¿Qué es poesía? ¿Pensamiento, sentimiento, sensorialidad, imaginación, creatividad, magia, musicalidad, experimentación, locura, razón, juego, interioridad, exterioridad, claridad, oscuridad, filosofía, teología, blasfemia, algo social, algo individual, algo común, algo insólito, derecha, izquierda, ojo, oreja, tú, yo…? ¿Una sola palabra? ¿Un coctel de palabras? ¿Algo más…?
Lo cierto es que hay textos que nos atrapan inexplicablemente y nos decimos con un asombro alegre esto es poesía.
En diciembre de 1985, José Mármol publica encuentro con las mismas otredades (1), un texto que probablemente contenga todas las preguntas- llenas de palabras- que intentaban responder a la interrogante de lo que es poesía.
Tomemos como ejemplo el siguiente poema cuyo título es un número y como todos los demás textos del libro mencionado irrespetan las mayúsculas (eso me alegra) y los signos de puntuación. Leámoslo y luego preguntémonos por qué es poesía. Y ojalá la respuesta sea una llave que abra un chorro de dudas.
25
muerdo la guayaba y surge violenta la niñez en la memoria
casa grande azul muy rota nido de murciélagos y cucarachas negras
circular tamarindo de las tardes calientes y las noches cargadas de misterios
aquellos tricolores papalotes aquellos pregoneros inmortales
con aire de recuerdo rebosan esta burda soledad sin final sin inicio
nunca salir debimos del jardín con lirios techo de sordo zinc
chubascos en agosto cada año para ser menos infantes
para ir inevitablemente hacia la incertidumbre
del barrio perdido de la calle sembrada de viejos con sombrero
narrando a los muchachos sus hazañas ya grises de tanto evocarlas
nunca salir debimos porque no hay retorno
además se vuelven inhumanos y amargos los senderos

Qué difícil resulta definir el arte. Qué difícil resulta creer que basta con conocer la lengua para escribir poesía. Qué difícil resulta desvelar el misterio de este otro poema de Mármol, de este texto tan transparente que fácilmente en sus sonidos nos podemos ver:
49
ella mariposa de julio 19 quiso abrir las alas y al olvido volar
ese viaje ha sido un tormento de cuchillos que hablan a mi carne suavemente
ella fue tocándolo todo con mis dedos y con mis ojos fue descubriendo el mundo
de qué habrá valido agotar el camino y haber perdido incluso la pobreza
todavía puede más su cuerpo que todos los poderes y todas las edades
Sirvan estas líneas como un homenaje -brevísimo y excesivamente simple- a encuentro con las mismas otredades (1). Un libro que cada diciembre cumple años y cada diciembre se vuelve más joven. Cuarenta años no es nada.
¡Qué viva la poesía!
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