“El afán del día no entra en conflicto con dedicar algunos minutos para mejor comprender dónde estamos y qué somos”.

Aunque la ciencia ya ha demostrado la equivalencia entre la materia y energía, en el propósito de facilitar la comprensión de uno de los actuales más grandes enigmas consideremos en esta ocasión solo lo correspondiente a la energía.

Una forma simple para comprender el concepto general de energía es enfocarlo en cuanto a “la capacidad” para realizar un trabajo. Por ejemplo, el trabajo que podría realizar un cuerpo por solo estar en movimiento, llamada energía cinética; el trabajo que podría realizar por ejemplo el agua cual embalse en una presa (energía potencial) a partir de cuya caída podría activarse un generador de electricidad. O el propio trabajo que se podría realizar un tractor con su desplazamiento dado el hecho de que el combustible (energía química) a elevada temperatura active el motor produciendo energía cinética en el tractor y de ahí, por ejemplo, la remoción de escombros.

Ya con esa conceptualización general y los ejemplos referidos es momento de decir que la llamada energía oscura es el 70% de la energía total que se estima en el universo y que no se puede explicar plenamente aún. Veamos.

Desde el 1930 a partir de las tantas veces verificadas comprobaciones de Edwin Hubble se sabe que el universo está en expansión, es decir tiende a alejarse más y más; pero la gravitación  generada como resultado de las masas  de los astros del universo en sus distintas categorías, tiende a contrarrestar o a aminorar esa expansión; pero acontece que  ya a finales del siglo XX al intentar medir la que sería la tasa de esa  desaceleración el resultado fue sorprendente:  se descubrió que la expansión del universo no está disminuyendo su ritmo sino que tiende a acelerarse.  Por ejemplo, las distancias entre las galaxias lejanas aumentan a una tasa cada vez mayor, cambiando drásticamente lo que hasta entonces se consideraba que era la dinámica del universo.

De lo anterior, cual evidencia, se deduce la existencia de un componente adicional que como se dijo contrarresta el efecto atractivo de la gravedad impulsando la expansión acelerada del universo. Es esa la energía oscura. Posteriores estudios realizados a partir de tales evidencias indican que a partir de la edad ya estimada del universo de 13 mil 800 millones de años, luego de los 4 mil millones de años de ese inicio la expansión comenzó a acelerarse desde entonces, cual efecto de la energía oscura.

¡70% de la energía del universo que aún no se explica!

Ramón Morrison

Consultor en Desarrollo Organizacional

Profesor de ciencias de primaria, secundaria y universitario ya jubilado, con la misma pasión de entonces.

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