Que puede hacer un lector ante la poética gris en su decir, enmarañada en el filosofar de su discurso narratológico, ritualmente osca en su desandar de crisis espiritual, díganme que se puede hacer, a no ser, evocar el auxilio de la crítica literaria junguiana como el yo sombra o la individuación *1.
O verlo (el uso de la sombra) desde S. Freud como metáfora del descenso del objeto a la melancolía *2 y para así desde ellas poder explorar estos procesos de destellos literarios que como elementos paratextuales surcan la poética de Adenso Reinoso, quizás como un remedio interior desde la literatura, es decir, ese Yo sombra que todos llevamos dentro usado como arma constructiva y deconstrucción psicológica Derridatiana.
En Adelso, el poeta, el ser humano que más que destellos… es Pedazos de recuerdo en lo que un ser anda desnudo de espíritu, desanda y deambula en la nudez extrema del vacío, llega hasta el borde de un insomnio que lo acorrala entre harapos de recuerdos, un amor delirante humedece desde el océano de su memoria la mano febril que hace el poema… Tu cuerpo es primavera, y en él florezco, / congregado entre tu aroma carroñera/ y juego a ir bordeando entre la cuesta, / en este viaje de culatas y hojas secas:/ rocas carcomidas, / gritos en desnudez:/ que termina en el billete de una cama. Poema IV, pág. 31.
Ciertamente es un poeta que en la sentada sabia que maquina la explosión fugas de un pasado entre estrujes de pieles y convergencia de bocas humeadas, este busca y ara en su memoria detenida como reloj de sol al caer la noche en los recuerdos, cual horizonte de la experiencia existencial y por eso clama, reclama, grita, desdobla tiempo en ritual de desprecio hacia su existencia.
No quiero verte…
No voy a maltratar mis hilos con tu noche… Poema III. Pág. 30.
En la poética de Adelso se husmea una sacudida por el desprecio amoroso, hay humareda de un lívido que envuelve el altar de los amores y el poeta clama a ese amor que golpeo o golpea las campanas frías de su corazón… Ven, / y regresa a mi nombre tus apodos, / intérname en el pasado de tus piernas, / en las caricias de su turno, por lo menos… poema Jardín de memorias. pág. 65.
El metaforismo sensual, casi mordiendo la sexualidad en sus versos el poeta A. Reinoso destella febriles catarsis de honduras poéticas que sin dudas le van a catapultar en el escenario de los jóvenes bardos de su generación…él nos lleva a rondar por el mundo del lívido, la lujuria y la poética fragmentada de una erótica zigzagueante de postura untadas del deseo y provocadora cual las pasiones intimistas trasportadas en las veleidades de la Afrodita o de Oshun permitiéndose así poder explorar el ahondamiento de su alma amorosa como lo expresa en este poema II, pág. 29.
No es tu cuerpo quien me pinta de lujuria
mañanera en aureola y lunas secas,
vagabundo carpintero de las amarras,
no es la llama serpenteante del racimo,
es el chubasco febril
del pensamiento obsceno;
quien nos invita…
Es que ese canto sobrio, dotado de ese escritural tocador de profundidades en la búsqueda de la originalidad poética lo va convirtiendo en un versificador fundacional. Entonces, ahí va Adelso con su dolor, con su desgarramiento espiritual, con sus alas cortadas por las sombras de las heridas del amor y es como si él no se negara a la devastación del alma, a la puñalada que le destroza en pedazos, ahora, no los recuerdos, como el título de su libro, sino el corazón como nos lo dice en la estrofa final del poema anteriormente señalado…
Desampárame a vivir en el beso de tu adiós.
A los kilómetros de mis ansias al remembrarte,
ya no eres el puñado magno de mis votos.
El sol ya no se oculta a nuestros cuerpos
nuestro contraste es más eterno
nuestra caída es más culpable.
Pero olvidamos
que no hay más soledad del que recuerda
que no hubo mas recuerdo si se olvida. Ibidem pág. 65.
En su poética, Adelso Reinoso puede ser él y todos los otros en una espera. Pero no necesariamente tiene que ser él el retrato de sí mismo (como una Gioconda de astral enloquecer), porque igual puede ser la silueta del otro, la sombra urgida del tronar de los otros y los otros ser el otro que no sea él en su recorrido introspectivo como un buscar romper con la estética establecida en el cano del poemar…
Eres como el silencio y la poesía, / Aullido de felicidad que alimenta, / Eres la compañía más fiel en mis mutismos. / Eres metáfora y verdad / Eres el himno mayor en mis sentencias. Poema Runruna, pág. 72.
Así de disruptiva es su poética, como horizonte de la experiencia es el espejo volteado a la pared del alma. Porque si bien, el poeta se canta en su canto, siempre, este será el canto de los otros que como eco existenciales irán descertificando la expectación del pensar del leyente, veámoslo en un trozo de este poema titulado Golondrina pág. 59, el cual dedica a doña Juana Sánchez…
Cobija de las vírgenes angustias, / y del destiempo honesto, … Suelo recordarte en las palabras que se entregan. / abreviatura en descanso, / Electra de golpe inapelable. / Tu silencio no me espanta entre sus años, / te recuerdo como la espera en su carácter/ como una voluntad de luna llena…
En este poeta se contiene un alto contenido en su texto de lo que hemos denominado la Intervocabloidad *3. Ella está tan presente cual si fuera una marcada intención del autor de provocar una implosión emocional y espiritual en el lector…
Este decir poético anda calzado de otroriedad, deambula cual tira colgada de la alambrada desafiante del crudo y viejo viento. En Adelso la poesía encuentra un renovar en los contenidos y el decir de los temas, en esta poesía hay el retorcido anclaje de la melancolía, la resignación a los golpes y sufrimientos de la vida, como queda expuesto en los trozos del poema Estoy en el lugar, págs. 69-70…
aún tengo tu declaración en mis oídos,
tus pechos húmedos,
tu abdomen suave
y tus delicadas piernas
que hacían penar mi timidez
al cesar;
una marca firmaba nuestras entidades.
Es, esta11 de Adelso, una poética que revela el intimismo e introspectiva de la poesía, sin más allá es un poeta que se aborda en el dolor, desgarrado a veces y por qué no, evocado en esa persecución del amor fallido en el que él se desnuda del espíritu que lo atormenta, como quien le da pan a perro ajeno quedándose sin el pan y sin el perro…
Estoy en el lugar queriendo sin poder mutarme,
Hipando sin poder desear.
Estoy en el lugar,
en este pecado maldito que me atrapa
en esta condena casta que me entrego…
Sin dudas es el canto o clamor al amor mal agradecido, como el perro ajeno. Por el que te das, te entrega, te desvive y al final, no te corresponden, ni te reconocen ni se quedan a su lado…
estoy en el mismo lugar donde disipan mis ganas. / Donde ha circulado el recuerdo de sus soplos / y nuestra voz / que ya no produce un baladro.
Y recordemos que la metáfora es la expresión idónea de la vivencia poética…a decir de Israel Rodríguez. *4
En este escritor Santiagués, la apreciación de lo poético no es un canon; sino un constante cambiar a través de su acción de temporalidad.
Es que la poesía es desocultamiento del Ser.
Es enigma, es lo sutil y lo obvio sustentado por la doblez cubierta por sábanas de sinestesia, envolvimiento de metonimia, de metáforas emocionales como lenguaje del inconsciente donde "toda lectura es una reescritura de la propia identidad" como dice N. Holland, en su libro: e 5 Readers Reading *5…
Porque como nos expresa J. Lacan: el lenguaje (yo digo literatura) es fundamental para representar al sujeto, tanto lector como escritor. En ellos han de aflojar la incertidumbre textual que nos transporta a una concepción del lenguaje en el que dicho entramado es el vacío el cual solo puede ser llenado por las pretensiones dictadas por el autor en su dar de multiplicidad de sentido en el quehacer literario.
Una poética que como todo proceso creador incorpora perspectivas más allá del límite es la hecha por Adelso, sí, un poeta que acoge y recoge de lo propio y lo singular, un escritor que en él incorpora un lenguaje del poemar muy particular en el que afloran y adornan sus conflictos psicológicos-existenciales, su murmuración de rebeldía bajo su voz templaria.
Adelso Reinoso, es un poeta que pule con el cincel de las palabras el verso que construye el poema embalsamo del dolor existencial, del misticismo época y de lo cotidiano que en apariencia va muriendo en el espacio en blanco, pero es creciéndose en el alma devoradora del leyente intrépido.
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