Son numerosas las producciones que se graban en las calles dominicanas por la versatilidad de escenarios, historias, recursos y estudios que alberga en los 2,770 kilómetros cuadrados. Esto queda en evidencia en que durante el 2023, la Dirección General de Cine (DGCine) emitió 446 permsos únicos de rodaje.
Esto sucedió con el audiovisual Madre: a dos centimétros de ti, de la productora Desiree Díaz Silva, quien filmó en distintas locaciones, incluyendo Nueva York, en Estados Unidos, en los estudios de La Aldea en Santo Domingo, y en la comunidad La Ciénaga, en Barahona.
“Desde que conocí ese lugar supe que ahí era donde debía filmar la película. Ese mar, esa bahía, esas mujeres… todo hablaba de mi historia”.
En La Ciénaga, la comunidad participó como extras, proveedores de servicios y actores. “Logramos una integración hermosa. La película muestra el mundo de la pesca a través de una madre y su hija que trabajan como pescadoras, algo muy propio de ese pueblo”.
Díaz Silva también destaca el impacto económico positivo del rodaje en la comunidad. “Compramos pescado a los pescadores locales, nos hospedamos allí, comimos en sus casas. El cine también dinamiza la economía local y pone en valor nuestras comunidades”.
Durante el 2024, el Sistema de Registro Cinematográfico (Sirecine) de la DGCine contabilizó 1,367 personas, de las cuales, 874 eran dominicanos y 493 extranjeros. Para ese período, se registraron 433 actores, 58 directores, 102 productores, 93 guionistas y un equipo técnico de 681 personas.
Madre a dos centímetros de ti, su ópera prima como directora, es una película desarrollada bajo la Ley de Cine. Este es su primer largometraje como directora, una experiencia que define como “maravillosa” y que le permitió conectar desde lo más íntimo con la historia que cuenta.
“Estoy muy emocionada, y loca porque llegue el día del estreno y muchas personas puedan verla y sentirla”, expresa Díaz Silva, quien ha trabajado como productora y guionista en más de 30 películas desde la implementación de la Ley de Cine.
El largometraje explora un tipo de maternidad pocas veces representado en pantalla: aquella marcada por el dolor, la ausencia y las tensiones intergeneracionales. “No todas las madres son perfectas ni amorosas, y eso muchas veces viene de contextos sociales en los que nos hemos criado las mujeres dominicanas y latinoamericanas”, afirma la directora.
La trama gira en torno a una mujer que regresa desde Estados Unidos a buscar a la hija que abandonó. Sin embargo, su madre, la abuela de la niña, se niega a entregársela, desatando un conflicto que revela heridas no sanadas y secretos del pasado.
“La maternidad es solo la punta del iceberg. Queremos hablar de las relaciones conflictivas entre madres e hijas, de la presión por ser una hija buena y una madre perfecta”, explica Díaz Silva.
La directora tiene claro el tipo de cine que quiere hacer: “Un cine humano, real, que diga lo que normalmente no decimos. Nuestra sociedad tiende a evadir lo que duele. Yo quiero hablar de lo que quema por dentro”.
Su próximo proyecto ya está en postproducción: Voces rotas, un largometraje dirigido por tres mujeres cineastas sobre la violencia de género en República Dominicana. “Cada directora aborda el tema desde una mirada distinta, pero con un eje común. Yo sé que mi cine incomoda, pero creo que hay que mostrar lo que nadie quiere decir”.
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