Una delegación europea, liderada por el enviado especial para la aplicación de sanciones, David O’Sullivan, llegó a Estados Unidos este lunes 8 de septiembre para discutir el primer paquete trasatlántico de sanciones contra Rusia de la era Trump, como castigo por la guerra en Ucrania. Kiev presiona a Occidente por más restricciones al petróleo ruso, mientras el Kremlin afirma que las medidas no cambiarán el transcurso de la guerra.
La Unión Europea tiene en mente un nuevo paquete de sanciones contra Rusia que quiere compartir con Estados Unidos. Los Veintisiete estudian castigar a media docena de bancos y empresas energéticas rusas, como una medida de presión para sentar a Vladímir Putin en una mesa de negociación y precipitar el fin del conflicto en Ucrania.
Las medidas para presionar a Rusia podrían incluir restricciones al comercio de petróleo desde ese país, así como a los sistemas de pago y tarjetas de crédito, detalla Bloomberg, citando a “personas familiarizadas con el asunto”.
La reunión entre el bloque continental y EE. UU. se produce tres semanas después de la cumbre entre Vladimir Putin y Donald Trump en Alaska, que terminó con más incógnitas que acuerdos, y un día después de que al menos cuatro personas, incluido un bebé, murieran en el mayor ataque aéreo desde que inicio la guerra en febrero de 2022: más de 800 dispositivos no tripulados y 13 misiles se estrellaron en diferentes puntos del territorio ucraniano.
Tras el bombardeo de este domingo, Trump se declaró listo para pasar a una segunda fase de restricciones contra Putin. Casi al unísono, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró a la NBC: “Estamos dispuestos a aumentar la presión sobre Rusia, pero necesitamos que nuestros socios europeos nos sigan”.
La visita de la delegación europea a Washington se produce en un momento de frustración para el mandatario republicano, debido a la incapacidad para frenar la guerra en Ucrania.
La Administración estadounidense ha pedido anteriormente a Europa que incluye dentro de las sanciones a los países aliados de Rusia. Bessent, por ejemplo, este domingo abrió la puerta a que la Unión Europea y EE. UU. impongan “aranceles secundarios a los países que compran petróleo ruso”: “Si no se imponen sanciones a los compradores, a China y a la India, entonces el resto es pura retórica”, zanjó el secretario del Tesoro.
En la misma línea se expresó este lunes Chris Wright, secretario de Energía del Gobierno de Trump, quien afirmó: “Si los europeos marcaran un límite y dijeran que ya no van a comprar más gas ni más petróleo ruso, ¿eso tendría una influencia sobre EE. UU. para ser más agresivos también? Absolutamente”.
Trump duplicó los aranceles a la India hasta el 50%, por ser el principal comprador del petróleo ruso. Sin embargo, el republicano se ha negado a topar los precios del crudo ruso como lo ha hecho Europa.
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Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, se adelantó a lo que puedan pactar las potencias de Occidente al afirmar que “ninguna sanción podrá obligar a la Federación Rusa a cambiar su postura”.
Moscú afirma que no pondrá fin a la guerra a menos que Kiev acepte el control ruso del territorio conquistado en el Donbass, ceda territorio adicional, se desarme permanentemente y se le prohíba formar alianzas militares. El Gobierno ucraniano afirma que esta resolución equivale más a una rendición que a un acuerdo de paz.
La UE estrecha el cerco contra Putin
Desde el inicio de la Guerra en Ucrania, la UE ha emitido 18 paquetes de sanciones contra Rusia. Entre otras cosas, ha bloqueado los activos y congelado las cuentas de miles de personas y entidades rusas, como oligarcas, altos cargos del Gobierno, bancos y otras empresas estatales y privadas. Bruselas renueva periódicamente las medidas individuales y las listas de sancionados.
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El bloque también ha dirigido sus sanciones contra algunos sectores concretos de la economía rusa, como la industria energética, con prohibiciones a la importación y topes al precio del crudo ruso.
Las sanciones han limitado el acceso del Kremlin a tecnología avanzada, han restringido el acceso a mercados financieros y han golpeado reputacionalmente al Estado ruso, aunque no ha tenido el impacto letal en la economía rusa que esperaba Occidente.
Unas 27 naciones, agrupadas en la Coalición de Voluntarios, han expresado esta semana su voluntad de enviar tropas o recursos a Ucrania para el mantenimiento de la paz una vez finalizada la guerra. Pero, el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, presiona porque ese envío de tropas “comience hoy y no solo cuando el conflicto haya terminado”.
En cualquier caso, el plan ha sido tachado de “inaceptable” por Putin, quien ha subrayado que cualquier soldado extranjero en territorio ucraniano será considerado “objetivo legítimo” por Moscú.
Paz en Ucrania con escala en Washington D. C.
La capital estadounidense se ha convertido en el epicentro de poder donde Occidente intenta construir una respuesta consensuada a la guerra en Ucrania. Hoy, mientras se discutía en el Tesoro las futuras sanciones contra el Kremlin, el jefe de Gabinete del presidente ucraniano, Andriy Yermak, se reunía con el secretario de Estado republicano, Marco Rubio.
"Le informé de los constantes ataques rusos contra nuestras ciudades y edificios residenciales con drones y misiles […] Matan a civiles y niños, destruyen nuestra infraestructura. Por primera vez, el enemigo atacó el edificio del Gobierno ucraniano”, resumió el portavoz de Kiev en una publicación de Telegram.
Reuters ha filtrado que la Comisión Europea propondrá el 19º paquete de sanciones contra Rusia el próximo viernes 12 de septiembre, según información revelada “diplomáticos de la UE”.
Con AP, Reuters y medios locales
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