El uso de los zancos es un juego presente en la isla de Santo Domingo desde la época de la colonia, sobre todo usado por los negros africanos en sus celebraciones, al día de hoy el juego sigue presente, aunque se ha transformado.

Sobre el termino el diccionario de la Real Academia Española REA, refiere: "Cada uno de los dos palos altos que, con soportes para apoyar los pies, se usan en danzas y juegos de equilibrio. En el circo hay equilibristas que andan sobre zancos".

Zancos en el desfile nacional de carnaval dominicano. Foto fuente externa.

La historia refiere que, en ciertas regiones de África, se prohibía la utilización de zancos a las personas normales, por ser esta prerrogativa exclusiva de los sacerdotes al ejecutar sus rituales mágicos. Los Ketou realizaban danzas y representaciones en las que aparecían divinidades que iban montadas en zancos para distinguirse de lo terrenal refiere la obra "El Zancudo, a medio camino del cielo y la tierra".

Los niños, cuando ven un zancudo, creen encontrarse ante un personaje salido de los cuentos o la televisión, lo admiran y al mismo tiempo lo temen. En la República Dominicana, en las fiestas patronales de los pueblos es muy común encontramos con los zancos, así como en celebraciones del carnaval y en las fiestas familiares que ahora llaman horas locas.

Los Zancos no tienen un origen preciso, se supone que se inventaron por necesidad. Sabemos, sin embargo, que esta peculiar técnica de andar elevado ha sido adoptada en todo el mundo. Muy peculiar es el uso de los mismos por los pastores landeses. Estos, inclinados sobre sus zancos de madera de 1 m., envueltos en piel de cordero

Historiadores estiman que los zancos fueron utilizados por primera vez en Poitou en 1130, basándose en artículos y descripciones de los viajeros, así como en la representación sobre el tímpano de la iglesia de Parthenay de un zancudo. Del siglo XVII datan los primeros grabados de pastores solitarios vigilando su rebaño, llevando una vida filosófica, perdidos en la naturaleza y en conexión con ella.

Otros historiadores también indican que los holandeses encargados del secamiento de los pantanos en el Poitou Bajo y Burdeos, podrían ser el origen de la introducción de los zancos en las Landas al principio del s. XVII, con el fin de franquear las zonas húmedas y pantanosas. En Japón y en la Sierra de Gredos se usaban para realizar travesías entre poblaciones incomunicadas por la nieve. En Camerún eran utilizados para caminar en zonas en que abundaban las alimañas por el suelo y en celebraciones especiales se realizaban la Danza Ritual de los Zancos.

Comparsa de zancos en el Desfile Nacional de Carnaval. Fuente externa.

Los zancos han llegado más allá del rito y del uso, por eso los zancudos ahora andan, saltan y bailan desafiando las leyes del equilibrio. Un ejemplo de esto son los bailes que los grupos folklóricos landeses reciben de sus antepasados, gente corriente bailando endiabladamente encima de sus zancos, danzando al ritmo de tonadillas rústicas y flautas de pastores acompañadas por palmas, cánticos y el ruido de los zuecos, ahora convertidos en violines y acordeones.

Mientras que, visto desde la Danza Ritual de los Zancos de Anguiano, en la que los danzantes ataviados con un ropaje colorista: camisa azul, chaleco coloreado, faldón amarillento, enaguas y zapatillas blancas con cordelaje negro, bailan los llamados "Troqueaos". En la historia encontramos celebraciones como la Namur, que en sus bailes y competiciones entre ejércitos de zancudos maravillaron a personajes como Pedro el Grande y al mismísimo Napoleón Bonaparte.

Vestidos con trajes chillones y con máscaras grotescas, las figuras de personajes andando sobre zancos ya son tradicionales en carnavales, festivales y grandes desfiles en la región del Caribe y toda Latinoamérica. Otra referencia que recoge la historia de los zancos en la humanidad, es que el mismo Goya, en un cuadro destinado al despacho del rey Carlos IV (1791), que actualmente se encuentra en el Museo del Prado, dibuja a dos jóvenes zancudos acompañados por dulzaineros. Pero también famosos pintores como Dalí y Brueghel representan zancudos en sus cuadros, valoradas estas pinturas en millones de pesos en la actualidad.

Así mismo podemos hablar del uso deportivo de los zancos como reto, desafío, competición, como refieren los investigadores lo que ha ocurrido desde el siglo XIII en la localidad francesa de Dax, conocida como la ciudad europea por realizar las carreras de zancos más importantes del mundo, lleva a cabo todos los años; en Barcaccia en la fiesta de la Uva. En 1893 en Burdeos las carreras de zancos ocupaban las portadas de los periódicos, y en 1891 un panadero de las Landas recorrió sobre zancos la distancia que separa París de Moscú en 58 días.

En el país los zancos han sido parte durante muchos años del llamado Teatro de Calle, una actividad que viste de arte y cultura a las urbes que le permiten manifestarse. Uno de los dominicanos que ha puesto en valor este juego es Guillermo Liriano, un duende que se encarama en unos zancos para divertir a la gente. Liriano desde las alturas ha interpretado todo tipo de personajes, incluyendo al carnavalesco Califé.

La Zona Colonial a toda su anchura le ha servido como escenario al zanco y las ocurrencias del duende gigante llaman la atención de turistas y criollos. Cuando Liriano se apea de los zancos toma nuevas formas. Puede aparecerse como una estatua viviente o como un clown. En estos tiempos los zancos se han reinventado en el país, por eso ahora son estatuas vivientes, mimos, payasos, personajes del carnaval y malabaristas. Liriano también se dedicado a enseñar la técnica de construir y montar zancos a los niños dominicanos.

Los zancos poseen un mayor atractivo porque pueden enriquecerse con elementos de las otras técnicas. Estas herramientas, por lo regular hechas de madera y cubiertas de colcha en la parte superior, eran utilizadas por antiguos pastores europeos para visualizar el ganado desde lejos. Una revista especializada en el folklore español refiere, que, Si algún animal se extraviaba en terreno pedregoso o pantanoso, los campesinos recurrían a los zancos para librar los obstáculos y seguir a los animales.

Con este articulo queremos poner en valor los zancos como juego popular, que puede tener una clara aplicación educativa, deportiva y lúdica, además de ser elementos que han sido utilizados para traspasar ciénagas, recorrer largos trayectos, recolectar frutos, vigilar el ganado, y que forman parte del folklore de nuestros pueblos.

Utilizando zancos en la educación, no sólo recogemos una actividad tradicional y con una fuerte implicación cultural, sino que también nuestros alumnos pueden construir sus propios zancos como una asignación más, desarrollar competencias de equilibrio, confianza, ritmo, coordinación, destreza de forma individual como colectivas, teatralizar con los zancos puestos y la modificación de la forma de desplazarse, que supone la resolución constante por parte del alumno de pequeños problemas motrices. En definitiva, fabrícate unos zancos, súbete a ellos, aprende y disfruta. Hasta la próxima semana.

Referencias
Aguado, X. "El Zancudo, a medio camino del cielo y la tierra". 1990.
Grunfeld, F. Juegos de todo el mundo. Ed. Edilan, 1983.
Moreno, M. Juegos y deportes tradicionales en España, Ed. Alianza, 1990.

https://listindiario.com/entretenimiento/2008/10/14/77208/el-teatro-de-calle-sobrevive.html. Recuperado el 1 de marzo del 2025.

Jonathan De Oleo Ramos en Acento.com.do

Jonathan De Oleo Ramos

Antropólogo Social, Investigador, Gestor Cultural,

Jonathan De Oleo Ramos. Correos: jonathan.deoleoramos@gmail.com jdeoleoramos@ccny.cuny.edu Académico e investigador dominicano, doctorando en Educación con orientado a la Investigación, Docencia y Liderazgo. Antropólogo y Cientista Social. Especializado en Antropología de la Alimentación; Políticas Culturales; Ciencias del Folklore; Estudios Afrolatinoamericanos; Derechos Humanos; Periodismo Cultural; Masculinidades y Pedagogía Sistémica. Becario Mellon del Dominican Studies Institute the City College New York, CUNY DSI, como académico, investigador y docente de Studies Afro-Dominican Cultural Manifestations of the Colin Powell School for Civic and Global Leadership. Experiencia en proyectos vinculados a su línea de investigación. Miembro Comisión de Historia, Instituto Panamericano de Geografía e Historia; Federación Mundial de Estudios Culturales y Asociación Internacional de Cultura Tradicional. Autor: Cofradías Dominicanas del Espíritu y Antropología del Plátano, Coautor: La muerte y el día de los Muertos: Una Mirada Antropológica en América Latina.

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