La destreza, las iniciativas creativas, el coraje y la osadía personal han sido siempre un orgullo humano y una admiración de los pueblos. Los héroes son exaltados, mitificados y sagrados. En tiempos extraordinarios cotidianos esta realidad también ocurre en las expresiones artísticas, culturales y deportivas, donde reina el entretenimiento social, realidad no extraña, necesaria, porque estos momentos se convierten en catarsis para la compensación individual y el equilibrio colectivo, expresado a través de los juegos.

Por ejemplo, las luchas en la antigua Grecia, las que más han impactado en la historia europea, son convertidas en disciplina deportiva, desde los primeros juegos olímpicos realizados en Grecia en 1896.

En una dimensión de identidad, la lucha grecorromana se caracteriza porque en el encuentro de dos rivales, no se permite el uso de los pies como defensa, todo es definido de la cintura para arriba.  El ganador tiene que derribar al rival al suelo, mantenerlo con los hombros fijos sobre la lona o le suman los puntos positivos de uno de los dos contendores.

Los pueblos lo transforman todo en función de su idiosincrasia, de su cultura y de su manera de ser.  Derivada de este modelo grecorromano, en México, con una cultura machista predominante, por ejemplo, fue transformada esta lucha.  Cuando allí se decía “libre”, es que no había reglas, todo era permitido y se peleaba con todo, pero, además, se convirtió en espectáculo artístico-deportivo para la recreación.  Este espectáculo teatralizado, combina acrobacias, dramatismo, simulación, personajes, llaveo, sillazos, manoplas, voladuras aéreas, máscaras, arte y deporte.

Se considera a Enrique Ugartechea, en 1863 como el primer luchador mexicano, maestro de artes marciales y el creador de la lucha libre de ese país, aunque no logró en esa época la comercialización y difusión importante en esos momentos porque los medios de comunicación social eran muy limitados.

En el 1910, Giovanni Relesevitch, italiano llegó a ciudad México con una empresa teatral al igual que Antonio Fournier el cual llegó también con El Teatro Colón, otra empresa comercial y terminaron en una revalidad organizando espectáculos de lucha libre.  En 1933, la lucha libre adquiere una formal institucionalización con la creación de una Empresa Mexicana que terminó conociéndose como el Consejo Mundial de Lucha Libre.  Desde entonces aumento la popularización de la lucha libre como espectáculo a nivel nacional, teniendo su culminación internacional en la década de los 60 con el surgimiento de luchadores profesionales espectaculares convertidos en símbolos y en leyendas como fue el caso El Santo, el más grande luchador histórico mexicano.

Lucha Libre Profesional

Junto a él, surgió Blue Demon, Mil Máscaras, Cavernario Galíndez, Huracán Ramírez y Black Shadow, entre otros.  La fiebre era tan grande, que la primera vez que visité México al llegar al hotel, conversando con uno de los empleados, le pregunté por la lucha libre y me dijo que esa noche había un programa fuera de serie y que faltaba poco tiempo para que comenzara.  Me registré y antes de subir a la habitación, cogí un taxi para La Arena, el templo sagrado de la lucha libre en ciudad México y allí conocí, entre otros, al Santo, Blue Demon y Mil Máscaras.

En dominicana, la lucha libre profesional comenzaba su desarrollo cuando José Brea Peña, propietario de Radio Comercial, comenzó a traer luchadores mexicanos, puertorriqueños y de Estados Unidos, los cuales tenían estilos diferentes.  Los ganadores en México se definían en tres caídas mientras que los norteamericanos en una sola.  Dominicana adoptó esta última propuesta.

La lucha libre se convirtió en un fenómeno de popularidad, sobre todo al llevarse a la televisión, color Visión, con las voces de Alberto Tamarez-Silvio Paulino y con el surgimiento de Dominicana de Espectáculos, donde brillaron luchadores dominicanos como Jack Veneno, campeón de la bolita del mundo y entre otros, Relámpago Hernández, Vampiro Cao, El Caballero Negro, Maravilla, el Bronco, el Puma, El Vudú, El Árabe, peruano que se quedó a vivir aquí, Memo Diaz y Masambula presentes por temporadas completas.

Jack-Veneno
Jack Veneno

Aquí brillaron luchadores extranjeros como El Santo, Blue Demon, Huracán Castillo, Carlos Colón, Rich Flair, Hugo Savinovich, El Cavernícola, el cavernario Galindo, el Hombre Simio, Safari Park y el Destripador, entre otros.  Al mismo tiempo se disputaron diversos campeones mundiales, la lucha libre se convirtió en una catarsis, dividida entre los “malos” (rudos) y los “buenos” (técnicos).  Junto con el excelente cronista de arte, que presidió en una oportunidad ACROARTE, Napoleón Beras, seguíamos la lucha libre en el parque Eugenio María de Hostos, donde asistía permanentemente el cantante José Lacay, el anfiteatro de Radio Televisión Dominicana y el Teatro Atenas, al momento en que yo era presidente de la Subcomisión Nacional de Lucha Libre.

El 11 de enero del 2019, Los Palmeros, Amaury, Virgilio, Bienvenido y Ulises, se llenaron de gloria y subieron a las galaxias con la frente llena de estrellas en el enfrentamiento militar más desigual y vergonzoso del mundo, cientos y cientos de soldados, con cañones, basucas, morteros, tanques, carros de asaltos, helicópteros, etc. presentes para enfrentar a cuatro revolucionarios.

Sorpresa de la vida, el militar que ultimó a Virgilio y a Amaury, fue un primer teniente, Mog Jo, experto coreano en el manejo de morteros, quien dirigió y acertó para eliminarlos en la cueva de refugio, según testimonio del general José Miguel Soto Jiménez y el General Máximo Morel Marichar, en uno de sus acertados programas televisivos.  Este militar coreano que también participó en la Revolución de abril del 65 en contra de la patria, oh sorpresa de la vida, por su intimada amistad con el alcohol fue expulsado de la antigua Marina de Guerra y terminó siendo luchador profesional con el nombre de Fung Lin Chan, desconociéndose su destino final.