En medio de las transformaciones que vive el suroeste dominicano, impulsadas por el megaproyecto turístico de Cabo Rojo, Barahona también busca su espacio como provincia ecoturística. Lo hace desde una propuesta basada en el desarrollo sostenible, el fortalecimiento de la economía local y el aprovechamiento responsable de sus recursos naturales, especialmente el larimar, la piedra que solo se encuentra en esta región del mundo.

El Ministerio de Turismo (Mitur) registró 8 hoteles en el primer trimestre del 2025 en esta provincia, apenas el 2.04 % de los 392 registrados en todo el país. Estos tienen 77,908 habitaciones hoteleras, de las cuales 280 están en la llamada “perla del sur”, o el 0.35 %.

Barahona y sus comunidades como La Ciénaga y Bahoruco, están en la mira de inversionistas turísticos que visualizan la perla del sur como emblema identitario de la región. Villas, clubes de montaña, hoteles boutique y complejos vacacionales están en etapa de planificación.

Según el director del Clúster Turístico y Productivo de Barahona, Rafael Nazario, esta inversión podría frenar la migración juvenil hacia otras provincias o el extranjero.

“La mayoría de los jóvenes de la zona terminan emigrando por falta de oportunidades. Este tipo de proyectos les da una razón para quedarse, formarse y trabajar. Lo mismo ocurre con el desarrollo de Pedernales, que se está viendo como un aliento para toda la región”, señaló en conversación con ACENTO.

El Banco Central dominicano (BC) destaca que el 0.6 % de los extranjeros no residentes que llegaron a República Dominicana durante el 2024 fue por motivo de ecoturismo. El porcentaje es pequeño, pero se traduce a 51,214 de los 8,535,742 que visitaron el país por ocio.

Si bien los viajes sostenibles aumentaron luego de la pandemia COVID-19, en la década de 1980 surgió la idea de viajar conscientes en la conservación del medio ambiente y la participación local en el sector como forma de bienestar. A esta actividad se le denominó ecoturismo

A nivel global, Statista destaca que el ecoturismo movilizó US$ 196,000 millones en 2023, cifra que podría ascender a US$ 562,000 millones en 2032, debido a que el 85 % de los viajeros consideran que el turismo “verde” es importante.

Diversificar y complementar

El Ministerio de Turismo (Mitur) informó que entre 2021 y 2022, la provincia tuvo una inversión de RD$ 153.1 millones en la construcción de cuatro obras. 

Quizás la palabra clave del renglón de hoteles, bares y restaurantes del 2025 sea diversificar la oferta de sol y playa, cuya calidad de playas motivó al 50.5 % de los extranjeros no residentes a visitar el país durante el 2024.

El director ejecutivo Clúster Turístico y Productivo de Barahona afirmó que, aunque cada clúster tiene su agenda, están conectados por objetivos comunes. “Tenemos un grupo entre los clústeres del suroeste, trabajamos bastante de la mano. Se han presentado proyectos en conjunto a diferentes autoridades”.

Los clústeres turísticos de Barahona, Pedernales y otras provincias del suroeste están trabajando de manera conjunta, con el objetivo de consolidar una oferta unificada que combine naturaleza, cultura, minería artesanal y sostenibilidad. 

Destacó el impulso al concepto de multidestino, un modelo que permitiría integrar las ofertas de Barahona, Pedernales, Azua y San Juan para atraer un “turismo más diverso, sostenible y con mayor impacto en las economías locales”. Esta región está pensada para desarrollar su turismo bajo la oferta complementaria del nuevo destino turístico de Cabo Rojo, que cuenta con una inversión de US$ 2,245 millones, conforme la Dirección General de Alianzas Público-Privada (DGAPP). 

El turismo es uno de los principales motores de la economía dominicana, ya que contribuye a la generación de empleos, captación de divisas, atraer inversión extranjera y el desarrollo socioeconómico de las zonas impactadas.

El informe Oportunidades de las mipymes dominicanas en el sector turismo, elaborado por la Asociación Nacional de Hoteles y Turismo (Asonahores), indica que las demarcaciones de Barahona registran 3,171 micro, pequeña y medianas empresas (mipymes) dedicadas a la actividad turística. A esta les siguen San Juan (3,766), Azua (3,233), Peravia (3,049), Bahoruco (1,279), Independencia (630) y Pedernales (680).

Nazario destacó los yacimientos del larimar, donde detrás de cada fragmento de larimar hay una cadena de saberes, trabajo comunitario, historia y cultura. Convertir esa herencia en una experiencia turística respetuosa con el medioambiente y rentable para sus protagonistas podría ser el primer paso para que el suroeste dominicano brille con luz propia.

“Tenemos algo único en el mundo. Solo falta creérnoslo”, destacó el director del clúster, haciendo referencia a la minería del larimar, pectolita que está declarada como piedra nacional de República Dominicana y emplea de manera directa a 700 mineros, según el Ministerio de Energía y Minas.

El reto de atraer crucerista

Uno de los proyectos más concretos que conecta a Pedernales y Barahona ha sido el diálogo con líneas de cruceros internacionales. En cifras, Pedernales recibió sus primeros 9,590 cruceristas en 2024.

Nazario afirmó que los operadores internacionales ya han señalado la necesidad de ampliar la oferta complementaria de la región. En ese contexto, Barahona emerge como una posible segunda parada. “La misma línea de crucero nos dijo: ‘Lo que les falta a ustedes es una parada en Barahona”, comentó.

El puerto de Barahona cuya construcción requerirá RD$ 712.9 millones está pensado para recibir cruceros de menor tamaño, lo que permitiría una mayor frecuencia de atraques: “uno cada semana o incluso varios en una misma semana, a diferencia de los grandes cruceros que requieren más logística y tiempo entre visitas”.

Esto no solo aumentaría la visibilidad internacional de Barahona, sino que “activaría una cadena de valor que beneficiaría a guías turísticos, artesanos, transportistas, restaurantes, hoteles y decenas de pequeños negocios de servicios”.

En 2004, el Congreso Nacional declaró la provincia como ecoturística y dispuso a otorgar por un período de seis años la entrega de RD$ 100 millones para dedicarlos a la creación de infraestructura y promoción de las potencialidades de la provincia como receptor de inversiones.

En Barahona se reconoce que sin inversión privada no habrá desarrollo sostenible. Pero esa inversión debe llegar con regulaciones, incentivos y condiciones adecuadas. “El Estado debe ser facilitador, regulador, pero no puede ser el único motor”, afirmó. Además, el país cuenta con la Ley 158-01 que establece los incentivos fiscales a las inversiones dirigidas a ampliar los polos turísticos.

El ministerio de Turismo (Mitur) indicó que el remozamiento de las playas Los Patos y El Quemaíto conllevó una inversión de RD$ 83 millones, mientras la reconstrucción de la vía de acceso de la playa Saladilla tuvo un monto de RD$ 45 millones.

La visión del clúster es integral: crecimiento económico que venga acompañado de inclusión social y protección ambiental. “Eso implica abordar temas como salud, educación, seguridad laboral y jurídica, agua y manejo de residuos sólidos. Todo ello con el objetivo de que la transformación turística y económica beneficie también a las comunidades”, expresó Nazario.

Y no es para menos. El informe BID Economics resaltó que el turismo demanda el 43 % de la energía, un extranjero consume tres veces más agua y genera el 40 % de los residuos sólidos y “aún así es deficiente su gestión en materia de reciclaje”.

Aumentar inversiones resilientes en infraestructura terrestre, portuaria, hídrica y de saneamiento, así como adoptar buenas prácticas en gestión de residuos y proyectos de energías renovables y eficiencia energética en el sector turismo”, ejemplificó.

El organismo internacional sugirió fomentar la inversión privada para desarrollar nuevos destinos, modelos de negocio y segmentos. Destacó que hay que consolidar incentivos ya existentes para empresarios y trabajar con ellos a fin de alcanzar mercados desaprovechados.

Una apuesta regional con identidad

El turismo sostenible es una alternativa del tradicional todo incluido que fomentan las actividades que tienen como objetivo hacer un uso consciente de los recursos naturales. Barahona oferta este tipo de viajes, proporcionándole al crucerista y extranjero no residente lugares como Cueva de la Virgen, Polo o San Rafael.

Aunque el foco gubernamental ha estado en el desarrollo de Cabo Rojo, Barahona busca posicionarse como un destino complementario con una oferta distinta: más auténtica, más conectada con su gente y con una riqueza cultural que se expresa en su gastronomía, sus fiestas patronales y su relación histórica con el mar Caribe y la Sierra de Bahoruco.

El Ministerio de Turismo (Mitur) ha jugado un rol importante en respaldar estas iniciativas. Según el Clúster, se han fortalecido eventos culturales, apoyado patronales y respaldado proyectos de infraestructura, aunque reconocen que aún hace falta más articulación institucional.

“Hay que tener una pasión muy grande, enamorarse mucho de un lugar para ir a poner su dinero ahí. Por eso hay que crear los incentivos, porque si no, ese dinero se va para otro lado”, concluye la representante del clúster. Y Barahona no quiere seguir siendo “ese otro lado. Aspira a ser protagonista”.

Karla Alcántara

Periodista. Abanderada por los viajes, postres y animales. Ha escrito sobre economía, turismo y cine. Ha cursado diplomados sobre periodismo económico impartido por el Banco Central, periodismo de investigación por el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, finanzas por el Ministerio de Hacienda y turismo gastronómico por la Organización Internacional Italo-Dominicano.

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