El Movimiento Restaurador Enriquillo preparó los planes de inicio de la insurrección para el día 6 de enero de 1965. Vendrían Juan Bosch y Fernández Domínguez en un barco, capitaneado por el alférez de fragata Jesús de la Rosa.
Días antes, cuando se preparaban para entrar al país, el hermano y el primo del coronel Fernández Domínguez, Caonabo Fernández y Juan Lora, informaron que el plan había sido denunciado, y que se debía advertir a Rafael. Tanto doña Arlette como Cucho Rojas se negaban a hacer la llamada de aviso a Puerto Rico.
De todas maneras, ante la difícil situación, Arlette llamó a su esposo. El coronel Rafael Tomás, con dolor, pero con voz seca y cortante dijo: A los compañeros que "cumplan con su deber con el que haya fallado". Una orden clara y directa por un compromiso contraído en caso de que ocurriera una delación. Días después, el coronel Juan María Lora Fernández le entregó una carta para Rafael y le envió un mensaje verbal: "Dile a Rafael que cuente conmigo, que no le voy a fallar". Ella lo miró fijamente y sonrió con ironía. Lora volvió a repetir: "Dile que no le voy a fallar". Esta reafirmación de Lora, la llevó a preguntar qué había ocurrido en casa de Milito (coronel Emilio Ludovino Fernández, hermano de Rafael Tomás). Lora, contestó: "No pude hacer nada".
La nebulosa, entre primos y hermanos, porque Caonabo y Milito eran hermanos de Rafael, y Lora, primo de los tres; quedó cubierta con grandes dudas, aunque todo indicaba que la delación caía sobre Milito, pero la circunstancia de su apresamiento, después de correr a entregarse a la Junta de Reconstrucción Nacional, en los días de abril del 65, su simulación, la familiaridad y el tiempo, fueron ocultando esa fatal traición.
Se nota de antemano que el coronel Lora, hombre leal, valiente y honesto tenía conocimiento de lo que pasó y es posible que en la carta enviada, contara lo sucedido. Esta idea nos llega por la carta que el 8 de abril del 1965, le dirigió Rafael a Cucho Rojas, en la que indica: "El castigo estaba previsto y fui el primero en señalar que se cumpliera. Se me informó la inconveniencia temporal de ello y por eso dejo en manos del pueblo, de los verdaderos valores dominicanos y de la historia, la justicia presente en este caso".
No conocemos la carta. No está publicada en el libro de doña Arlette, pero si conectamos el caso con otra, enviada al presidente Bosch por Rafael, vamos a ir entendiendo a quién es que se refería el líder del Movimiento Enriquillo. En la carta fechada el 26 de febrero de 1965, Fernández Domínguez escribe: "Comprendo perfectamente los términos de su comunicación de fecha 18 de lo corriente.
No he querido significar que dependa yo exclusivamente de informaciones de Tamayo, *sin embargo conoce usted más que nadie hasta dónde he sido traicionado y la herida, que por sus orígenes me ha dejado dicha traición".*
( Fragmento de la carta en : Arlette Fernández. Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez. Soldado del pueblo y militar de la libertad. pág. 204 Tercera edición. 2013)
El lector tiene que poner atención en dos aspectos de los escritos del coronel Fernández:
Primero: "la inconveniencia temporal", dejando a la historia el juicio y condena al delator.
Segundo: "La herida que por sus orígenes" le dejó dicha traición. La herida causada por la misma sangre, es más fuerte.
El dedo acusador es contundente. No obstante, vamos a revisar y seguir los pasos con la versión del coronel Milito, en su intento de absolución a sí mismo.
En la página 48, 49, 50 y 51 de su libro "YA ES HORA DE HABLAR", Primera edición, 1997, impreso por la Editora de Colores, Emilio Ludovino Fernández, relata lo siguiente: Que estando en Madrid, en diciembre de 1964, lo llamó su hermano Rafael pidiéndole hiciera diligencias para que lo sacaran de España, donde era agregado militar. Que hizo gestiones ante los generales Viñas Román, Imbert Barreras y el presidente del Triunvirato, Emilio de Los Santos para que su hermano fuera enviado a la embajada de Chile. Aceptada la propuesta y en espera de su traslado para Chile, el Coronel Rafael Fernández viaja a Puerto Rico.
Lo que no supo el coronel Milito es que Rafael se detuvo en Puerto Rico para seguir y ponerse de acuerdo con Bosch en los trámites conspirativos.
Estando allí, Milito fue a reunirse con él. Rafael se quejó ante su hermano, porque estando tan cerca no podía entrar al país. Milito, le dijo que comprara su ticket de avión que él lo traería.
Rafael vino y estuvo tres días en contactos y amarres de los hilos del complot que se fijaría para el 6 de enero. Vamos a citar la explicación del coronel Milito sobre la delación del plan:
"Fue en esos días que se me informó el servicio de Inteligencia había descubierto el plan que tenía mi hermano Rafael, para venir disfrazado por el muelle de Santo Domingo. Cuando hablé con él y me dijo que haría escala en Puerto Rico le propuse encontrarlo allí. Estuvo de acuerdo".
"Le traté a Rafael lo que me había llevado a Puerto Rico. Allí le informé que se había descubierto su plan para venir disfrazado de marinero. (Aún cuando han circulado otras versiones esa fue la que a mí se me dio). Le aseguré que me dieron detalles bien precisos, como el despliegue de los agentes que Belisario Peguero había dispuesto por el Puerto de Santo Domingo. También los nombres de sus amigos conjurados".
Veamos lo siguiente: Según Milito" " … en diciembre del 64″ se reunió en Puerto Rico con su hermano, el coronel Fernández Domínguez y afirma que fue en esos días que alertó sobre el descubrimiento del plan".
Pero el complot era para el 6 de enero y doña Arlette dice que la denuncia ocurrió en los primeros días de enero. ¿Cómo podía Milito advertir algo que todavía no había ocurrido?
"Ya es hora de hablar", publicado en el año 1997, es un libro escrito en el que su autor trata de desprenderse de una pesada carga; pero resulta que hay testimonios que lo señalan directamente como el responsable de la delación.
Continuará….
Compartir esta nota