La madurez de nuestra industria turística requiere una estrategia de especialización del destino centrada en el mejoramiento progresivo del “producto turístico”. Para la política pública eso implica no solo el remozamiento de playas y balnearios sino también multiplicación de atractivos y lanzamiento de nuevos proyectos estatales. Penosamente algunas de las intervenciones necesarias parecen tener fogaraté porque languidecen en el olvido. Algunas de ellas se perfilan más abajo, con enlaces para una exploración más a fondo de las problemáticas respectivas.

Acuífero del Este. – El acuífero se agota porque la succión de agua del subsuelo por los pozos hoteleros es de tal magnitud que pone en peligro tanto la agricultura regional como la misma hotelería. El INDHRI ha detectado intrusión salina a 12 kms de Punta Cana y a 14 de San Pedro de Macorís. Urge pues optar por las plantas de desalinización con copatrocinio público-privado.

Pandemonio de Bávaro-Punta Cana. – El desordenado y caótico desarrollo urbano de este destino requiere de urgente atención so pena de arrabalizar aún más los entornos. Se requiere elevar a municipio el Distrito Municipal de Verón-Punta Cana, consensuar un plan de ordenamiento territorial y desarrollar un plan de desarrollo urbano que embellezca y ordene los entornos.

Hoteles del Estado. – A 61 años de la muerte Trujillo todavía hay 21 hoteles heredados de la dictadura que hacen una competencia desleal al sector hotelero privado en una economía de mercado. La vox populi señala que sus arrendamientos son canonjías políticas que no compaginan con el gobierno del cambio. El producto de las ventas podría financiar el centro de convenciones, un parque temático en Isla Catalina y hasta un teleférico para el Pico Duarte.

Sans Souci. – A los 17 años del Congreso haber concesionado ese puerto a una empresa privada para incrementar el flujo de cruceros y desarrollar un enorme proyecto inmobiliario el lugar languidece sin que se vislumbre el despegue del ansiado proyecto. Resulta necesario la mudanza de la Armada a sus instalaciones de Andrés, pero algunas voces culpan por el estancamiento al negocio del almacenamiento portuario. Mientras, la capital no recibe de los cruceros más de US$100 millones anuales para dinamizar su economía.

Municipios Turísticos. – Lugares como Las Terrenas, Cabarete, Sosua, Boca Chica, Verón, Miches, Nagua, Pedernales, Juan Dolio, Bayahíbe y Cabrera requieren de un remozamiento constante para mejorar la imagen del país. De hecho, la Ley No.176-07 sobre los municipios indica que los prioritarios para ser intervenidos son aquellos de “un marcado interés turístico”, pero nadie ha puesto caso a eso hasta ahora. La LMD, FEDOMU y ADODIM deben acoplar esfuerzos con el MITUR.

Protocolos de Seguridad Sanitaria. – En el 2005 se creó la Comisión Nacional de Salud y Turismo “para promover e implementar el desarrollo del Plan Nacional de Salud y Turismo y realizar los programas que garanticen la salud integral de todas las poblaciones y sectores involucrados en actividades turísticas.”  Sin embargo, ese Plan nunca se elaboró y ahora, después de la pandemia de la COVID-19, la necesidad de blindar a nuestros resorts sanitariamente es urgente y esencial.

Incentivos, impuestos y tasas. – Siendo una industria madura y no “naciente”, ya el turismo no requiere los incentivos fiscales de que ha disfrutado por décadas. Su obligación tributaria la determinará el Ministerio de Hacienda cuando se logre un Pacto Fiscal, pero desde ya se pueden ir proponiendo fórmulas que puedan ser acogidas por los empresarios. El monto de la Tarjeta de Turismo debe aumentarse y debe hacerse una revisión de las tasas aeroportuarias para determinar si son competitivas. También habrá que establecer un mecanismo para la devolución de los impuestos a los turistas por sus compras locales.

Centro de Convenciones de SD. – Desde que en el 1996 se hizo el primer estudio sobre esto no se ha logrado dar el primer paso para que nuestra capital pueda competir con San José, San Juan de Puerto Rico, La Habana y otras ciudades de la región. Recientemente se declaró de utilidad pública el solar del antiguo Hotel Hispaniola para eso y el gobierno anunció que IFEMA de Madrid tendría a su cargo el diseño y desarrollo del centro. Pero después de eso no se ha sabido nada, a pesar de los inmensos beneficios económicos que tendría el centro para la capital.

Turismo inmobiliario. – Entre los segmentos complementarios del mercado turístico que podemos explotar (salud, aventura, comunitario, ecoturístico, deportivo, etc.) el del turismo inmobiliario es el de mayor auge actual. Su arrollador desarrollo está siendo impulsado muy exitosamente por las plataformas de alquiler que, como Airbnb, ofrecen una deseable alternativa a la hotelería. ADETI y el MITUR deben copatrocinar un estudio profundo para establecer normativas y espolear la inversión nacional privada a fin de contribuir a una mayor derrama de los beneficios del turismo.

Nuevos iconos promocionales. – Ya no somos ni “el secreto mejor guardado del Caribe” ni lo tenemos todo. Nuestras playas tampoco compiten con Bahía de la Gracia en las Islas Turcas o algunas de las de Cuba. Pero tenemos un par de activos de potencial impacto colosal en nuestro mercados emisores que nos negamos a explotar: la bachata y los peloteros de Grandes Ligas. Nuestra promoción en CNN debe proyectar estos iconos porque las playas ya son activos cansados.

Mercado escandinavo. – El retorno de la línea aérea sueca Sunclass presenta una oportunidad sensacional para seducir el codiciado mercado escandinavo. Al pertenecer a un turoperador de grandes pretensiones, esta línea aérea podría proveer el filón de los turistas de más altos gastos preferidos por los destinos de clima cálido. Pero para ello se requiere de un esfuerzo muy deliberado y perseverante de parte del MITUR y los turoperadores locales a fin de desarrollar paquetes vacacionales que apelen a las preferencias por las “experiencias auténticas”.

Promoción de la derrama económica. – El “todo incluido” representa, porque impone la permanencia en el hotel, una camisa de fuerza que impide que haya una mayor derrama de los beneficios económicos del turismo entre la población. Pero las tendencias del mercado turístico que favorecen las experiencias auténticas proveen una gran oportunidad para que ese modelo de negocio evolucione al incorporar atractivos y experiencias externas. Es un objetivo nacional de desarrollo esparcir esos beneficios a la población y a los territorios remotos del país.

Proyecto áreas protegidas. – De las 122 áreas protegidas existentes hay solo 16 que tienen planes de manejo y un presupuesto medianamente suficiente. La docena que recibe turistas extranjeros debe ser intervenida par mejorar sus servicios e instalaciones, lo cual se puede lograr con un préstamo del BID. Ese préstamo deberá proveer los recursos necesarios para elaborar e implementar planes de manejo y para ejecutar el plan que ya existe (gracias a The Nature Conservancy) para el Parque Nacional Cotubanama.

Rescate y racionalización del patrimonio histórico. – A pesar de que se soslaya su importancia, el patrimonio histórico del país está lleno de atractivos que pueden apelar a los turistas extranjeros. Se requiere un proyecto del BID para preservar la “carcasa patria”, además de reubicar y repensar algunos de sus componentes en Santo Domingo.  Uno de los que más urge de reconversión es el caduco Faro a Colón, un armatroste que debería mejor exaltar la figura de Juan Pablo Duarte.

Balnearios de ríos.-  Preparando los 20 balnearios de río mas visitados por la población se podría conseguir su mejor esparcimiento y, además, lograr que los huéspedes de hoteles ansíen mezclarse con la población en estos idílicos lugares. Se requieren aptos senderos, baños públicos, centros de visitantes y otras amenidades en esas ubicaciones para mejorar la recreación de la población y diversificar nuestra oferta de atractivos turísticos.

Por supuesto, hay otras iniciativas que el MITUR puede y debe abordar. Una es el de hacer que el país compita con Miami como hub de cruceros, otra reducir sustancialmente la contaminación sonora en los enclaves turísticos, otra crear servidumbres de paso para el acceso a las playas y negociar con los propietarios de los terrenos de Boca Chica para encontrar una solución a su desarrollo turístico. Los dos más grandes proyectos turísticos del gobierno, Cabo Rojo y Punta Bergantín, también deberían ser responsabilidad del MITUR. Pero basta con que acometa tres de los señalados al principio para que el año y medio que queda de esta gestión se corone de éxitos.