La escuela, en su forma de organización y funcionamiento crea una cultura al interior de la institución o de la comunidad educativa, una cultura que está formada por creencias, valores, procedimientos y que no concuerda, en muchos casos, con la cultura comunal o las creencias, mitos y valores del entorno donde está la escuela.

Si miramos un poco atrás en el tiempo, cuando estudiamos los que tenemos ahora más de 40 años (eso no es mucho tiempo para superar procesos culturales) hasta nuestros días, nos damos cuenta que la escuela, ha tenido unas normas y costumbres que, en muchos casos, no articulan con el entorno donde está ubicada y más si es de zona rural o urbana marginal, en gran medida esta diferencia influye en el aprendizaje, ya que se producen espacios de aislamiento y discriminación de los estudiantes.

Hay que acotar que, en la sociedad dominicana, no existe una variación cultural significativa en la escuela, aunque en los últimos tiempos hay que decir que la migración haitiana representa un reto para el tratamiento de una escuela multicultural del pueblo dominicano. Sí existe una desigualdad de tipo social muy marcada y esa sí es un tipo de diversidad que tiene un peso específico en los aprendizajes y que es necesario trabajar.

La diversidad es un concepto que se trabaja en las aulas dominicanas y donde caben una serie de aspectos a tener en cuenta, desde personas con algún tipo de discapacidad hasta los enfoques de géneros, los envejecientes o la orientación sexual.

La diversidad social y económica se manifiesta en la escuela en los estudiantes de los barrios marginados hijo de jornaleros, obreros no calificados, chiriperos y personas que no tienen una estabilidad para cumplir con las exigencias de las escuelas y cuyos hijos asisten en condiciones de desventaja y estos tienen formas de manifestarse y conducirse de forma diferente a los que tienen estabilidad como los hijos de empleados y otros con algún tipo de ingresos.

Uno de los desafíos que enfrentan las familias pertenecientes a los quintiles más bajos de ingresos es la adquisición del uniforme escolar, el cual deben comprar; afortunadamente, este está comenzando a ser suministrado.

El hecho de cumplir horarios rígidos establecidos por la escuela y donde asisten hijos de familias que no saben si tienen la comida segura cada día representa un desafío que para muchos ni siquiera es imaginado.

En algunos lugares como en zonas rurales,  la escuela, con sus costumbres, reglamentos, rituales, y normas no escritas, ha estado muy distante de las manifestaciones culturales y usos y costumbres de los lugareños, mas bien ha sido un espacio civilizatorio dirigido al conocimiento y crecimiento profesional del ciudadano, los elementos culturales de tipo folklórico, las creencias populares, las fiestas populares, las prácticas culturales agrícolas de los campos,  así como las celebraciones y espacios de alegría colectiva han sido espacios no solo marginados por la escuela sino combatidos como elementos “no civilizatorios”.

Es probable que algunos profesionales de la educación pudieran ver que la calidad educativa no pueda alcanzarse; si bien es importante considerar todos los aspectos culturales de la comunidad y vincularlos con la escuela, Paulo Freire propone una visión educativa que va más allá, él plantea una escuela que responda a los problemas reales del contexto, entendida en su dimensión espiritual como un espacio capaz de llevar felicidad a las comunidades. Desde esta perspectiva, la calidad educativa no se mide solo por estándares académicos, sino por el nivel de bienestar que la escuela logra generar en la vida de las personas.

El Ministerio de Educación y otras instituciones han realizado grandes esfuerzos por organizar la comunidad educativa y han establecido leyes y dispositivos legales y la organización sistemática de cada institución.

De acuerdo con datos estadísticos presentados en la celebración del Primer Congreso Internacional de Descentralización y Participación Comunitaria ( 2024) el Ministerio de Educación (Minerd), ha conformados 63,542 Comités de Curso, (89.24%) y 5,323 APMAE (80.9%) en centros educativos de los sectores público y privado.

No hay duda de que, desde el punto de vista de la organización del sistema, hay buenos niveles de organización. Las relaciones y funcionamiento de los actores al interior de los centros educativos y el desarrollo efectivo de esas instancias, es el desafío que resolver, entiéndase, la comunicación entre los actores, el diseño colectivo de los planes, la organización de las reuniones con efectividad y éxito, el trabajo organizado de los padres en el rendimiento de sus hijos, así como las actividades de la cotidianidad a las que el filósofo alemán Jurgen Habermas denomina: el mundo de la vida.

En ese mundo de la vida, en la relación hombre-mundo, es decir: estudiantes, maestros, padres, directores, secretarios de escuelas, directivos, personal de apoyo, suplidores y grupos afines, donde se produce el desarrollo educativo,  es allí donde los individuos interactúan, se comunican y construyen significado y  es necesario realizar un trabajo de animación social que no se produce en los reglamentos y dispositivos del sistema, sino en la conciencia del hombre o mujer participante.

Para que haya una cultura escolar y comunal direccionada en base a los aprendizajes y desarrollo social y educativo no es necesario hacer grandes inversiones, solo redireccionar las prácticas.

Una participación cultural efectiva de la comunidad en la escuela es fundamental para enriquecer el ambiente educativo y fortalecer los lazos entre ambos entornos. A continuación, presento  algunas claves alcanzables y sencillas que se pueden practicar en las escuelas:

  • Comunicación Abierta y Bidireccional

Establecer Canales Claros: Crea plataformas accesibles para el diálogo, como reuniones periódicas, grupos de WhatsApp, redes sociales escolares, boletines informativos o buzones de sugerencias. La información debe fluir en ambas direcciones.

Lenguaje Claro y Cercano: Evita la jerga pedagógica. Usa un lenguaje sencillo y directo que resuene con todas las familias, independientemente de su nivel educativo.

Escucha Activa: No solo se trata de informar, sino de escuchar las necesidades, ideas y preocupaciones de la comunidad. Realiza encuestas, foros abiertos o entrevistas informales.

  • Reconocimiento y Valoración de la Diversidad Cultural

Identificar Talentos y Saberes: Invita a padres, madres y miembros de la comunidad a compartir sus habilidades, profesiones, oficios, tradiciones o historias. Pueden dar charlas, talleres, participar en proyectos o mentorías.

Celebrar la Diversidad: Organiza eventos que celebren las diferentes culturas presentes en la comunidad escolar: días temáticos, festivales de comida, exposiciones de arte o música. Esto fomenta el respeto y el orgullo cultural.

Currículo Inclusivo: Busca formas de integrar las experiencias y conocimientos culturales de la comunidad en el currículo escolar, haciendo que los estudiantes se sientan representados y valorados.

  • Fomento de Espacios de Encuentro y Colaboración

Eventos Conjuntos: Planifica actividades que unan a estudiantes, familias y docentes, como ferias culturales, obras de teatro, conciertos, jornadas deportivas o proyectos de embellecimiento escolar.

Voluntariado Organizado: Crea oportunidades claras para el voluntariado, desde apoyo en el aula y excursiones hasta ayuda en la biblioteca o en la organización de eventos. Define roles y expectativas para cada actividad.

Comités y Mesas de Trabajo: Invita a la comunidad a formar parte de comités escolares para la planificación de eventos, la mejora de infraestructuras o la creación de programas educativos. Su participación en la toma de decisiones es crucial.

  • Liderazgo y Compromiso de la Dirección Escolar

Visión Clara: La dirección debe tener una visión clara sobre la importancia de la participación comunitaria y comunicarla de manera constante a todo el personal y a las familias.

Facilitación y Apoyo: Brindar los recursos (tiempo, espacio, materiales) necesarios para que las iniciativas comunitarias puedan llevarse a cabo.

Capacitación Docente: Sensibilizar y capacitar al personal docente sobre cómo integrar a la comunidad en sus actividades pedagógicas y cómo valorar sus aportes.

  • Empoderamiento y Sentido de Pertenencia

Promover la Iniciativa: Animar a las familias y miembros de la comunidad a proponer nuevas ideas y proyectos que beneficien a la escuela.

Reconocer Contribuciones: Agradecer y visibilizar públicamente los aportes de la comunidad, ya sea a través de reconocimientos formales o simplemente mencionando sus contribuciones en reuniones y comunicados.

Crear un Ambiente Acogedor: Asegurarse de que la escuela sea percibida como un espacio abierto y amigable para todos, donde las familias se sientan cómodas y respetadas, al entrar.

Implementar estas claves requiere tiempo, esfuerzo y un compromiso genuino de todas las partes, pero los beneficios en términos de rendimiento estudiantil, ambiente escolar y cohesión social, podrían ser inmensurables.

Francisco Ramirez

Educador

Alcancé el doctorado en ciencias pedagógicas en la Universidad pedagógica Enrique José Varona, La Habana, Cuba; Maestría en administración de la Educación concentración administración, Universidad Autónoma de Santo Domingo-Universidad de Montreal. Maestría internacional en gestión universitaria, Universidad de Alcalá, España, Especialista en educación por competencias, Universidad de Guadalajara, México, Licenciado en educación mención desarrollo agrícola y Rural, UCDEP. Me he especializado en gestión educativa. Experiencias: Exdirector del Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio, INAFOCAM, Director Regional de Educación, Director distrital, Director de escuelas maestro de primaria y secundaria. Profesor del área de educación en la Universidad Autónoma de Santo Domingo Profesor del postgrado en la UASD, PUCMMA, asesoró 241 tesis de maestría, profesor del doctorado que imparte la UASD con la Universidad Enrique José Varona, coordinador del postgrado UASD-SAN JUAN. Actualmente imparto docencia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo en la Facultad de Educación.

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