La complacencia tiene precio. En el caso de República Dominicana, ese precio se mide en posiciones perdidas, oportunidades desperdiciadas y valor económico transferido sistemáticamente hacia ecosistemas tecnológicos externos.
Entre 2020 y 2025, mientras celebrábamos "avances" en titulares optimistas, el país retrocedió siete posiciones en el Global Innovation Index (de 90 a 97) y tres posiciones en el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (de 6° a 9°). Este no es deterioro natural ni fluctuación estadística. Es el costo acumulado de años de estrategias sin ejecución, inversiones sin retorno, y discursos sin consecuencias.
Lo que ya hemos perdido
US$300 millones anuales en transferencia de valor: Según Tabuga Intelligence, República Dominicana consumirá más de US$300 millones en IA durante 2025, incorporados como capa dentro del software distribuido a organizaciones privadas. Este gasto se concentra en machine learning para finanzas, comercio electrónico, ciberseguridad y procesamiento de lenguaje natural. Prácticamente la totalidad de este consumo representa soluciones desarrolladas externamente. Los US$300 millones salen del país sin generar empleo especializado local, sin construir capacidades endógenas, sin crear propiedad intelectual dominicana.
Talento especializado emigrado: Mientras países como Chile, Brasil y Uruguay retienen y atraen talento técnico con compensaciones competitivas y oportunidades de investigación aplicada, República Dominicana funciona como exportador neto de ingenieros de machine learning, científicos de datos y especialistas en IA. Cada profesional que emigra representa no solo inversión educativa perdida, sino décadas de potencial contribución al ecosistema innovador local.
Oportunidades capturadas por competidores: México, Perú y Argentina—países que nos han superado en el ILIA 2025—están posicionándose estratégicamente para capturar inversión extranjera directa en tecnología, desarrollar hubs de innovación regional, y exportar servicios tecnológicos. Cada contrato de desarrollo de IA que gana una empresa mexicana o argentina es un contrato que no gana una empresa dominicana que no existe porque no creamos el ecosistema para que naciera.
Cero outputs de innovación verificables: República Dominicana ocupa posición 138 de 139 en artículos científicos y técnicos por billón PPP$ GDP, posición 135 de 139 en marcas registradas por origen, y posición 128 de 139 en diseños industriales. Producimos cuatro patentes anuales en una economía de 11.4 millones de habitantes. No tenemos universidades en rankings globales, no tenemos unicornios tecnológicos, no tenemos marcas dominicanas entre las top 5,000 globales. Cinco años de estancamiento institucional han consolidado esta realidad: gastamos pero no producimos, consumimos pero no innovamos, invertimos en inputs pero no generamos outputs.
El retroceso documentado
El Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) 2025, elaborado por CEPAL y el Centro Nacional de Inteligencia Artificial de Chile, confirma lo que muchos sospechábamos: República Dominicana ha retrocedido de la sexta posición en 2024 a la novena en 2025. México, Perú y Argentina nos superaron no porque colapsamos sino porque aceleraron mientras nosotros mantuvimos ritmo incremental insuficiente.
Nuestro puntaje de 44.96 sobre 100, aunque superior al promedio regional de 41 puntos, enmascara el problema fundamental: la brecha se está ampliando. Chile lidera con 70.56 puntos—una diferencia de 25.6 puntos que representa no años sino décadas de desarrollo institucional que necesitaríamos para alcanzarlos manteniendo velocidades actuales.
El Global Innovation Index (GII) 2025 presenta diagnóstico aún más devastador:
Trayectoria 2020-2025:
- 2020: Posición 90
- 2022: Posición 90 (estancamiento)
- 2023: Posición 94 (retroceso de 4 lugares)
- 2024-2025: Posición 97 (estancamiento y declive)
Siete posiciones perdidas en cinco años. Cada posición representa países que invirtieron más agresivamente, ejecutaron mejor, coordinaron efectivamente entre gobierno-academia-industria, y ahora están mejor posicionados para capturar inversión, retener talento y generar valor tecnológico.
La paradoja: inversión sin retorno
República Dominicana no sufre de falta de inversión en educación o infraestructura. El problema es conversión. El GII 2025 lo documenta brutalmente: "República Dominicana produce menos outputs de innovación relativos a su nivel de inversión en inputs de innovación".
Invertimos en:
- Educación (4.3% del PIB, posición 63 globalmente)
- Conectividad (85% penetración internet)
- Formación técnica (incremento sostenido en programas de CS)
- Estrategia Nacional de IA (ENIA desde octubre 2023)
Pero producimos:
- Posición 138/139 en publicaciones científicas
- Posición 135/139 en marcas registradas
- Posición 128/139 en diseños industriales
- Posición 106/139 en investigadores por millón de habitantes
Esta desconexión input-output no es accidente. Es síntoma de asignación institucional deficiente, coordinación sectorial inexistente, y diseño de incentivos contraproducente.
Consumo versus inversión
La evolución del ecosistema de IA en República Dominicana revela asimetría estructural que explica el retroceso:
Consumo de IA (2025): US$300 millones anuales Inversión en desarrollo local (2024): US$10 millones Proyección inversión local (2030): US$738.77 millones, según Statista
Incluso alcanzando la proyección optimista de 2030, la disparidad es reveladora: consumimos en un año (US$300M) lo que proyectamos invertir en desarrollo local durante décadas. Esta configuración nos consolida como mercado consumidor de IA externa, no como generador de capacidades propias.
El 70% de MIPYMEs dominicanas reconocen que la IA revolucionará el sector productivo, pero solo 14% invierte en ella. Solo 5% de empresas tiene capacidad para contratar personal y abordar proyectos de IA efectivamente.
Mientras tanto, consumimos US$300 millones anuales en soluciones importadas que no generan empleo local especializado, no construyen know-how transferible, no crean propiedad intelectual dominicana.
Cuando el gobierno compite con el mercado
CEPAL destaca CiudadanIA como caso emblemático de aplicación de IA en sector público dominicano. Técnicamente competente, emplea modelos de aprendizaje automático y procesamiento de lenguaje natural para recopilar datos ciudadanos y ofrecer asistencia personalizada.
Pero su impacto sobre el ecosistema merece análisis crítico desde teoría de juegos. Cuando el sector público se posiciona como innovador principal con presupuestos virtualmente ilimitados y sin presión por retorno de inversión, se genera equilibrio de Nash no cooperativo donde actores privados racionalmente optan por no competir.
¿Por qué una MIPYME invertiría recursos escasos desarrollando soluciones de IA para gobierno inteligente cuando el Estado ya desarrolla CiudadanIA con capacidad financiera que ningún actor privado puede igualar? No lo harían. El sector empresarial se retira estratégicamente, esperando que gobierno resuelva problemas de innovación mientras ellos se concentran en actividades con menor riesgo regulatorio.
Resultado: proyectos gubernamentales aislados que no escalan al ecosistema productivo, no generan empleo especializado sostenible fuera del sector público, no construyen capacidad de exportación de soluciones tecnológicas.
La pregunta incómoda: Si CiudadanIA es nuestro caso emblemático, ¿por qué no vemos decenas de startups dominicanas compitiendo por contratos gubernamentales de IA? ¿Por qué no existe ecosistema vibrante de proveedores tecnológicos locales? La respuesta: diseño institucional que privilegia ejecución directa gubernamental sobre construcción de mercado.
Retos en infraestructura
Infraestructura: Carencia de centros de datos robustos y plataformas de computación en la nube de escala nacional limita desarrollo de proyectos de IA complejos. Dependencia de soluciones cloud internacionales perpetúa costos operativos insostenibles a largo plazo.
Talento: Formación especializada permanece limitada. Talento emergente migra hacia mercados internacionales con mejores compensaciones. Esta sangría de capital humano restringe capacidad para ejecutar proyectos internos de gran escala.
Brecha digital: A pesar de penetración de internet del 85%, el 40% de la población carece de habilidades digitales básicas. Esta exclusión crea fractura social donde beneficios de IA amplificarán desigualdades existentes.
Marco regulatorio: Ausencia de legislación específica para combatir usos maliciosos (deepfakes), falta de normativas sobre privacidad de datos y uso ético de algoritmos genera vacío legal que inhibe inversión responsable.
Coordinación: Colaboración entre universidades, sector privado y gobierno permanece fragmentada. Esta desarticulación limita capacidad de avanzar en investigación aplicada y desarrollar patentes.
Proyectando el costo futuro
Si mantenemos trayectoria actual, la brecha con líderes regionales se volverá insalvable. Chile, Brasil y Uruguay consolidarán posición como hubs de innovación tecnológica. México y Argentina capturarán inversión extranjera directa que pudo venir a República Dominicana si hubiéramos ejecutado estratégicamente. Aquí les comparto una muestra:
2030: Posición 105+ en GII (continuando deterioro de 1.4 posiciones anuales) 2030: Posición 12-15 en ILIA (superados por Ecuador, Panamá, potencialmente El Salvador) 2025-2030: US$1.5 mil millones acumulados en consumo de IA importada sin generar capacidades locales 2025-2030: 500-1000 profesionales especializados emigrados sin reemplazo 2030: Cero unicornios, cero universidades en rankings globales, cero marcas tech dominicanas reconocidas internacionalmente
Si capturáramos solo 5% del mercado regional de servicios tecnológicos que México y Argentina están construyendo, generaríamos US$200-300 millones anuales en exportaciones tech, 5,000-10,000 empleos especializados directos, y efectos multiplicadores en ecosistema educativo y empresarial.
Oportunidades que perderemos
República Dominicana posee ventajas competitivas naturales en sectores donde IA podría catalizar transformaciones—pero solo si construimos capacidades urgentemente:
Turismo: 31 millones de viajeros chinos anuales hacia América del Norte. IA puede capturar segmento significativo mediante personalización avanzada. Pero sin empresas tecnológicas locales, hoteles dominicanos comprarán soluciones españolas o estadounidenses.
Logística: Automatización de back-office, operaciones predictivas, activos inteligentes pueden transformar competitividad. Pero sin desarrolladores locales, zona franca contratará consultores mexicanos.
Servicios financieros: Análisis de datos avanzados para scoring crediticio, detección de fraude, inclusión financiera. Pero sin talento especializado, bancos dominicanos licenciarán software brasileño.
Adaptación climática: Como nación vulnerable a eventos extremos, IA puede optimizar gestión hídrica, distribución energética post-desastre, sistemas de alerta temprana. Pero sin investigadores, ONAMET comprará modelos predictivos chilenos.
Cada una de estas "oportunidades" será capturada por empresas extranjeras con soluciones importadas si no actuamos ahora.
Recomendaciones estratégicas
Para revertir retroceso y detener transferencia de valor hacia ecosistemas externos:
Inversión agresiva en capacidades endógenas:
Establecer meta: 10% del consumo de IA (US$30M de US$300M en 2025) dirigido a desarrollo e investigación local. Incentivos fiscales para empresas que no solo adopten IA sino inviertan en innovación local.
Retención masiva de talento:
Compensaciones competitivas internacionalmente (US$80K-120K para ingenieros senior de ML), oportunidades de investigación aplicada, centros de excelencia con financiamiento competitivo. Si podemos pagar consultores extranjeros, podemos pagar talento local.
Sandbox regulatorio para IA:
Replicar éxito del sandbox financiero. Criterios de entrada claros, proceso de aprobación 30 días máximo, supervisión proporcional a riesgo, 12-24 meses para validar modelos de negocio. Coordinación obligatoria Superintendencia de Bancos-INDOTEL-Industria y Comercio.
Transformar CiudadanIA en catalizador de mercado:
Dividir en componentes modulares y licitar desarrollo a empresas tecnológicas dominicanas. Gobierno define requisitos, sector privado ejecuta y adquiere capacidades. Todo contrato gubernamental tech >US$500K debe incluir cláusula de transferencia: capacitación de personal dominicano, código fuente accesible, documentación en español.
Infraestructura nacional de datos y computación:
Centros de datos robustos, plataformas de computación en la nube garantizando soberanía digital. Data lakes nacionales en sectores estratégicos (salud, educación, clima) facilitando investigación aplicada con datos locales.
Programas duales universidad-empresa:
Todo estudiante de últimos dos años trabajando 20 horas semanales en empresas del consorcio de IA. Empresas pagan salario competitivo, universidades validan aprendizaje. Certificaciones industriales obligatorias antes de graduarse.
Observatorio con función de accountability:
Observatorio de IA Público/Privado documentando casos de éxito, monitoreando tendencias, evaluando impacto. Dashboard público actualizado trimestralmente con métricas: patentes registradas, publicaciones científicas, empresas en sandbox, inversión privada en I+D, talento retenido vs emigrado.
La decisión que no podemos posponer
Como de costumbre, publicaremos el próximo año nuestro análisis comparando estas métricas del GII y el ILIA contra resultados reales, identificando avances o retrocesos. Después de siete años documentando deterioro sistemático (2018-2025 en GII, 2024-2025 en ILIA), la pregunta ya no es si tenemos problema sino si tenemos voluntad de resolverlo.
El precio de la complacencia está cuantificado: US$300 millones anuales transferidos a ecosistemas externos, siete posiciones perdidas en GII, tres posiciones perdidas en ILIA, posición 138/139 en producción científica, cero unicornios, cero universidades en rankings globales, talento especializado emigrando sistemáticamente.
Podemos continuar esta trayectoria—consumiendo sin producir, invirtiendo sin generar outputs, celebrando estrategias sin exigir ejecución—y en 2030 estaremos en posición 105+ del GII, consumiendo US$1.5 mil millones acumulados en soluciones importadas, viendo cómo Chile, Brasil, Uruguay, México, Perú y Argentina consolidan ecosistemas innovadores que pudimos haber construido nosotros.
O podemos decidir que el precio ya pagado es suficiente. Que cinco años de retroceso documentado justifican cambio radical en prioridades, asignación de recursos, coordinación institucional y exigencia de resultados medibles.
La IA ya está transformando República Dominicana—con US$300 millones que gastamos anualmente. La única pregunta pendiente es si seremos arquitectos o consumidores de esa transformación. Si capturaremos valor o continuaremos transfiriéndolo. Si construiremos capacidades o perpetuaremos dependencia.
Las decisiones que tomemos en los próximos 18-24 meses determinarán cuál de estos futuros materializamos. El costo de elegir mal ya no es teórico. Lo hemos estado pagando durante cinco años. Y cada día de inacción adicional lo hace más alto.
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