¿Qué son la NSS y la NDSS y por qué causan tanto ruido?

Cada nuevo gobierno estadounidense publica dos documentos estratégicos fundamentales:

La National Security Strategy (NSS) y, en el caso del Departamento de Defensa, la National Defense and Security Strategy (NDSS).

Aunque no son leyes, marcan la visión oficial de Washington sobre el mundo, definen prioridades militares y diplomáticas, y orientan cómo Estados Unidos piensa proteger sus intereses, sus alianzas y su economía. Para América Latina —región históricamente afectada por decisiones de Washington— estos documentos ofrecen una ventana a las prioridades reales del poder estadounidense.

La versión 2026 de ambas estrategias rompe con el tono idealista de décadas pasadas y adopta un realismo directo, señalando que el orden internacional ya no funciona como antes y que los aliados deben asumir mayor responsabilidad.

Esa franqueza ha provocado reacciones airadas en Europa, en la izquierda académica y en sectores del establishment que preferirían mantener un statu quo que ya es insostenible.

La reacción desorbitada

Las respuestas del establishment político y académico han sido casi apocalípticas. Hablan de “ruptura con Europa”, “abandono del orden internacional” y un supuesto “giro autoritario” en la política exterior estadounidense.

Lo que casi no aparece es el análisis. Aparece el miedo.

Miedo a reconocer que el sistema que sostuvo la prosperidad occidental por 80 años se agotó.

Miedo a admitir que los costos no fueron compartidos, sino asumidos por una sola nación.

Y como diría Thomas Sowell, “no hay soluciones perfectas; solo trade-offs. Ignorarlos es ignorar la realidad.”

El mito del “imperio informal”

Uno de los argumentos más repetidos en ciertos círculos es que Estados Unidos explotó su posición como emisor de la moneda de reserva para extraer beneficios de Europa y Asia.

Pero cuando revisamos los datos —como insistiría Sowell—, el mito no resiste examen.

Sostener el sistema del dólar obligó a EE.UU. a:

• aceptar déficits comerciales crónicos,

• soportar la sobrevaluación de su moneda,

• Y absorber un proceso de desindustrialización que benefició directamente a exportadores europeos y asiáticos.

Europa y Japón reconstruyeron sus economías vendiendo al mercado estadounidense bajo un paraguas de seguridad financiado por Estados Unidos.

Si eso es “imperio”, como señala Victor Davis Hanson, es el primer imperio de la historia en el que el centro subsidia a la periferia.

Un hegemón sin precedentes

Hanson lo explica sin rodeos: Estados Unidos es un hegemón anómalo. Tras la Segunda Guerra Mundial:

• Reconstruyó a sus enemigos.

• Garantizó rutas marítimas para el comercio global.

• Aceptó una carga militar que otros países occidentales jamás asumieron.

• Y permitió que aliados enteros florecieran bajo su protección sin exigir tributo.

Roma cobraba.

Gran Bretaña cobraba.

Estados Unidos pagaba.

Ese orden funcionó mientras existía cohesión occidental. Hoy, con aliados dependientes, adversarios audaces y sociedades polarizadas, ese modelo ya no se sostiene.

La intolerancia del establishment ante el realismo

De ahí el tono casi histérico contra la NDSS 2026. El documento no presenta fantasías ideológicas; presenta un diagnóstico sobrio:

• Europa debilitó su defensa durante décadas.

• La unidad occidental ya estaba fracturada por dentro.

• El modelo económico europeo dependía de energía barata rusa y protección militar estadounidense.

• Y el sistema del dólar benefició más a exportadores extranjeros que a la clase trabajadora estadounidense.

El establishment reacciona con indignación no porque el análisis sea falso, sino porque es verdadero.

Y como diría Sowell, “cuando la realidad choca con una narrativa conveniente, es la narrativa la que se defiende con más fervor”.

¿Qué realmente plantea la NDSS?

No hay abandono de Europa. No hay ruptura con Occidente.

Hay una corrección: las alianzas deben ser recíprocas, no simbólicas.

Estados Unidos seguirá liderando, pero no puede seguir financiando solo la seguridad y prosperidad de todos.

El mensaje es simple:

Cooperación, sí. Subsidios unilaterales, no más.

La verdadera amenaza: la negación de la realidad

El peligro para Occidente no es el realismo estadounidense.

Es la fantasía de que el orden de 1945 podía mantenerse congelado sin adaptarse a cambios geopolíticos, económicos y demográficos profundos.

La NSS y la NDSS 2026 no anuncian decadencia.

Anuncian que, por primera vez en décadas, Washington está dispuesto a decir en voz alta lo que todos saben, pero pocos admiten.

La amenaza no es la honestidad.

La amenaza es la negación.

Como advierte Hanson, las civilizaciones caen no por falta de poder, sino por falta de voluntad para defender las bases de su propia prosperidad.

Ronald L. Glass

Diplomático

Exdiplomático estadounidense | Líder de Desarrollo Internacional | Experto en Gobernanza, Seguridad Nacional, Estado de Derecho y protección de los Derechos Ciudadanos | Impulsando los intereses estadounidenses y la resiliencia institucional en Centroamérica. Ronald Glass es analista especializado en asuntos internacionales y amenazas emergentes, y autor galardonado del guion de ciencia ficción sobre inteligencia artificial “The Realms – Samsara.”

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