Una mujer se ha perdido conocer el delirio y el polvo

se ha perdido esta bella locura, su bree cintura debajo de mi

se ha perdido mi forma de amar, se ha perdido mi huella en su mar…

canción Mujer de olio con sombrero

                Silvio Rodríguez

 

Con la miel en los labios

Un instante de lucidez me permite volcarme en una lectura que me conduce por un océano de poemas de amor, digamos que de loco amor y es entonces cuando en los pasillos de un alma cuelgan las palabras para con ellas acompañar un decir que Con la miel en los labios es un libro del escritor y artesano de la poesía Alejandro Santana, se nos queda prendido del alma.

Este es un texto fundante de la poética de la generación de los 80, un arsenal de poemas que dan pie a decir que el amor no muere aún su cosecha sea tarde, aunque la siembra haya sido temprano.

Y es que un poema puede ser tanto una expresión de dulzura como la más siniestra y amarga que pueda dejar plasmada su autor según el dardo con que haya sido atravesado al momento de libar junto a las musas el néctar sempiterno de los rituales de la creación poética.

Con la miel en los labios, es un libro de ese enriquecedor amor que no solo es fecundo en la memoria histórica de las páginas de un libro, sino, que pudo serlo en el acumulado de recuerdos del roce de piel, del estrujar de cuerpos o la entrega de rosedales que finalmente devino en la catastrófica angustia de un amor marchito y trunco, por eso se puede decir que su poética es como una venganza simbólica por su estar terrenal. Aunque su escritura meliflua invade su poética hasta humedecer de dulzura cada verso, cada estrofa.

Desde la nostalgia que provocan los recuerdos.

Por las cosas que descubrimos común entre nosotros.

Por lo que compartimos y las que no.

Por la dulce compañía que nos regalamos.

Por las ansias de andar buscándonos y necesitándonos.

Por el universo de palabras, poesías y amor que

Construimos…   (A Ella. Pag.13).

 Con la miel en los labios, es un vuelco al pasado desde un presente calado de recuerdos y vivencias, en la que el poeta Alejandro Santana nos mueve un poco el querer ser esa abeja que prueba el dulce del poema al abrevar en la fuente de un amor frustrado y prohibido, y por demás, como sentencia divina, capsulado en el tiempo…

Como por igual resaltan poemas que celebran el amor dado entre locura de bocas, entrega de cuerpos y realización plena del verdadero amar de enamorados. Tal y como lo deja en claro en el breve pero intenso poema ¿A quién? Pág. 83… en el que reza:

A veces en silencio me pregunto, ¿a quién le dirás las cosas que yo te dije a ti? ¿a quién le escribirás las cosas que te escribí a ti? ¿A quién le enseñarás las cosas que te enseñé a ti? ¿A quién le leerás las cosas que te escribí a ti? Sin que él jamás llegue a saber, que fue de mí de mí de quien las aprendiste.

En este texto hay un discurso poético, un narrar amatorio de los que en apariencia no andan apareciendo en estos tiempos, el poeta Santana estructura el verso, trabaja con la palabra como orfebre conocedor de la misma, nos lleva por laberintos por donde hay un miedo en el amor que se nos encima como temblor de carne que llega como río de miel en los labios de un enamorado sediento.

En Alejandro Santana y su libro desde ya referencial, los poemas de amor son como presagio que anuncian un festín de lo amatorio, tal y como dice en este hermoso poema.

“En algún lugar bajo la lluvia, ‘desnuda y con sombrilla’, una mujer que nunca me ha visto, me espera para amarnos. Ella no sabe quién soy, pero dibuja con sus manos mi silueta en el aire. Ella parece que regresa del mar, de algún recuerdo sin pasado y todo lo hechiza con la mágica luz de sus ojos de verde y poesía¨… (poema Presagio, pág. 21).

Por lo que, el amor en los poemas y poetas o igual decir la poética del amor por instantes parece ya no interesarle a los cultores de la musa, es que ante una existencialidad tan mecanicista y tecnológica aparenta ser que solo quedan marcados por el huracán del amor el último bastión de generación del pasado siglo.

Pero no, en el mundo tecnológico está también marcado el amor por símbolos, el amor allí está en siluetas de corazones rotos y palpitantes sobre una piel juvenil, le vemos rasgado en frases que muchos llevan estampados más allá de su piel, en su vibrante carne, y quién se atreve a sostener entonces que no también en sus corazones.

La poética de Alejandro Santana lleva en su ritmo una lírica propia dadas las vivencias de esa realidad palpitante, y de ese comportamiento cibernético y existencial que demuestran aún que el amor vive dentro y en medio de las generaciones milenials.

Y es que la habilidad estética como dice Bajtin, en este caso en el discurso poético de Alejandro, permitirá que los leyentes asuman en ellos el amor como por igual recogen y asumen ellos sus microhistorias de la insubordinación de la carne haciendo siembra de la poesía en otros surcos.

O cosechando otras siembras en una poética del cuerpo, de la carne y de la tinta, mismo que nuestro poeta busca en el roce, en el tocar de cuerpos, en el beso bebido boca a boca… ellos lo buscan también en el tatuaje, algo nada nuevo porque ya lo llevaron nuestros ancestros, cual congelación de la narrativa poética de sus vivencias en la carne.

Por eso, están ellos presentes en una poesía del pasado resiente como la que construye nuestro poeta Alejandro, sobre todo cuando dice en su poema ¨Un día me encontré contigo¨ (Pág. 92)

“Que nunca es tarde para alcanzar un sueño y que lo más importante en la vida es tener una razón para vivir”.

Y es que, los jóvenes de hoy tienen muchas razones de amor para vivir. Y este canto en versos de ASantana es una puerta de estímulo para hacer más literal y profundo esta sentencia, sobre todo a partir de su palabra poética como dice el maestro H. G. Gadamer y es que nuestro escritor va en marcha fundacional de la poética que lo hace un ser sediento del amor y la locura de amar y es que hay en la poética de Alejandro un escribir bullente, cargado de simbolismos y energía creadora y de una estética poco común en la poesía del presente.

Es que sin temor a equivoco, la poética de Alejandro Santana es un acto de locura amorosa, de sed y saciedad en la palabra, en esta poética sin duda nacen duendes poéticos que deambularán por la conciencia de los leyentes de Con la miel en los labios por el resto de sus días, porque esta es una poética recurrente por obligación, a la que volverán los lectores una y otra vez a beber en la miel de aquellas páginas poéticas.

Pues en este discurso poético de ASantana el rubor del amor se pierde por las paredes de los corazones, en el verso trascendente y profundo, sí, en la fabricación de un amor imperecedero y persistente.

Este escritor en sus versos parece reír desde dentro, algo así como si se prometiera revelarse en cántico aturdido por los recuerdos, como si los recuerdos estuvieran en las memorias de sus dedos agonizando sobre el papel en blanco por la devastadora y cruel enfermedad del amor crónico en su tránsito vital de vida… o acaso de muerte súbita ante el amor ya ido o por no llegar.

Con la miel en los labios más que un libro, es un canto donde todo el amor del universo parece no ser suficiente para decirle en un desgranar de versos a los lectores que el poeta ha amado y es que la voz del poeta va bordeando el amor hasta llenar el oscuro cuarto del alma de una luz refulgente, maravillosa, tan luminosa como la vida misma.

Él no se creerá un repartidor de trozos de amor y aguamiel posada en los labios, desde la palabra endulzada por la miel de sus estrofas y metáforas o por los retozos de nostalgias y alegrías que nos va dejando en cada verso.

Si no que, hundido en el tiempo libera su poesía que galopa al regreso de lo incierto, como húmedas vocales que entintan las pálidas paredes del papel con versos de amor y en agua. En Con la miel en los labios la agonía del goce es un estandarte del decir, que el poeta-escritor asume en cantar devorante de los cuerpos.

Hay pues, en cada verso un calcinante fuego que enciende el lecho, y el de cuerpos que reclaman el palpitar de los labios, el recoger de piernas bocarriba y el suspiro irresistible de la piel estrujada.

En su versología ella o ellas le circulan por las venas haciendo sublime la esperanza del amor soñado y es que su amor no es el amor de todos los hombres, es el amor hecho a su medida; el para sufrir, el para sentirse amado, el para amar lo desamado, por tanto, el lector buscará bajo la humedad del agua que hiela sus sentidos la realidad de su amor.

Por eso, lo escrito en este texto poético es como un líquido pez de colores que se multiplica en el leyente como ojo de lo vivido o por vivir.

Cielo invertido

Cielo invertido es un libro en que la poética de Alejandro Santana parece colgar su poesía del arco atemporal de los misterios en donde las metáforas y los ungidos de dolor qué lo acuchillan cual punzadas de hilo sobre su pecho…como Piedra del muro de los lamentos la empotra cual tatuaje en el recuerdo de su andar de espalda hacia los días contados.

En su poética afloran los disturbios entre memoria y recuerdos como si de un Cielo invertido cayeran dioses y poesías, Palabra presente como cantos luctuosos de su existencia los cuales convierte en poesía.

En momentos el poeta parece ausentarse o más bien callarse para dejar que se escuchen la voz de los otros… desde aquel universo poético que deslumbra en cuicas de metáforas frescas y reveladora de una encarnada esencia del pulir del verso y entonces el verso enrosca en medio de una holgura pulida del poema sacude el sentimiento del leyente.

El poeta se desdobla en rituales de un lenguaje ahondado en la búsqueda de horizontes estéticos, sin límite en la retórica de su poemar como apreciación sensible. Ese juego de la sinestesia que desdibuja en cada verso, ese sentido alegórico que lo bordea. Sin dudas le hacen una poética única y trascendental del común denominador de cualquier hacer poético o narratológico del presente literario dominicano.

En el libro Cielo invertido hay una poética donde afloran elementos que los acompañan desde siempre…pero ello no hace que Alejandro Santana desdeñe recursos narrativos. Sus escritos tienen olor a sal, el sabor a bocas usadas en el ritual del beso. Y es que invertir un cielo es posible solo en la escurridiza alma del poeta. Es quizás verse frente al reloj del juicio final o atrapado en un infierno llevado entre las sienes, como la que llevo C. Vallejo en su frente, el trozo de este poema 3. Pág. 26 lo evidencia cuando dice:

Mirarás hacia atrás que es lo mismo decir hacia ninguna parte/

 y verás la niebla mojada, bifurcada, al tiempo que se desploma/

y se te viene encima como una fuente de magnolias rotas/

o un enjambre de espadas asesinas que da contra tu rostro/

y ya no eres materia, pero eres, sigues siendo tú, aunque/

distinto.

Si bien es cierto que es un título burlesque, sin embargo, no es sarcástico y el poeta verso a verso juega con la elipsis bordeando el abismo existencial que lo sacude en un improvisado concierto de agonías que lo malogran en la soledad como puede leerse en este poema 5. Pág. 29…

Allí hay soledades frías que acechan. /

Días que corren veloces /

como enjambres de luz hacia la noche. /

Miradas fatídicas, que borrachas /    

Encierran corredores inciertos y penden del vacío.

Y es que nuestro autor es del tipo de poeta que con la palabra golpea, sentencia y aniquila el gesto más nimio de alegría tal lo expresa en otro trozo de este mismo poema cuando dice:

En tu aridez, quebrantado por el largo y lóbrego camino, /

donde el aire surca la memoria con la dorada raíz /

de su elemento, te advertirás solo. 

En la poética de ASantana hay un yo disgregado de espíritu por los escombros de su fe, cuestiona a su Dios, le inquiere hasta hacer de ella una irreverencia… entonces el poeta es una implosión que hiere la existencia misma, que cuestiona lo indoloro que es el Dios amado ante la imperfección del hombre y nos sigue diciendo en el mismo poema…

Pero cada instante que te habita /

es una realidad atroz, incontenible. /

Por un instante, con todas tus ansias, /

anhelarás volver a ser mortal, /

suficiente para enterarte de que Dios, /

luego de la ominosa caída en Edén /

y con tal de no repetir el error, /

optó por deshacerse de la fórmula humana.

Puede afirmarse que es una poética del inconformismo la que ASantana construye desde su irreverencia existencial o en su andar filosófico andando tras su conciencia crítica para apostarse como un semi dios del cantar poético buscando la continuidad del Ser.

Se puede afirmar que en el fondo de cada poema hay no más que un tratamiento Nietzcheneano de su discurrir societario, como si en cada verso buscará su "voluntad de poder" o el poeta se asume desde el "amor fati" enarbolado por F. Nietzsche… el poeta no permite colocarse en puesto de deshonra, al contrario, versos en manos, hace irreverencia a el Dios que no niega ni aniquila, pero le cuestiona, como lo hace en estos trozos de un poema de mediano aliento marcado con el número 13. Pág.39…

Aquella tarde, Dios, pusiste en marcha la rueda aleatoria de la vida /

y no te importó empujarme a un mundo hostil, lleno de cardos y espinas, / donde tuve que aprender por mí mismo a ganarme el pan con el sudor de mi frente, a pesar de mi vulnerabilidad e impotencia.

Y de nuevo golpean las palabras como cuchillos de hielos rosando la piel de la existencia terrenal. El poeta reclama la inclemencia del Dios que lo creo, del Dios que lo sopla no solo del polvo, sino hacia la errancia inmisericorde cuando en este mismo poema dice en otro trozo más adelante:

No, no ese, sino el otro, el mísero, tu escoria, /

El que torpemente se arruinó en la ingravidez de tus manos, /

El que te hizo cargar con la culpa y el peso de lo oscuro, /

el que te hizo pecador, / porque el crearme, creaste la muerte, /

y la muerte es, Señor, tu único pecado.

Pero igual recodar que J. Lacan dice más o menos sino me traiciona la memoria en mis humildes lecturas de juventud que: el inconsciente no es solo un depósito de recuerdos reprimidos, sino una estructura que determina nuestras formas de pensar y actuar ante la realidad existencial. Espero no haberme disgregado y haber sido lo más fiel al pensar del maestro; así como lo es el poeta ASantana en su voltereta espiritual del decir poético que lo incrimina como irreverente de talla mayor nos dice en el poema…19. Pág.48…

Arriero errante dl tiempo, /

rota la prisión que enjaulaba tu memoria, /

ahora ya carne devorada por la insoportable angustia, /

apartándote de la muchedumbre, /

te embicarás en el mar de túrgidos cristales, /

 donde la vida sin vida yace junto a sus misterios. /

Allí donde te encuentras, acicateado e incomprendido, /

Ahora ya sabrás, a pesar de los pesares, tus angustias /

Que de la noche venimos y hacia la noche vamos.

 

Luesmil Castor Paniagua

Poeta y ensayista

Luesmil Castor Paniagua. Profesor de la Escuela de Comunicación UASD. Ensayista, poeta y narrador.

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