Santo Domingo, República Dominicana.
Abril 25, 2025.
Señor
Donald Trump,
Presidente de los Estados Unidos de América.
Washington D.C., EE.UU.
Su Despacho.-
Señor
Xi Jinping,
Presidente de la República Popular China.
Peking, China.
Su Despacho.-
Señor
Vladimir Putin,
Presidente de la Federación de Rusia.
Kremlin, Moscú.
Su Despacho.-
Atención
Luis Rodolfo Abinader Corona,
Honorable Presidente Constitucional de la Republica Dominicana
Palacio Nacional
Su Despacho.-
Estimados Estadistas:
En nuestra sencilla condición de habitante del planeta en el Caribe, hemos tomado la libertad de escribirles unas líneas en estos tiempos en que la realidad de la humanidad vive enormes transformaciones económicas, tecnológicas y geopolíticas en períodos relativamente breves y sucesivos.
No bien salimos del impacto de hechos y acciones relevantes en cualquier parte del mundo, cuando recibimos otros de mayor trascendencia en el espacio exterior o el fondo de los océanos. Definitivamente, los seres humanos no se detienen en su carrera galopante tras los logros materiales y científicos que garanticen su pleno y sano desarrollo.
Indiscutiblemente que los países y Estados bajo sus atinadas orientaciones ejecutivas han aportado y continúan aportando extraordinarios recursos económicos, infraestructuras tecnológicas, investigaciones científicas, inmensa cantidad de hombres horas de trabajo para la educación, la cultura, la alimentación, la seguridad, y la estabilidad emocional y lúdica de los más de ocho mil millones de habitantes del universo.
Sin el liderazgo positivo de ustedes, y de un conjunto de líderes, asesores y personal auxiliar que en sus respectivos países han integrado los sucesivos gobiernos que han dirigido la cosa pública, hoy no tendríamos la fabulosa oportunidad de llamarnos y acordar los perfiles esenciales de una o varias reuniones de trabajo para armonizar y superar desavenencias, que por lo común, surgen a partir de los intereses económicos y geopolíticos de los grupos sociales que conforman el corpus funcional de la vida humana.
Para los Estados gigantes y poderosos como los que ustedes dirigen, los intereses en juego son un enorme océano de reclamos permanentes. Armonizar dentro y fuera de las estructuras gubernamentales ese cíclico comportamiento, definitivamente, requiere inteligencia y tolerancia. Esas dos últimas cualidades manejadas de manera objetiva, cordial y sincera por líderes de incidencia mundial como ustedes tres, provoca que el juego de las ideas de estos tiempos sea asimilado pacientemente por las sociedades de los distintos países que conforman el mundo. Estimados presidentes Trump, Xi, y Putin, la humanidad ha llegado a la feliz conclusión de que la tierra no corre peligro de desintegración física en estos momentos. Valora también que a fin de cuentas, ustedes dirigen el mundo, y en cualquier momento se reunirán en un país neutral de Asia, Europa, África o América, para anunciar que sus diferencias institucionales, jamás personales, han quedado superadas sin ningún tipo de retaliación bélica para la humanidad.
Esa paz anunciada en ese escenario, esperemos sea extensa, de modo que cada país de la tierra continúe con sus planes de desarrollo como ha previsto en sus respectivos programas de gobierno, así como en las agendas familiares y personales.
Honorables presidentes Trump, Xi y Putin, el mundo no merece continuar bajo una creciente presión psicológica, política y económica, como la que experimenta hoy día. Nuestros espacios regulares de vida deben volver a ser lugares de esparcimiento lúdico, sin sobresaltos permanentes que presagian la muerte en cada esquina.
No es posible vivir de nuevo los estertores de la Guerra Fría, que desde el año 1945 hasta el 1991, mantuvo en cíclico estado agónico cada país del universo.
Ustedes, respetables estadistas del mundo actual, vivieron igual que millones de jóvenes de su edad en los años difíciles de la Guerra Fría, y en torno a ésta, el deseo incesante por desarrollar espacios particulares de subsistencia. Tomando en cuenta sus edades biológicas actuales, cada uno se hizo adulto bajo el contexto de ese conflicto bélico y mortal de fin de mundo, que de manera latente, afectaba los sentidos y condicionaba el crecimiento sostenido de sus habitantes.
La amenaza de la tercera guerra mundial afectaba la paz habitual de sus respectivos países, y en esos tiempos, presentaba la agravante de que los países en conflicto no sólo serían diez o veinte. El efecto contundente de las bombas atómicas disparadas sobre Hiroshima y Nagasaki los días 6 y 9 de agosto de 1945, como parte de los conflictos bélicos de la Segunda Guerra Mundial, laceraban, y aún hoy perturban la conciencia de millones de seres humanos que han podido ver los efectos devastadores de tan mortíferas armas.
De modo que vivir desde el año 1945 hasta el 1991, con edades que definen etapas de la niñez y de la juventud, debe haber condicionado el subconsciente de más del ochenta (80%) por ciento de los habitantes del planeta. Ustedes hoy, honorables estadistas, no forman parte de las masas dispersas y sin poder de decisión sobre el devenir del planeta. En estos tiempos, caracterizados por una efervescencia colosal, ustedes son los actores principales de un conflicto comercial y geopolítico que a todas luces puede derivar en un enfrentamiento bélico de lamentables y trágicas consecuencias. Consecuencias que podrían afectar tanto los países poderosos bajo su estricta responsabilidad y decisión, como a la humanidad en sentido general.
Sus excelencias presidenciales Trump, Xi, Putin, en ustedes tres descansa hoy la decisión de llevarle paz y tranquilidad emocional a esos tres jóvenes que en Estados Unidos, China y Moscú reclamaban de manera cordial a sus respectivos padres una explicación detallada y convincente en torno a la amenaza que durante toda la Guerra Fría laceraba su existencia.
El mundo espera de ustedes, líderes de grandes habilidades estratégicas, operativas y funcionales, una demostración contundente de la inteligencia que les caracteriza, en interés de que se sienten de manera cordial a rediseñar el perfil que en mayor medida permitiría a la humanidad vivir sin espantos esporádicos los próximos setenta y cinco (75) años del siglo XXI y siguientes.
Es muy posible que las dos primeras reuniones de sus potentados países resulten incómodas dados los enfrentamientos mediáticos y las demostraciones de fuerza esgrimidas con sus particulares razones económicas y logísticas, en los últimos meses del año en curso. Esos dos encuentros, que estimamos serán de pura cordialidad, requieren poner en la mesa del diálogo los recuerdos nostálgicos de aquellos tres niños que en Peking, Estados Unidos y Moscú jugaban de manera intensa cada día pensando que podría ser el último de sus vidas.
Sin ánimo alguno de faltarles el respeto a ustedes en sentido personal, y mucho menos a las altas investiduras presidenciales que poseen y representan, les externamos que el mundo de este tiempo requiere de cada uno de ustedes la armonía del diálogo que como parte de la conclusión de la segunda guerra mundial llevaron a cabo en 1945, los líderes de entonces Franklin D. Roosevelt, Winston Churchill y Joseph Stalin, tras la finalización del conflicto.
La humanidad está reclamando de sus más experimentados líderes una o varias reuniones que den al traste con la desidia y la desilusión sentimental que en numerosas ocasiones nacen del orgullo, o son parte esencial en el crecimiento de éste. Sin renunciar a los principios que como naciones del mundo les caracteriza, la población mundial a uno y otro lado del planeta, merece ese encuentro de los tres grandes del momento, como sucedió en 1945, entre Roosevelt, Churchill y Stalin.
Estimados mandatarios, excelentísimos señores: Donald Trump, Xi Jinping y Vladimir Putin, como sucedió en las conferencias de Yalta y Potsdam, en 1945, ustedes tienen la inigualable oportunidad de cambiar y asegurar el mundo del siglo XXI, sin la necesidad de agitar las banderas de la guerra. Como representantes genuinos de la segunda generación del siglo XX, pueden establecer en los primeros veinte y cinco años del siglo en desarrollo, las líneas maestras del mundo en sus próximos setenta y cinco (75) años y siguientes.
Ustedes pueden impulsar ahora ese acercamiento vigoroso hacia la redención de la humanidad, haciendo del mundo un espacio habitable, dando a cada Estado la oportunidad de crecer, desarrollarse, aportar recursos naturales, científicos y tecnológicos que contribuyan a garantizar la subsistencia humana en un contexto preferiblemente horizontal.
Estimados estadistas de los Estados Unidos de América, de la República Popular China y de la Federación de Rusia, es momento para verse frente a frente, como hicieron Roosevelt, Churchill y Stalin en 1945. Los tres habían obtenido el triunfo y habían salvado el mundo de la barbarie y el genocidio, pero sus corazones latían a medias. Realmente, sus corazones sangraban de pena al saber que en los campos de batalla habían fallecido alrededor de sesenta millones de personas.
De sus próximas decisiones gubernamentales depende en gran medida el futuro de la humanidad…!!!
Con todo respeto queda de ustedes, estimados estadistas,
Atentamente;
Agustín Cortés Robles
Profesor jubilado, Universidad Autónoma
de Santo Domingo, (UASD)
Santo Domingo, República Dominicana,
Abril 25, 2025.
Copia:
Roberto Álvarez
Honorable Canciller de la República Dominicana
Leah Francis Campos
Honorable Embajadora de los Estados Unidos de América en la República Dominicana
Chen Luning
Honorable Embajador de la República Popular China en la República Dominicana
Alexey Victorovich Seredin
Honorable Embajador de la Federación de Rusia en la República Dominicana
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