El 1 de agosto entrarán en vigor los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump a varios países. Algunas naciones ultiman, a contrarreloj, los detalles de acuerdos comerciales en busca de mejores condiciones o para reducir el impacto del gravamen. Otras, ante la presión de las amenazas arancelarias, ya han firmado pactos. Ese día, el propio Trump lo calificó como "¡un gran día para Estados Unidos!", pero, ¿marca esto el fin de su guerra comercial?. 

El presidente de Estados Unidos dijo que no se involucraría en ninguna guerra, pero abrió una mundial: la arancelaria. Una forma de presión contra naciones de todas las latitudes para llegar a acuerdos comerciales bajo sus condiciones. Caso contrario, en palabras de Donald Trump, habrá aranceles.

Hasta el 1 de agosto, los aranceles han sido una amenaza con la que puede negociar, no solo temas económicos, también políticos e incluso judiciales, como ocurre en Brasil, donde pide el fin del caso penal en contra del expresidente Jair Bolsonaro

Sin embargo, la Administración Trump ha dicho que el plazo ahora es inamovible. “El 1 de agosto es la fecha límite, se mantiene firme, y no se prorrogará. ¡Un gran día para Estados Unidos!”, escribió Trump en sus redes sociales.

La dependencia de los otros países a la economía estadounidense le permite a Trump una mayor amplitud para maniobrar en cuanto al porcentaje que entrega a cada nación, que va entre el 10% y el 50%. 

Acuerdos comerciales en Asia

Vietnam, Indonesia, Filipinas y Japón llegaron a acuerdos comerciales con la administración Trump. Esas naciones aceptaron niveles superiores al 10%, más especificaciones económicas de cada país.

Con Vietnam se estableció un arancel del 20 % sobre todas las mercancías enviadas a EE. UU. y un arancel del 40 % sobre cualquier transbordo. Además, anunció Trump, “Vietnam hará algo inédito: le otorgará a Estados Unidos acceso total a sus mercados comerciales”.

Con Indonesia y Filipinas acordó establecer aranceles del 19 % sobre los productos que Estados Unidos importa desde esos países. Sin embargo, los productos estadounidenses que se exporten allí no estarán sujetos a aranceles. Además, con Indonesia, el trato incluirá el acceso a los minerales críticos. 

Los acuerdos con India han provocado una doble crisis en ese país, una diplomática con Washington y otra política en el seno de la oposición. Esto, luego de la decisión de Estados Unidos de imponer un arancel del 25% a las importaciones indias que entrará en vigencia el 1 de agosto.

La medida fue acompañada por una dura retórica de Trump, que no solo justificó los aranceles por las barreras comerciales de la India, sino que también atacó su relación con Rusia.

En el caso de la India, hay motivo político de por medio. Los aranceles contra Nueva Delhi son por las barreras al comercio de los productos estadounidenses y por su relación comercial con Rusia, en especial por el petróleo. Por lo que, aparte del 25%, impondrá una penalización adicional por su compra de energía rusa.

“A lo largo de los años, hemos hecho relativamente pocos negocios con ellos, porque sus aranceles son demasiado altos, entre los más altos del mundo”, escribió Trump en su perfil de Thruth Social.

Internamente, la principal formación de oposición india, el Partido del Congreso, denunció esto como la prueba de un "colapso de la política exterior" de la India mientras asegura que los aranceles podrían recortar hasta 40 puntos básicos del crecimiento del PIB.

 Japón logró el 23 de julio un acuerdo comercial con EE. UU. para reducir el 25%, que fue la amenaza inicial de Trump, y tener finalmente un arancel del 15%. A cambio, Tokio accedió a abrir sus mercados para importar más automóviles y una promesa de inversión de 550.000 millones de dólares en Estados Unidos. Tuvieron que darse ocho rondas de negociaciones y una fecha límite (1 de agosto) para lograr este acuerdo.

A menos de 48 horas del 1 de agosto, Trump anunció un acuerdo comercial con Corea del Sur, que consiste en que Seúl entregará a los Estados Unidos 350.000 millones de dólares para inversiones. Además, comprará 100 mil millones de dólares en productos energéticos.

A esto se le suma que aceptará productos estadounidenses, incluidos automóviles y camiones, artículos agrícolas. Con ello, Corea del Sur tendrá un arancel del 15%. Mientras que Estados Unidos no tendrá que pagar aranceles por sus productos cuando lleguen a Seúl.

Con Taiwán, los equipos negociadores dijeron que han alcanzado “cierto consenso” sobre temas como aranceles, barreras comerciales no arancelarias y “resiliencia de las cadenas de suministro”. La portavoz del Gobierno de Taiwán, Michelle Lee, aseguró que ambas partes están trabajando en una declaración conjunta sobre los resultados de las conversaciones.

‘Guerra directa’ con China

Donald Trump mantiene su frente con China en la incertidumbre, aunque en una tregua, por ahora. Las dos primeras economías llegaron a imponerse aranceles mutuos de más del 100%, pero un acuerdo posterior redujo las tarifas sustancialmente, a la espera de un pacto más amplio.

El 26 de junio, tras amenazas recíprocas de aranceles, Estados Unidos y China llegaron a un principio de acuerdo que aún se encuentra en desarrollo.

En ese momento, los estadounidenses accedieron a bajar las tarifas a los chinos del 145% al 30%, siempre y cuando los asiáticos también hicieran un recorte desde el 125%, en el que estaban los aranceles, hasta el 10%.

Aunque Estados Unidos mantiene elevados aranceles (55 % para la exportación de determinados productos chinos a Estados Unidos) facilita la exportación de tierras raras de China, elimina medidas de represalia mutua y relaja controles para el acceso de productos chinos al mercado estadounidense.

Estados Unidos cree que tiene los ingredientes para un acuerdo comercial con China , pero "no está 100% terminado", dijo el jueves el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent .

China se enfrenta a una fecha límite del 12 de agosto para alcanzar un acuerdo arancelario duradero con la administración de Trump, después de que Beijing y Washington alcanzaran acuerdos preliminares en mayo y junio para poner fin a la escalada de aranceles de ojo por ojo y un corte de minerales de tierras raras.

Acuerdos con el Reino Unido y la Unión Europea

El Reino Unido fue el primero en firmar un acuerdo comercial con Trump en mayo. En el que mantuvo el 10% para sus productos exportados hacia Estados Unidos. Sin embargo, también redujo el impuesto a la importación de automóviles, el acero y aluminio que Trump había aumentado en un 25% en abril. 

Con la Unión Europea costó un poco más llegar a un acuerdo porque, además de los aranceles, el factor defensa también estuvo en juego. 

Tras una reunión relámpago, el domingo 27 de julio, Trump y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llegaron a un acuerdo: aranceles del 15% sobre los productos europeos importados y la UE se compromete a comprar energía por valor de 750.000 millones de dólares y a realizar inversiones adicionales por 600.000 millones en Estados Unidos

La amenaza inicial contra el bloque de los 27 fue del 30% a los productos europeos que ingresan a Estados Unidos. Ahora, con el 15%, expertos señalan que el viejo continente cedió a las condiciones de Trump para evitar una guerra comercial. Aunque los detalles del acuerdo comercial aún se están definiendo y deberá ser validado por los Estados miembros, Francia, por ejemplo, busca una exención total para los licores y los vinos que se envían a Estados Unidos. 

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Además, París cuestionó este tratado. Benjamin Haddad, ministro delegado de Francia para Asuntos Europeos dijo que si bien el acuerdo comercial negociado por la Comisión Europea con Estados Unidos “aportará una estabilidad temporal a los actores económicos amenazados por la escalada aduanera estadounidense, pero también es desequilibrado".

Entre algunos temas, dijo Haddad, “el acuerdo excluyó cualquier concesión para nuestros sensibles sectores agrícolas”. Además, cuestionó que Estados Unidos utilice la amenaza arancelaria como mecanismo de negociación y dijo que la Administración Trump “ha optado por la coerción económica y el desprecio total por las normas de la OMC (Organización Mundial del Comercio)”.

Acuerdos comerciales en América

En la mayoría de países latinoamericanos y de Centroamérica, Trump anunció el 10% de los aranceles. No obstante, el frente con Brasil, en su guerra comercial, sigue abierto.

Este miércoles, Trump firmó una orden ejecutiva para elevar el arancel que se impondrá a partir del 1 de agosto a las importaciones brasileñas, en represalia por las acciones de las autoridades contra el expresidente Jair Bolsonaro, su aliado político.

En la orden adiciona un 40% al 10% anunciado previamente. El 9 de julio, el presidente Donald Trump anunció la imposición del 50% a todas las exportaciones de Brasil que vayan a Estados Unidos. La cifra más alta que un país (fuera de China) recibía en la guerra comercial, que inició el presidente estadounidense.

Lo hacía en defensa de Bolsonaro, quien es procesado penalmente por un supuesto intento golpista, tras los incidentes en varias funciones del Estado de Brasil, desconociendo los resultados que daban la victoria a Luiz Inacio Lula da Silva.

En ese momento, la respuesta de Lula fue inmediata: “A Brasil se le respeta”, dijo el mandatario latinoamericano al mencionar que tomaría una medida recíproca del 50% de aranceles a las exportaciones estadounidenses. 

Este miércoles, Lula insistió que "defenderá" la "soberanía" de su país, tras este incremento de los aranceles. Además, dijo que es “inaceptable la interferencia” del Gobierno de Trump en la justicia brasileña, porque, aparte de los aranceles, sancionó al juez del Tribunal Supremo, Alexandre de Moraes, que lleva el caso contra Bolsonaro. 

Por otro lado, México y Canadá realizan los últimos movimientos para alcanzar un acuerdo con su principal socio comercial. El primer ministro de Canadá, Mark Carney, envió este miércoles a Washington a su jefe de gabinete y a su ministro de Asuntos Intergubernamentales para intentar llegar a un acuerdo comercial con Estados Unidos

Sin embargo, tanto el presidente estadounidense como Carney han declarado en los últimos días que creen que no será posible llegar a un pacto antes del viernes.

México, según el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, “ya todo lo que tenía que hacer está hecho. Ahora tenemos que esperar” y dijo que el próximo viernes se conocerán los resultados de las negociaciones y sobre el alza al 30% de la tarifa a las exportaciones mexicanas fuera del TMEC, su tratado comercial.

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La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum también espera “un buen acuerdo”. Las autoridades mexicanas se han mostrado optimistas para que prevalezcan las preferencias comerciales con Estados Unidos y evite el gravamen extra anunciado por Trump. 

El jueves, 31 de julio, Trump y Sheinbaum mantuvieron una conversación telefónica, calificada de “fructífera” por el presidente estadounidense. Explicando las complejidades de su relación, Trump anunció que acordó extender, por 90 días, el acuerdo previo: México seguirá pagando un arancel del 25% al fentanilo, un arancel del 25% a los automóviles y un arancel del 50% al acero, el aluminio y el cobre”. Además, dijo que México acordó eliminar de inmediato sus numerosas barreras comerciales no arancelarias.

En esos 90 días, explicó Trump, mantendrán conversaciones para firmar un acuerdo comercial.

Otro alivio para Latinoamérica llegó el miércoles, 30 de julio. Donald Trump firmó una orden ejecutiva que impone aranceles globales del 50 % a las importaciones de productos semifacturados de cobre, pero la medida no incluye insumos básicos como el concentrado, cátodos o chatarra.

Chile, principal proveedor de cobre metálico a Estados Unidos, celebró este miércoles que sus exportaciones queden exentas de aranceles. Los envíos chilenos representan el 70 % de todo el cobre metálico que importa Estados Unidos, mientras que el 30 % restante proviene principalmente de México, Canadá y Perú.

Según la orden ejecutiva, el Gobierno estadounidense considera que los elevados volúmenes de importación de cobre y la sobrecapacidad global representan una amenaza a la seguridad nacional porque debilitan la industria local.

Aunque ha logrado acuerdos comerciales con varias de las naciones, su guerra arancelaria dependerá de los términos económicos, políticos e incluso judiciales —en el caso de Brasil— que tenga con el resto de naciones. 

¿Y Rusia?

Con una casi nula relación comercial, las sanciones contra Rusia dependen de la guerra en Ucrania.

El presidente Trump dio, en julio, un plazo de 50 días al presidente Vladímir Putin para que alcance un acuerdo de paz con Kiev.

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Caso contrario, dijo, tendrá aranceles “secundarios” del 100%, que son gravámenes que se imponen a terceros países o entidades que comercian con una nación sancionada. En este caso, Rusia.

Sin embargo, tras los continuos bombardeos a Ucrania, el presidente de Estados Unidos acortó, esta semana el plazo de 50 días y dijo que será ahora un tiempo de 10 o 12 días.

 

Con EFE, AP y Reuters

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