El contundente triunfo de Axel Kicillof en las elecciones legislativas locales reposiciona al peronismo como principal articulador opositor y deja a La Libertad Avanza frente a sus propias fragilidades: un armado político cuestionado, el desgaste del ajuste económico y un escándalo de corrupción que golpea el corazón de su identidad. De cara a los comicios nacionales de octubre, el desafío es doble: para Milei, sostener el poder en medio de tensiones internas; para el peronismo, transformar la victoria en un capital político duradero sin perder cohesión.
Nadie lo vio venir. Ni el oficialista más pesimista ni el peronista más entusiasta imaginaban una derrota tan contundente como la que sufrió el presidente Javier Milei en la Provincia de Buenos Aires el pasado 7 de septiembre.
El distrito que concentra casi el 40% del electorado nacional se convirtió en el epicentro del castigo político al Gobierno, amplificado por el escándalo de los audios por supuestas coimas en la Agencia de Discapacidad.
Con el 99% de las mesas escrutadas, la alianza peronista Fuerza Patria obtuvo el 47% de los votos, contra apenas un 33% del partido oficialista La Libertad Avanza.
El peronismo ganó en seis de las ocho secciones electorales y alcanzó el quórum propio en el Senado bonaerense. La participación fue del 61%, un dato que refuerza el carácter plebiscitario de la elección.
El gran ganador de la noche fue, sin lugar a dudas, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof.
El mandatario bonaerense fue estratégico en la selección de los candidatos a diputados, senadores y concejales, combinando figuras de gestión con referentes territoriales.
Esa decisión le permitió al peronismo consolidar su hegemonía en la provincia y, al mismo tiempo, recuperar terreno en varias secciones del interior.
El resultado no solo refuerza el liderazgo de Kicillof en el distrito: también lo proyecta como el principal articulador opositor frente al Gobierno nacional.
Según coinciden los expertos, para Milei el revés en Buenos Aires es más que una derrota electoral: es un recordatorio de que la paciencia social con el ajuste económico y los escándalos tiene un límite.
La Libertad Avanza no solo perdió votos en el Conurbano bonaerense, donde nunca logró construir estructura propia, sino también en secciones del interior que habían acompañado al oficialismo en 2023.
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El resultado, explican los analistas, desnuda la fragilidad de un proyecto que, hasta ahora, se apoyaba más en la centralidad presidencial que en el arraigo territorial.
Mal armado político
Para varios especialistas, el resultado expone un problema de armado político en el oficialismo. En diálogo con France 24, Roberto Nolazco, gerente del área de Asuntos Públicos e Issue Management de Prospectiva Public Affairs Latam, sostiene que el Gobierno se confió en la idea de que su marca electoral era suficiente para imponerse sin alianzas ni estructuras locales.
“Se envalentonaron con la idea de que ya habían ganado en la Ciudad de Buenos Aires jugando solos: ‘juguemos solos, que nuestra marca rinde’. Pero en Corrientes ya habían tenido una primera lección de que no era así, y ayer quedó demostrado en la Provincia de Buenos Aires”, remarca Nolazco.
Ese armado político estuvo a cargo de Karina Milei, hermana del presidente y secretaria de la Presidencia, que además aparece mencionada en el escándalo de la Agencia de Discapacidad. Sin embargo, para Nolazco no será ella el “fusible” que pague el costo de la derrota.
“Karina es la persona de mayor confianza de Milei, su principal apoyo humano y político. Él mismo dice que es la persona en la que más confía en el mundo. Por eso sería muy extraño que quedara afuera del esquema de poder”, explica.
El analista estima que el asesor presidencial Santiago Caputo podría volver a tener mayor protagonismo en los armados políticos, mientras que no está claro cómo quedarán parados otros actores de la mesa chica libertaria, como Martín Menem y Eduardo “Lule” Menem, ambos bajo la lupa tras los polémicos audios.
Un golpe a la identidad libertaria
Precisamente, Nolazco considera que el episodio de las denuncias por supuesta corrupción también le jugó en contra al Gobierno.
“Los gobiernos no peronistas, como el de Macri y este de Milei, hacen bandera del moralismo y la transparencia, de destruir a la casta y denunciar a los corruptos; construyeron su identidad a partir de eso. Un escándalo de corrupción —y encima en un área tan sensible como Discapacidad— choca de frente con esa identidad. Más aún cuando involucra a la persona de mayor confianza del presidente, su propia hermana”.
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El analista agrega que el golpe es aún más profundo porque se da en medio de una política de recortes sensibles.
“Además de afectar su narrativa, el Gobierno está haciendo un ajuste muy grande del gasto público. Ese ajuste incluye pensionados, revisión de certificados de discapacidad y recorte de fondos para el área. Y en ese contexto se da el escándalo de corrupción. Todos tenemos algún conocido con una discapacidad, o conocemos una familia que necesita el apoyo del Estado. Por eso el golpe es mucho más cercano”, agrega.
En el plano electoral, sostiene que el efecto terminó erosionando el voto oficialista. “No creo que muchos votantes de La Libertad Avanza se hayan pasado al peronismo. Lo más probable es que se hayan quedado en su casa, y por eso la participación fue apenas del 61%, más baja que el promedio histórico, o hayan buscado alternativas como la coalición de centro Somos Buenos Aires”.
El desencanto en el electorado propio
El sociólogo Sebastián Halperin, profesor de opinión pública en la Universidad Católica Argentina, en la UCES y en la Universidad Camilo José Cela (España), introduce un matiz respecto al impacto de los audios.
“No creo que hayan influido de manera directa, pero sí como un efecto acumulativo”, explica a France 24.
Según encuestas recientes, apenas el 2,5% de quienes aprueban la gestión nacional habían admitido la posibilidad de cambiar su voto por esta situación, pero ese porcentaje subía al 8% entre quienes votaron a Milei en 2023: un núcleo de desencantados.
Para Halperin, lo que más pesa entre los propios votantes oficialistas es una sensación de desencanto con la promesa de futuro que planteó el Gobierno porque “todavía no aparecen beneficios tangibles”.
El sociólogo describe un clima contradictorio: la baja inflacionaria es reconocida, pero no alcanza a mejorar la vida cotidiana.
“La gente dice: sí, la inflación bajó, pero la plata me rinde cada vez menos. Y en el interior bonaerense, el aumento en servicios públicos golpeó fuerte en los gastos de las familias en un contexto de salarios estancados”, apunta.
Ese malestar se suma a un aspecto más simbólico: la percepción de falta de sensibilidad presidencial.
“Incluso entre votantes que apoyan al Gobierno, hay una idea de que hay cosas que no se tocan: salud, educación, jubilados, el Hospital Garrahan, la discapacidad. Son cuestiones muy sensibles para el electorado”, advierte.
Lo que se juega en octubre
De cara a las elecciones legislativas nacionales, Nolazco identifica tres interrogantes clave. El primero tiene que ver con la política: si los errores de armado que mostró el oficialismo en Buenos Aires se repiten, será difícil revertir la tendencia. Con las listas ya cerradas, las posibilidades de corrección son limitadas.
El segundo factor es la economía. La gran incógnita, señala, es si logrará sostenerse estable hasta el 26 de octubre o si terminará jugando en contra del Gobierno. “La duda es si la economía va a aguantar o le va a explotar en las manos al oficialismo”, comenta.
El tercer punto está del lado del peronismo. Nolazco coincide parcialmente con Milei en que Fuerza Patria jugó a fondo en Buenos Aires, con intendentes, la vicegobernadora y ministros en roles de candidatos territoriales.
La pregunta es si ese músculo se podrá volver a desplegar en octubre. “Kicillof quedó muy bien parado, pero los intendentes ya no son candidatos y no está claro qué incentivo tendrán para jugar con la misma intensidad”, señala Nolazco.
De todos modos, el experto apunta que las victorias suelen envalentonar y el desafío del peronismo será capitalizar el envión en medio de sus propias tensiones internas y sostener un esfuerzo que también tiene un fuerte componente económico.
¿Kicillof 2027?
Consultado sobre si el resultado catapulta a Axel Kicillof como candidato presidencial hacia 2027, Nolazco reconoce que la victoria lo fortalece, pero advierte que el camino es largo.
El escenario, agrega, abre oportunidades pero también riesgos. “Enfrente está ni más ni menos que Cristina Fernández, que es una política muy hábil como para decidir quién será el candidato en 2027”.
Según el politólogo, a Kicillof tampoco le conviene que hoy se lo presente como presidenciable porque eso puede desgastar su imagen.
Recuerda que lo mismo le ocurrió a Horacio Rodríguez Larreta, “que llegó a la elección presidencial de 2023 con su figura erosionada tras dos años de campaña anticipada”.
Halperin introduce un matiz: describe a Kicillof como una figura moderada, con templanza y capacidad para contener distintas voces.
Sin embargo, aclara que desde la opinión pública no se lo percibe con el liderazgo o el carisma necesarios para proyectarse a nivel nacional. “Incluso su propia gestión se ve bastante cuestionada”, resume.
Para los analistas, lo ocurrido en Buenos Aires redefine el mapa político. El peronismo recupera protagonismo y muestra capacidad de movilización, mientras el oficialismo enfrenta el desafío de sostener su proyecto en medio de tensiones internas y un ajuste que golpea la vida cotidiana.
Octubre será un test decisivo, pero más allá de esa cita, la mirada ya empieza a proyectarse hacia 2027: un escenario abierto, con Kicillof fortalecido pero todavía condicionado, y con un Milei que deberá probar si su liderazgo resiste el desgaste del poder.
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