Aunque tenía grandes esperanzas de erradicar la pandemia para 2030, ONUSIDA alerta: la respuesta mundial al VIH está sufriendo “un revés de una magnitud sin precedentes”.
Aumento de las infecciones entre los jóvenes, diagnósticos demasiado tardíos, financiación en caída libre… Mientras la epidemia se transforma, los prejuicios persisten. Desde la supuesta omnipotencia de la PrEP hasta la idea de que el VIH ya no afecta a Europa, France 24 analiza los mitos que siguen frenando la prevención.
Mito 1: “La PrEP es suficiente, ya no se necesitan condones.”
Acrónimo del inglés “pre-exposure prophylaxis” (profilaxis previa a la exposición), la PrEP es una estrategia innovadora de prevención del VIH dirigida a personas que no tienen el virus, con el fin de evitar el contagio.
El tratamiento, que consiste en tomar un medicamento, debe iniciarse antes de un posible contacto con el virus y continuar después.
La PrEP, disponible desde 2016, ha revolucionado la prevención del VIH. Pero, aunque se ha validado la eficacia de esta herramienta, su auge ha venido acompañado de un malentendido: la idea de que sustituye por completo al uso del condón.
Como resultado, varios países europeos están observando una disminución continua del uso del condón entre los menores de 30 años, asociada a un aumento de los diagnósticos de VIH en este grupo de edad.
Según las últimas cifras, publicadas el 25 de noviembre por Santé publique France, entre 2014 y 2023, el número de personas de entre 15 y 24 años diagnosticadas como seropositivas aumentó un 41%.
Se observa una tendencia similar en las infecciones de transmisión sexual (ITS) bacterianas estudiadas (sífilis, clamidia y gonorrea), lo que sugiere que los “jóvenes” que inician su vida sexual utilizan menos condones que sus mayores.
“Entre las hipótesis, se cree que tratamientos como la PrEP pueden dar lugar a la idea errónea de que ya no es necesario utilizar condones para protegerse”, explicó al periódico francés ‘Libération’ András Költo, coautor de un informe del Consejo Económico, Social y Medioambiental publicado en 2024. “A menudo, no utilizar preservativo no tiene que ver con la irresponsabilidad, sino con el hecho de que no nos sentimos amenazados si prescindimos de él”, agregó.
La PrEP es una herramienta esencial, pero no es suficiente. Requiere seguimiento médico, pruebas periódicas de ITS y debe ir acompañada de una pedagogía clara para evitar la falsa impresión de inmunidad total.
Mito 2: “El VIH solo se transmite a través de las relaciones sexuales de riesgo.”
Este mito se basa en una visión moral y errónea del VIH: bastaría con tener una vida sexual “razonable” para estar a salvo.
El principal problema hoy en día no es el riesgo, sino el diagnóstico tardío, lo que significa que algunas personas transmiten el VIH sin saber que son seropositivas.
En Francia, cada año se registran más de 5.000 nuevos diagnósticos, con un aumento de los diagnósticos tardíos: personas que descubren su seropositividad en una fase ya avanzada, tras uno o varios años de infección, a menudo sin síntomas aparentes. A pesar de los 7,5 millones de pruebas serológicas realizadas en 2023, el país sigue estando lejos de un cribado sistemático suficiente para eliminar los casos no detectados.
Sin embargo, el VIH también afecta a mujeres heterosexuales en parejas estables, pero cuyos compañeros no se someten a pruebas de detección, a personas mayores a las que apenas se dirigen las campañas de prevención, a jóvenes entre los que ha descendido el número de pruebas de detección tras la COVID-19, a víctimas de violencia sexual y, en general, a personas que desconocen su estado serológico (alrededor del 20% en Europa).
La mayoría de los contagios en los países desarrollados no se deben a un “comportamiento arriesgado”, sino a la falta de información, a la ausencia de pruebas y a una mala comprensión de las herramientas de prevención (condones, PrEP, etc.).
Por otra parte, según las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2023, la transmisión de madre a hijo sin seguimiento sigue afectando a 110.000 casos al año en todo el mundo.
Mito 3: “El VIH ya no afecta a Europa, Francia ni a los países desarrollado.”
En el imaginario colectivo, el VIH sigue asociado a los años 80 y 90, o limitado a los países del Sur Global.
Si a finales de 2024 se estimaba que el 65% de los más de 40 millones de personas que vivían con el VIH procedían de África, los datos más recientes muestran que el VIH sigue avanzando en determinadas poblaciones de Europa, especialmente entre los jóvenes de 15 a 24 años.
Se trata, en particular, de personas procedentes de la migración, ya que la mitad de los “jóvenes” que descubrieron su seropositividad nacieron en el África subsahariana, según el informe de Santé publique France. También se ven afectados los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y las mujeres heterosexuales no diagnosticadas.
Los nuevos datos publicados por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) y la Oficina Regional de la OMS para Europa alertan sobre las dificultades que encuentra el continente para detectar y tratar precozmente el VIH. De hecho, más de la mitad de los diagnósticos en 2024 (el 54%) se realizaron demasiado tarde para un tratamiento óptimo.
Las relaciones sexuales entre hombres siguen siendo la vía de transmisión más frecuente en la Unión Europea (el 48%), pero los diagnósticos atribuidos a la transmisión heterosexual están aumentando y representan casi el 46% de los casos de VIH notificados.
“Es imprescindible que modernicemos nuestras estrategias de detección, prioricemos la detección comunitaria y las pruebas de autodiagnóstico, y garanticemos un acceso rápido a la atención médica. Solo podremos erradicar el sida si las personas conocen su estado serológico”, insiste la doctora Pamela Rendi-Wagner, directora del ECDC.
Mito 4: “Ya no es necesario invertir tanto en la lucha contra el VIH.”
Algunos países han reducido su contribución financiera a los programas internacionales. Estados Unidos, encabezados por Donald Trump al frente, ha eliminado en mayo pasado la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), lo que supuso una pérdida de 60.000 millones de dólares para proyectos de investigación —en particular en la lucha contra el VIH— y ayuda humanitaria.
Antes del Día Mundial contra el Sida de 2025, el Departamento de Estado de Estados Unidos dio instrucciones a sus empleados y beneficiarios de subvenciones para que no utilizaran fondos del Gobierno estadounidense para conmemorar este día. Esta directiva forma parte de una política más amplia destinada a “abstenerse de cualquier comunicación durante los días conmemorativos, incluido el Día Mundial de la Lucha contra el Sida”, según un correo electrónico consultado por el diario ‘The New York Times’.
El pasado mes de agosto, varios estudios de modelización estimaron que los recortes presupuestarios decididos por Estados Unidos y otros países podrían provocar 10 millones de nuevas infecciones por VIH, un millón de ellas en niños, y tres millones de muertes adicionales en los próximos cinco años.
En noviembre, durante la cumbre del G20, el primer ministro canadiense, Mark Carney, procedió a la primera reducción de la contribución de Canadá al Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. Con un importe de 1.020 millones de dólares para el periodo 2026-2028, es inferior en 190 millones a la de 2022-2025, lo que supone una disminución del 17%.
Sin embargo, los programas de prevención y acceso a los tratamientos son extremadamente sensibles a la financiación. En un informe publicado el martes, ONUSIDA señala una disminución del número de personas que han iniciado el tratamiento en 13 países, la falta de existencias de kits de detección del VIH y de medicamentos esenciales en Etiopía y la República Democrática del Congo, y una disminución de la distribución de medicamentos preventivos del 31% en Uganda, del 21% en Vietnam y del 64% en Burundi. Además, Nigeria ha registrado una disminución del 55% en la distribución de condones.
“El impacto ha sido inmediato y grave, especialmente en los países de ingresos bajos y medios muy afectados por el VIH”, constata ONUSIDA.
“La crisis de financiación ha puesto de manifiesto la fragilidad de los avances que tanto nos ha costado conseguir”, declara en un comunicado Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, desde Ginebra.
“Detrás de cada dato de este informe hay personas… bebés a los que no se les ha realizado la prueba del VIH, mujeres jóvenes privadas de apoyo en materia de prevención y comunidades que de repente se han quedado sin servicios ni atención médica. No podemos abandonarlos”, añadio.
Este artículo fue adaptado de su versión original en francés.
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