En un país donde la centralización del arte sigue siendo un desafío, el director y dramaturgo Haffe Serulle emerge como un visionario incansable, un gestor cultural comprometido con el teatro como herramienta de transformación social. Su más reciente proyecto, impulsado a través del Grupo Teatral METAMORPHO, tiene un objetivo claro y ambicioso: descentralizar el teatro en la República Dominicana, creando colectivos teatrales en cada rincón del país.
La propuesta de Serulle nace de una necesidad urgente: llevar el teatro más allá de los grandes escenarios urbanos y hacerlo accesible para comunidades que, hasta ahora, han quedado al margen de la experiencia teatral. Este proyecto se articula a través de cinco jóvenes actrices —Erika Martínez, Mabel Jiménez, Michelle Cruz, Nathalie Santos y Dilianny Tamariz—, todas estudiantes de término de Arte Dramático en la Escuela de Bellas Artes, quienes liderarán colectivos en distintas localidades del país.

La idea es clara y profundamente revolucionaria: no se trata solo de representar obras, sino de construir espacios de formación y cohesión social, donde el arte dramático sea una herramienta para el debate, la reflexión y el fortalecimiento comunitario. En un contexto de desigualdad y acceso limitado a expresiones culturales, esta iniciativa plantea el teatro como un acto de resistencia y un vehículo de transformación social.
Haffe Serulle tiene claro que para que este sueño se materialice y perdure, necesita trascender lo individual. En su propuesta, ha planteado la posibilidad de integrar el proyecto dentro de la Escuela de Bellas Artes y del propio Ministerio de Cultura. Según él mismo explica:
“He hablado esto con la actual directora de Bellas Artes para que, en lugar de que sea un proyecto personal, se convierta en parte de la Institución. Así, en pocos años, tendríamos una representación significativa de grupos teatrales, que ya no los hay en el país. El Ministerio de Cultura podría tomar esta iniciativa para ampliarla y darle cobertura nacional.”

El proyecto, de consolidarse, significaría una auténtica revolución cultural en el país. Crear colectivos teatrales en distintas provincias no solo fortalecería la identidad artística dominicana, sino que permitiría un acceso equitativo a la cultura, democratizando el arte y abriendo espacios para el diálogo y la crítica social.
La descentralización del teatro no es un camino fácil. En un contexto donde el apoyo institucional a las artes escénicas es limitado, la sostenibilidad del proyecto exige una estrategia clara: financiamiento, formación de públicos y un compromiso estatal que garantice la expansión de estas células teatrales. Además, el proyecto de Serulle enfrenta el reto de transformar la percepción del teatro en las comunidades.
Para que estos colectivos prosperen, es necesario que el público se sienta parte de esa experiencia, que las historias que se narren en las tablas reflejen las realidades y sueños de la gente. No se trata solo de hacer teatro, sino de construir comunidad a través del arte.
Lo que Haffe Serulle propone con el Grupo Teatral METAMORPHO es mucho más que un proyecto teatral: es un acto de siembra cultural. La creación de colectivos en cada rincón del país significa dejar un legado, construir memoria y fortalecer el tejido social a través del arte.
En un país donde la cultura a menudo se ve relegada a un segundo plano, esta iniciativa propone un modelo alternativo: el arte no como un privilegio, sino como un derecho.
Serulle, con su visión incansable y su espíritu subversivo, apuesta por una red teatral que permita a los jóvenes creadores desarrollar su talento, explorar nuevas narrativas y, sobre todo, devolverle al pueblo su voz en el escenario.
Haffe Serulle no solo está sembrando teatro; está sembrando conciencia. En cada puesta en escena, en cada joven que lidera un colectivo, está creciendo un país más justo, más crítico y más consciente de su propia voz. El teatro, en su visión, es una semilla poderosa. Y esa semilla, bajo su incansable gestión, ya ha comenzado a germinar.
Con esta visión, Serulle proyecta un modelo que trasciende las fronteras dominicanas, inspirando una descentralización cultural en el Caribe y América Latina. Si esta red de colectivos se expande y florece, no solo estaremos ante una revolución teatral, sino ante un cambio profundo en la manera en que entendemos el acceso al arte y la cultura. Un teatro para todos y en todas partes: un sueño que, bajo la dirección incansable de Haffe Serulle, ya ha comenzado a escribirse en la historia cultural dominicana.
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