Cuando el ciclón tropical Melissa convertido en tormenta cruzaba lejos por el mar Caribe, frente nuestra isla La Española, con trayectoria hacia sus pares Jamaica y Cuba, hace poco más de una semana, un opinante del emblemático televisual El Show del Mediodía (ahora en género reality show o telerrealidad), con voz estridente, ironizó atribuyendo el distanciamiento del fenómeno hidrometeorológico respecto del territorio dominicano, a un regalo de Dios por ser pueblo creyente, y su enrutamiento hacia Cuba como castigo, porque es ateo.
Una referencia igual de extravagante hizo un líder evangélico criollo tras el seísmo de 7 grados en la escala abierta de Richter ocurrido a 4:53:09 p. m. del 12 de enero de 2010, a 15 kilómetros de Puerto Príncipe, Haití, con resultado de al menos 316,000 muertos, 350,000 heridos y 1,500,000 damnificados y graves daños a las infraestructuras de la capital, Puerto Príncipe, y otras ciudades.
Pese a que científicos aseguraron que el terremoto fue provocado por la interacción de las placas tectónicas del Caribe y Norteamérica, él se ufanó de que Dios “salvó a RD” del hecho geológico por ser creyente y, en cambio, afectó al vecino del oeste de la isla porque los haitianos creen en falsos dioses.
Quince años de diferencia, dos discursos similares en la medida que rehúyen al abordaje científico e inducen a la fe por un afán de viralización para ganar prestancia social y monetizar, la moda de estos tiempos.
Pero no se trata solo de actos rutinarios de farandulería ni de culto al ego, sino mentiras de gran calado que contribuyen al ocultamiento de la realidad y con ello a profundizar la indefensión de la sociedad en cuanto a resiliencia necesaria ante los efectos de fenómenos naturales cuyos daños a menudo terminan en tragedias por inercia de los gobiernos y la demagogia política que se abona con la ignorancia de millones de familias obligadas a vivir en zonas vulnerables.
Desde la parte del signo que no se ve, pero existe, esos discursos mandan a asumir el conformismo como buque insignia: nadie puede frente a Dios, la naturaleza y el destino.
Desde esa perspectiva, el poder está libre de pecado, y si algún culpable hay, es la masa de empobrecidos “testarudos” que, a última hora, no reacciona a los operativos de emergencia.
Pero otra es la historia.
DETRÁS DEL TELÓN
Tras pasar lentamente hasta quedar casi estacionaria (entre 4 a 7 Km/h), Melissa tormenta (vientos de 75 Km/h), halló condiciones ambientales favorables para fortalecerse y el 28 de octubre impactó Jamaica convertido en huracán histórico con vientos de hasta 295 Km/h (categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson).
El 29 en la madrugada, degradado por las montañas de Jamaica a categoría 3 (vientos de hasta 200 Km/h), comenzó su cruce por las provincias más al oriente de la mayor de las Antillas.
Cuba es socialista, no así República Dominicana, Jamaica, Haití, Bahamas y Panamá, países que, sin embargo, registraron el total de los decesos.
El 4 de noviembre, la historia del prestigioso diario español El País, “Los desastres son inevitables; las tragedias, no”, firmada por Andrea Bizberg, ha destacado que Melissa dejó al 77% de Jamaica sin electricidad, al menos 28 muertos, más de 25,000 personas en refugios de emergencia; a Haití con 40 fallecidos, decenas de desaparecidos y 160 mil viviendas inundadas, y a Cuba con 735,000 personas evacuadas.
Antes, el 30 de octubre, la cadena pública alemana DW (Deutsche Welle) sintetizaba el drama sobre una Melissa que no impactó directamente a República Dominicana ni a Haití, pero parte de su nubosidad dejó lluvias persistentes durante una semana.
“Al menos 32 personas resultaron muertas durante el paso del huracán Melissa en el Caribe. Hubo 23 fallecidos solo en Haití, y cuatro en Jamaica”.
Más adelante destacó que, aunque Haití tampoco fue impactado directamente, otras 13 personas están desaparecidas y 17 resultaron heridas; cuatro fallecieron en Panamá y uno en RD.
Sobre el oriente de Cuba, resaltó que entró el miércoles como huracán categoría 3, sembró destrucción y dejó millones de personas sin energía eléctrica. Tomando como fuente la Defensa Civil, resaltó que, al momento, no hay reportes de muertes.
La BBC News Mundo, medio público del Reino Unido, publicó el 29 de octubre y actualizó el 31 una historia sobre el impacto del fenómeno en la que afirmó: “… atravesó Cuba este miércoles con intensas lluvias y una intensa marejada ciclónica tras haber golpeado con gran intensidad a Jamaica (velocidad de hasta 295 km/h), país que se ha declarado zona catastrófica donde han muerto al menos 19 personas”.
En Haití -dice la BBC a partir de las informaciones oficiales- han muerto más de 30 personas.
En cuanto a la mayor de las islas antillanas, resaltó que es uno de los ciclones más potentes que la han impactado desde 2017.
Acotó que las Fuerzas Armadas Revolucionarias enfocaron sus mayores esfuerzos en la oriental ciudad Santiago de Cuba, la segunda más poblada de la mayor de las Antillas (poco más de medio millón). BBC no reporta fallecidos.
La www.revistacirculorojo.com describe a Melissa como un ciclón sin precedentes formado en los últimos días de octubre en el Caribe y precisa que, de acuerdo a un análisis del Imperial College de Londres, el fenómeno fue cuatro veces más probable por el cambio climático y representa pérdidas entre 7000 y 2000 millones de dólares.
Según la revista, los meteorólogos jamaiquinos advirtieron que se trató del tercer huracán más intenso observado en el Caribe después de Gilbert (1988) y Wilma (2005), según la historia publicada el 30 de octubre por El País bajo la firma de María Mónica Monsalve S., desde Bogotá.
Lo han considerado de “intensificación extrema” al pasar en 36 horas de tormenta a huracán categoría 5 tras encontrar condiciones perfectas para su desarrollo (aguas cálidas en el mar, baja cizalladura del viento o vientos cortantes y una atmósfera saturada de humedad).
Destaca que, según los expertos, los ciclones tropicales, hoy, no son “necesariamente más numerosos que antes, pero sí mucho más intensos y rápidos en su formación”. Considera urgente reforzar los sistemas de alerta temprana, las políticas de adaptación y la educación climática.
“La situación plantea un desafío mayúsculo para las naciones del Caribe, Centroamérica y México, especialmente para regiones como Quintana Roo, donde el turismo y la infraestructura costera son pilares económicos”.
¿Por qué, diferente a Jamaica, Haití, Panamá, Bahamas y otras, en el oriente de la isla Caimán (Cuba) con sistema político diferente (Socialismo), no se registró un mar de fallecidos, heridos y desaparecidos, pese al impacto directo del histórico ciclón, la crisis económica profunda, la gran vulnerabilidad de las viejas infraestructuras y el bloqueo económico de medio siglo requeté rechazado casi a unanimidad por las asambleas de la ONU?
Por sus avances en gestión de riesgos y en cultura de prevención.
En la víspera del ciclón sus autoridades habían desplazado 750,000 personas en provincias en riesgo, según reportes de medios de comunicación internacionales. La situación en las infraestructuras tras el impacto es desoladora, hay miles de familias sin viviendas, pero han salvado las vidas, de acuerdo a los reportes noticiosos. La solidaridad internacional ha comenzado.
Lo aconsejable ahora es emular lo bueno, sin prejuicios. Aprender de aquella experiencia construida por el vecino subdesarrollado como RD.
Entender, de entrada, que -en comunicación de riesgos- es fatal la inducción de pánico y la trivialización o farandulización de situaciones en las que están en juego las vidas de millones de personas.
Peor si prima el desconocimiento sobre las características de los fenómenos naturales y su conceptualización, a tono con la desinformación y la malinformación vehiculizadas por las fake news (noticias que simulan hechos reales) y las deepfake (manipulación con IA) con ropajes sensacionalistas y amarillistas.
La información contextualizada, veraz, oportuna y sin ruidos es vital para edificar la autoprotección ciudadana. Y ese servicio es responsabilidad de las autoridades, pero también de los actores privados.
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