El poemario Azúcar, Cayo y Puerto: La Epopeya del Batey Central Barahona, de Juan Matos, no es solo un ejercicio literario: es un grito de memoria, un archivo lírico que recoge las voces silenciadas del batey, un testimonio poético que dignifica la historia de quienes fueron invisibilizados por décadas de explotación y abandono.

Juan Matos —nacido y criado en el propio Batey Central de Barahona— convierte la poesía en herramienta de resistencia y justicia. Su libro no habla del batey: lo encarna. Lo transforma en sujeto colectivo, en cuerpo doliente, en emblema de una identidad que se resiste a desaparecer. La obra no idealiza el pasado; lo enfrenta. No romantiza la miseria; la denuncia. Y lo hace desde una escritura profundamente lírica, sensorial y comprometida.

Azúcar, Cayo y Puerto es, ante todo, una epopeya afrocaribeña. A través de versos cargados de símbolos como la caña, el trapiche, el machete, la locomotora o el guarapo, Matos levanta una narrativa épica desde el margen. Figuras como Osamí, Mamá Degá o Cologüí no son meros personajes: son encarnaciones de la mujer negra, del pueblo bateyero, de la herencia afrodescendiente, de la dignidad invicta.

El poema “Osamí es bateyera” se destaca como núcleo emocional del libro. Allí, el dolor se vuelve voz, el grito se hace verso, y el nombre de Osamí se repite como mantra, como bandera, como raíz. La reiteración del “¡Me duele!” y del “¡Que yo soy bateyero!” no solo reafirma una identidad negada, sino que construye una oralidad insurgente, casi afrocantábile, ideal para la declamación y la pedagogía popular.

Matos, heredero de la poesía postumista y de la tradición sorprendida, logra que lo local se vuelva universal. Su obra conmueve no solo por lo que dice, sino por cómo lo dice: con belleza, con música, con cuerpo. El lenguaje del poemario es profundamente criollo, encarnado en términos como cachispa, centrífuga o melaza, y su tono fluctúa entre la melancolía y la rebelión, entre la elegía y el canto colectivo.

Poemario de Juan Matos.

Pero Azúcar, Cayo y Puerto no se queda en la estética. Es también una herramienta educativa y política. Su publicación en 2017, coincidiendo con el centenario del Batey Central, tuvo un carácter conmemorativo, respaldado por organizaciones como La Familia Bateyera. La decisión del autor de ceder los derechos del libro para su distribución gratuita en escuelas y centros culturales subraya su vocación pedagógica y su deseo de transformar la poesía en acto de justicia social.

Este poemario levanta un batey de papel donde la memoria puede echar raíces. Sus versos son trincheras, sí, pero también son semillas. Son cicatrices, pero también son cantos. Matos demuestra que la poesía —cuando es ética, estética y encarnada— puede ser archivo, puede ser denuncia, puede ser acción.

Y ante la pregunta crítica que subyace en toda la obra —¿puede la poesía transformar la realidad?—, Juan Matos responde sin vacilación: sí, si la poesía es arma, si es semilla, si es memoria.

En tiempos de desmemoria, Azúcar, Cayo y Puerto es una obra urgente.

Una epopeya escrita con machete en mano.

Una trinchera donde aún arde el guarapo.

Una patria posible que nace desde los márgenes.

Ike Méndez

Poeta, educador y ensayista

Ike Méndez es ensayista y metapoeta dominicano. Coautor de obras como *"San Juan de la Maguana, una Introducción a su Historia de Cara al Futuro"* (Primer premio en el Concurso Nacional de Historia 2000) y *"Símbolos de la Identidad Sanjuanera"* (Segundo premio en 2010). Ganó el Segundo premio en el Concurso de Literatura Deportiva “Juan Bosch” (2008) y colaboró en la serie *"Fragmentos de Patria"* de Banreservas. También coeditó las antologías *"Voces Desatas"* (poesía, 2012) y la primera antología de cuentistas sanjuaneros (2015). Ha publicado seis poemarios: *Al Despertar* (2017), *Flor de Utopía* (2018), *Ruptura del Semblante* (2020), *Baúl de Viaje* (2022), *Al Borde de la Luz* (2023) y *El Joyero de Ébano* (2024), que reflejan una evolución poética constante. E-mail: jemendez@claro.net.do

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