poema con la misma dificultad y a pesar de ello, estos poetas han logrado su cometido.
Ambos consiguieron lo que se proponían con una disciplina que se refleja en los resultados de analizar sus extensas labores poéticas.
El cuerpo es explorado en toda su expansión tanto interna como externa. mezclándolo con lo sensorial y lo evocativo de otros temas. En estos poemas de “Consumación de la carne” pecho, médula, rostro, ojos, carne, manos, boca, se hacen presente, no como solo unas palabras más, sino como el desmembramiento de un universo que mantiene la vida en constate movimiento:
"Tocándome estoy el borde del silencio
cuando la muerte se acrecienta
soy el vacío de mí mismo
no me espíes estoy a tu lado como el amor de la médula
que piensa el ser a su no ser
sobrio y taciturno sobre el vértigo incorpóreo del deseo
verticalmente en la materia en movimiento o desparramando
el discurso lujoso de tu pecho"
(Poema 1
Consumación de la carne)
El cuerpo como sede de las emociones y el corazón. El pecho al separarse verticalmente simboliza una profunda división interna, una vulnerabilidad extrema:
"El cuerpo no es más al alba olvido
y yo a tu lado sombra de carne
agonía circular en la retórica de tu pensamiento abstracción abstracción el deseo
transforma la ilusión en movimiento
separando el pecho en vertical como
premonición
del tacto en la vigilia”
(Poema 5
Obra citada)
Para el poeta, estamos compuestos de marcas, de cicatrices profundas que van más allá de la comprensión:
"El pensamiento es la consumación de la carne las ruinas poseen la circularidad de la locura
su esfínter descompone honduras gnómicas levitan lívidos tántalos disímiles
como visiones que suben al concepto
y organizan cerebros en la Idea
¿qué meandros incuban los amantes equidistando sus labios?
instante instante
el placer solventa delicias a los cuerpos
con sombríos caldos de suicidios
que transfiguran sobre el pecho el silogismo del gozo
el pensamiento es la consumación de la carne"
Poema 6
Obra citada.
El pecho como fuente de vida:
"En torno el viento gira
en cadáveres de cantos
niños succionan manías de tu pecho."
Poema 2/3
Obra citada.
Mientras, García Montero, en su "Diario cómplice" adorna el cuerpo con sus mismas partes: pecho, rostros, ojos, labios, carne, sangre, venas, boca, con montones de metáforas que hacen del latir una sinfonía de órganos:
"Fue como si aprendiese
que la ciudad no existe debajo de la nieve,
que las manos se rozan y piensan en crearla,
en descubrir antenas
y tejados,
en inventar la espera de los árboles,
los distritos postales donde muere
la bruma, según dicen,
el humo de los pechos espantados,
la infinita distancia de sus nombres".
(Poema II
DIARIO CÒMPLICE)
Nos transforma, de simples observadores del entorno, a ser protagonistas de su sensualidad poética:
"Aunque detrás, detrás de tanto mayo,
estabas tú redonda, blanca, llena,
igual que si la luna te mordiese los pechos".
(Poema XIV
DIARIO CÒMPLICE)
Toma el centro y control de las emociones con una poesía llena de ritmo y espacios sensoriales:
"Porque una bailarina se parece a una lágrima rodando en la mejilla de los sueños,
porque tu malla negra, vagamente
desecha por el día, me retiene
en la mitad de un pecho,
porque la luz nos dice
que tus senos, palacio de mis noches,
son los mismos -llenos de realidad-
que me acompañan
cuando vivir no es parecido a un sueño,
cuando nos gustaría despertar".
(Poema XXIII
DIARIO CÒMPLICE)
La dinámica en sus versos es como la similitud entre el ritmo vital y la inmensidad del tiempo:
"Pero piernas y brazos,
labios y vientres juntos confundidos,
tuvieron el amor, lo descubrieron
desterrado en las sábanas un día,
más viejo cada vez y preguntando
por qué la edad del mar
se parece a los pechos que respiran".
(Poema V/2
DIARIO CÒMPLICE)
Chahín esconde los rostros del cuerpo, pero solo para que sean encontrados nuevamente, inspira y respira como sistema autónomo:
" -Cuando dos rostros se encuentran al dorso
Un ojo retrae al otro
Y ninguno es la otredad sino la misma Imagen Uno detrás del otro, pero a la inversa".
(Poema 4
Consumación de la carne)
Luis, lo muestra de inmediato, pero luego lo esconde:
¿Dónde está la memoria,
detrás de qué latido se levanta
para enseñar su rostro,
el tesoro que lleva en sus ojeras
de canciones perdidas, de promesas
que nos tiran de pronto hacia otra parte?
(Poema XIX/2
DIARIO CÒMPLICE)
La opresión y la fragilidad en la relación cuerpo-alma se hace presente en estos evocadores versos de Plinio:
"Y huesos mienten rutas
Hilando carnes en falsos cuerpos
Asimilando lámparas descalzas
Enlazadas
Dedos a dedos manos a ojos
Profundizando piedras de desvelos
Caviladas en hondos laberintos
De cuerpos que playan tierra sobre cráneos".
(Poema ¾
Consumación de la carne)
Por su parte, la unión de sensaciones opuestas y el erotismo silencioso, es cultivado por García Montero quien cosecha una conjugación final en la acción conjunta de toda la fuerza de la naturaleza la cual embate con una ternura irreverente cada espacio de la carne:
"Bajo el color confuso de las flores salvajes,
inesperadamente me ofrecías
tu memoria de labios entreabiertos,
unas ropas difíciles, y el rayo
apenas vislumbrado de la carne,
como fuego lunático,
como llama de almendro donde puse
la mano sin dudarlo.
Por el jardín, el ruido de los últimos pájaros,
de las primeras gotas en los árboles".
(Poema X
DIARIO CÒMPLICE)
Estos dos poetas, contemporáneos entre sí, abordan un tema universal, que por más que haya sido usado a través del tiempo y de la historia de la poesía, hacen de estos dos libros, "Consumación de la carne" y "Diario cómplice", dos referentes únicos, que siempre servirán de consulta obligatoria para el quehacer poético de generaciones futuras.
¡A leer poesía! ¡Estas poesías!
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