La idea de la necesidad de dotar a nuestra Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de un Instituto que pudiese abordar las problemáticas de las estadísticas nacionales, las estimaciones demográficas y los estudios de población y desarrollo germinó hace unos cuatro años en unos de mis habituales encuentros tertulianos con el actual Decano, Dr. Antonio Ciriaco y el encargado de la Dirección de Investigación, Dr. Amaury Pérez.
Aunque con variados matices, durante el proceso de concreción de esa idea, se fue perfilando lo que desde su génesis se sustentó en la imperiosa necesidad de fortalecer desde la academia las estadísticas nacionales en general, y en especial las demográficas, siendo nuestra Universidad la pionera en la formación en estadística y demografía, que ha formad la inmensa mayoría de profesionales de la Estadística, y la única que cuenta con una cátedra de Demografía que administra las asignaturas Estadísticas demográficas, que se imparte a estudiantes de las carreras Economía, Sociología, Historia, Antropología y Geografía, y las Demografía I y II de la carrera de Estadística.
El Instituto de Estadística y Demografía que hoy inauguramos formalmente parte del reconocimiento de los acelerados cambios que se han producido a nivel planetario en las últimas décadas en la oferta, demanda, accesibilidad, distribución y difusión de estadísticas disponibles a nivel mundial, regional y local, tanto en el ámbito del sector público como del privado, lo que constituye, sin dudas, una verdadera revolución de la información.
Esta explosión (boom) de las estadísticas, ha sido propiciada, primero, por el uso masivo de tecnologías de información y comunicación (TICs), la Internet, las herramientas de gestión, almacenamiento y recuperación eficiente de grandes cantidades de datos como SQL Server; de software para procesamiento y análisis de datos más amistosos con los usuarios no informáticos que permiten realizar análisis estadísticos complejos, modelado y predicciones (STATA, R, SPSS, SAS); de herramientas de exploración y manejo relacional diseñadas para procesar y georreferenciar grandes volúmenes de datos (tales como Big Data, Minería de Datos, Sistema de Información Geográfica).
La irrupción de nuevas tecnologías disruptivas como BIG Data e Inteligencia Artificial han perfilado un nuevo campo interdisciplinario denominado Ciencia de Datos, que si bien utiliza métodos científicos, procesos, algoritmos y sistemas combinando conocimientos de diversas áreas como matemáticas, programación e inteligencia artificial, las herramientas de análisis estadístico como la minería de datos y los modelos de regresión, constituyen sus fundamentos para extraer conocimiento y perspectivas valiosas de grandes conjuntos de datos estructurados y no estructurados.
De otro lado, el vertiginoso incremento del intercambio científico transnacional y de la cooperación internacional, han facilitado grandemente la transferencia de tecnologías de información y comunicación, beneficiándose de esto no sólo los usuarios investigadores y planificadores expertos, sino además el estudiantado pre universitario y de tercer y cuarto nivel.
A nivel local, en la República Dominicana se han operado en los últimos dos decenios significativos cambios en la producción y difusión de estadísticas. En general, el reportorio de datos disponibles en el país, provenientes de encuestas, censos y los llamados registros administrativos, ha crecido de manera exponencial, contándose actualmente con un gran acervo de datos económicos, sociales, demográficos y ambientales de enorme utilidad.
Se han incrementado enormemente los datos sobre cuestiones trascendentes para la vida económica y social de los dominicanos, como son la producción de bienes y servicios, las finanzas, los flujos de bienes y servicios con el exterior (importaciones, exportaciones, remesas), el turismo, energía, comercio, salud, educación, medio ambiente, mercado laboral, la pobreza, la desigualdad de género, las inmigraciones a RD, la fecundidad, la mortalidad, sólo para citar algunos ejemplos.
Pese a estos importantes avances, persisten carencias, déficits, y deficiencias en la producción estadística. Aún seguimos teniendo en el país carencia y déficit de datos sobre temas o problemáticas relevantes y prioritarios de la agenda nacional de significativo impacto económico-social, cultural y demográfico, la migración, seguridad ciudadana, medio ambiente, entre otros, sobre todo a nivel provincial y municipal.
En especial, y para citar sólo el ejemplo de una de las áreas de las estadísticas, la demográfica: No disponemos de los datos demográficos más básicos suficientemente confiables y actualizados de cuantos nacen ni cuantos mueren anualmente en el país, mucho menos de cuántos extranjeros se radican en el país, cuantos dominicanos emigran al exterior ni de cuantos retornan.
En el caso de las estadísticas de las inmigraciones a RD, infortunadamente, la tercera versión de la Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI), que estaba programado levantarse en el 2022, se ha pospuesto en dos años sucesivos. De manera oficiosa, se ha anunciado para 2026, pero la incertidumbre y el tiempo se yergue como espada de Damocles sobre su realización.
Confiamos en que esta situación no sea esta vez una reedición de los crímenes de lesa estadística cometidos en el pasado con el IV Censo de 1960, último de la dictadura Trujillista, y el VII Censo de 1993, cuando a los resultados del primero, Trujillo le agregó un millón más de los habitantes que los realmente empadronados, y los del segundo fueran informáticamente alterados y la base de datos secuestrada en la penúltima gestión de gobierno balaguerista.
De otro lado, los problemas de cobertura y calidad en los registros administrativos y en los censos nacionales de población y vivienda afectan la confiabilidad, y en algunos casos la consistencia de las estadísticas producidas. Brechas importantes de calidad se verifican en las tres grandes fuentes tradicionales de datos (censos, registros y encuestas), en la gama diversa de operaciones estadísticas, y entre entidades territoriales.
En relación con la más gigantesca operación estadística que se realiza en el país, los censos nacionales de población, la historia censal moderna de República Dominicana, ha estado signada por la persistencia de seculares deficiencias, retrocesos y uno que otro adelanto de orden conceptual, metodológico y tecnológico en los más recientes.
Cual metáfora de la sociedad dominicana, los censos nacionales de población y vivienda han sido reveladores de los déficit, debilidades e imperfecciones del presente y del pasado por el que ha transitado el Estado dominicano en su devenir histórico de 181 años.
La compleja logística, organización y trabajo de campo que implican los censos en todo el territorio nacional ha desbordado no sólo las capacidades del país para planearlo, levantarlo, procesarlo y divulgar sus resultados con eficacia, eficiencia y transparencia, sino también, las competencias gerenciales y logísticas y la transparencia de todo el Estado dominicano.
Factores institucionales y de gerencia y de economía política han afectado la eficacia y eficiencia del levantamiento censal, traduciéndose en problemas de omisión y calidad, al dejarse de empadronar a un porcentaje significativo de la población, con resultados que han erosionado la credibilidad en los censos nacionales.
Desafortunadamente, pese a todo el avance tecnológico incorporado en la planeación y levantamiento del último Censo Nacional de Población del año 2022, no se logró empadronar al 21% de la población, un significativo retroceso en términos de cobertura de dos exactamente décadas, un retorno a la alta omisión del Censo del año 2002.
Respecto de las estadísticas que se producen con registros administrativos, son persistentes las deficiencias y limitaciones que acusan en términos de calidad, cobertura o integridad, granulidad o nivel de desagregación, flujo y divulgación de los datos; deficiencias que a nivel provincial y municipal afectan severamente la escasa disponibilidad de estadísticas para la planificación del desarrollo y la gestión local, y en particular, para el ordenamiento de los territorios que demandan la Ley 388-22 de Ordenamiento Territorial, Uso del Suelo y Asentamientos.
Debido a la carencia de estándares o normas de producción, distribución y difusión de datos, son frecuentes los problemas de orden metodológico y técnicos que afectan e la calidad de las estadísticas producidas con registros administrativos, lo que provoca que con cierta frecuencia se encuentren resultados divergentes, discrepancias e incluso inconsistencias metodológicas en varios sectores de las estadísticas oficiales.
Esta situación genera dificultades en el análisis de los datos y controversias que pueden afectan la legitimidad de algunas cifras oficiales, como son o han sido en algún momento los casos de algunas estadísticas del área económico-financiera: PIB, deuda externa e interna, gasto público, déficit fiscal, presión fiscal, homicidios y feminicidios.
Esto se debe en parte a que la producción y análisis de estadísticas en el país se realiza en un contexto de baja cultura estadística, tanto en el ámbito institucional como en el académico y ciudadano, lo que se erige en un hándicap para el buen funcionamiento del Sistema Estadístico Nacional.
La falta de cultura estadística en los mandos medios y altos de las instituciones productoras, se traduce en poco apoyo para cumplir las obligaciones en materia estadística.
De otro lado, las instituciones productoras de información estadística generalmente no disponen de procedimientos regulares, canales de comunicación y retroalimentación para la identificación de los requerimientos de información estadística y las necesidades de los usuarios.
Se han identificado como causas principales que provocan la demanda insatisfecha y los problemas de calidad de la información estadística, las siguientes: (1ro) producción estadística insuficiente en cantidad y calidad; (2do) obsolescencia del marco legal e institucional del SEN; (3ro) débil coordinación del Sistema Estadístico Nacional (SEN); (4to) recursos humanos y tecnológicos insuficientes; (5to) asignación presupuestaria insuficiente; y (6to) baja cultura estadística. Cada una éstas causas es resultado, a su vez, de situaciones que generan un encadenamiento o trama causal con una variada gama de ramificaciones de efectos.
En relación con la obsolescencia del marco legal e institucional y la débil coordinación del SEN, a diferencia de lo ocurrido en la casi totalidad de países de la región, la vigente Ley 5096 de Estadísticas y Censos es obsoleta y desfasada en relación con las funciones que realiza el actual ente rector de las estadísticas nacionales, y en comparación con la legislación internacional moderna.
Debido a su antigüedad, no hay en la ley referencia explícita a algún marco normativo o instrumento internacional para el aseguramiento de la calidad de las estadísticas oficiales en todo el mundo y en particular en la región, como son los Principios Fundamentales de las Estadísticas Oficiales de las Naciones Unidas y el Código Regional de Buenas Prácticas en Estadísticas para América Latina y el Caribe.
Puede afirmarse que no existe en el país aún un marco normativo moderno de la producción estadística nacional, es decir, un conjunto de marcos conceptuales, normas, metodologías y procedimientos operativos que regulen la producción estadística de las diferentes instituciones del Sistema Estadístico Nacional bajo parámetros normalizados y estandarizados y basados en los principios, criterios estadísticos y mejores prácticas.
El haber mantenido este ordenamiento legal de la producción y difusión de estadísticas rezagado y atrasado, que no responde a toda la demanda de información oficial de productores y usuarios ni a las necesidades de alinear la función estadística pública con los estándares internacionales de calidad ha tenido enormes pérdidas y oportunidades desaprovechadas que no han sido cuantificadas.
Con la finalidad de cambiar este panorama estadístico, desde hace dos decenios ha habido varios intentos por modernizar la Ley de Estadísticas y Censos. Infortunadamente, las iniciativas legislativas emprendidas han transitado un largo periplo en el Congreso Nacional durante los últimos 15 años, perimiendo todas, como ocurrió al último proyecto de Ley sometido al Congreso Nacional en junio del año 2021 por la Senaduría del Distrito Nacional como Ley de la Función Estadística Publica y el Sistema Estadístico Nacional.
Atendido a un mandato del Presidente de la Republica, la gestión anterior de la ONE emprendió la tarea de formular un nuevo proyecto de ley que contendrá algunas innovaciones importantes, especialmente la creación un Instituto Dominicano de Estadística con autonomía reforzada en su gestión presupuestaria, funcional, orgánica, administrativa y técnica, y con personalidad jurídica propia.
Un nuevo marco legal de las estadísticas oficiales deberá propicia una Función Estadística Publica que pueda dar respuestas a las necesidades básicas que permitan: a) la normalización de las mediciones estadísticas según estándares que permitan la comparabilidad nacional e internacional; b) automatizar los procesos de levantamiento, procesamiento y difusión de los datos; y c) coordinar la producción estadísticas al interior y entre las instituciones.
Con una nueva Ley de la Función Estadística Publica se fortalecerá nuestra democracia y mejorará la gestión de las políticas públicas, al brindar información estadística de alta calidad para la toma de decisiones públicas y privadas informadas, en favor del desarrollo, el debate público, la transparencia, el bienestar y el goce de derechos en República Dominicana.
En particular, respecto de las estadísticas sociodemográficas, el país no cuenta con el suficiente repertorio de informaciones ni la actualización anual de los indicadores demográficos básicos de población,
se relaciona El impulso o auge de las actividades en población (producción de estadísticas, investigación y formación en demografía) y su presencia en el debate y la agenda nacional en los decenios de los años de 1980 y 1990 se ha ralentizado en las últimas dos décadas en términos de la institucionalidad en el manejo por el Estado de la problemática poblacional, la cooperación internacional, su inclusión en la agenda legislativa, la docencia y la investigación en población.
La desintegración de la Comisión de Población del Senado, el debilitamiento del Consejo Nacional de Población y Familia (CONAPOFA), el desmantelamiento del Instituto de Estudios de Población y Desarrollo y del Centro de Documentación en Población de PROFAMILIA; la persistente inexistencia de una Política de Población, ni de un ente intersectorial coordinador de las intervenciones del Estado dominicano en la materia son muestras palmarias de los rezagos institucionales acumulados en los últimos años.
De otro lado, el dramático descenso de la fecundidad y la mortalidad, combinado con el persistente saldo migratorio neto negativo (más emigrantes que inmigrantes) de República Dominicana, ha provocado una reducción significativa del crecimiento demográfico en las últimas dos décadas.
El centro del debate, atención y preocupación en asuntos de población se ha desplazado de la superpoblación o explosión demográfica y sus efectos perversos y no deseados a nuevas preocupaciones, temas y problemáticas demográficas, como son la salud sexual y reproductiva, las inmigraciones y emigraciones internacionales, la mortalidad materna, el bono demográfico, el envejecimiento, los problemas ambientales provocados por las aglomeraciones urbanas y el cambio climático.
Si bien la fecundidad hasta el momento no es tema de preocupación ni debate, ni las alertas e ideas alarmistas y neonacionalistas de una baja fecundidad aún no se ventilan en el debate público, el nivel de fecundidad de RD se sitúa ya muy cercano al nivel de reemplazo, con resistencia a la baja por la muy alta fecundidad adolescente. Las proyecciones de población vigentes de la ONE pronostican que el nivel de reemplazo se alcanzaría en el quinquenio 2030-2035, y en el lustro siguiente caería por debajo del mismo.
La República Dominicana ha logrado importantes avances en la transición demográfica, pero aún presenta significativos rezagos en temas de población y desarrollo relevantes. Persisten aún problemáticas demográficas de larga data, como son las relativamente elevadas mortalidad infantil, neonatal y en la niñez, la dispersión de la población rural y la hiper fragmentación territorial de la población, la inmigración haitiana no ordenada, las emigraciones internacionales de dominicanos, la demanda insatisfecha de anticonceptivos entre mujeres y jóvenes de estratos pobres y de bajos niveles educativos, los asentamientos precarios, la baja calidad de la educación pre universitaria y superior y las inequidades demográficas
En especial, se carece de un diagnóstico lo más completo posible de la situación actual de la población dominicana, y de un estudio integral de la transición demográfica de República Dominicana, de su factores determinantes y los retos que plantean al país en términos de políticas públicas en el presente, y en el mediano y largo plazo, los cambios que implican dicho proceso, muy particularmente, el impacto, aprovechamiento y finalización del bono demográfico y el proceso de envejecimiento de la población.
El país no cuenta aún de una agenda nacional de población, de una política de población ni de un marco institucional que delimite claramente los roles de coordinación de las acciones o intervenciones en población, incluido una entidad institucional, preferiblemente con fuerza de ley, especializada en la materia. Un proyecto de creación de dicha unidad, que contaba con el apoyo del UNFPA, y que había dado algunos avances en su implementación en la gestión del MEPyD 2016-2019, fue descontinuada en la gestión siguiente.
En síntesis, desde una perspectiva más positiva y propositiva, si bien hay carencias y deficiencias de datos básicos para la planeación, la evaluación y la investigación, se dispone actualmente con un gran acervo de estadísticas económicas, sociales, demográficas y ambientales de gran utilidad, que constituye una verdadera mina que en general desborda las capacidades institucionales de análisis y utilización intensiva de dichos datos.
La subutilización de bases de datos de encuestas de hogares, de personas, empresas, comercios, y de otro tipo de unidades que están disponibles para diversos usos, sobre todo, para la investigación aplicada y la elaboración de insumos que sirvan de base a la formulación de políticas públicas, constituye un enorme desperdicio de recursos financieros e intelectuales invertidos en la producción de estadísticas.
El fomento de la cultura estadística y del uso intensivo de los datos disponibles, mediante la capacitación en herramientas de procesamiento y análisis de datos y labores de extensión será un pilar fundamental del accionar del IED.
Con el Instituto de Estadística y Demografía pretendemos crear una comunidad científica en estadística y demografía abierta y plural, que ostente con orgullo y responsabilidad la condición de pertenecer a la Universidad Primada de América, cuya misión académica combina el rigor intelectual y el compromiso firme a favor de la igualdad efectiva de oportunidades en la población dominicana.
¡Enhorabuena! esta iniciativa del Decanato de nuestra Facultad.
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