El fallecimiento en Canadá de la misionera Joan Tinkess nos enluta y obliga a una reflexión sobre el trabajo voluntario y educativo en la República Dominicana, y la mejor manera de educar para la vida a ciudadanos sin recursos, niños y adolescentes que encuentran en el vigor y la voluntad de una misionera el camino para su redención.
Joan falleció en la ciudad canadiense de Windsor, tras complicaciones derivadas de una cirugía renal. Tenía 89 años, y recientemente visitó la República Dominicana para recibir una condecoración del presidente de la República, Luis Abinader. Se le honró con la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Caballero, junto a las también misioneras canadienses Mary Tiner y Leonora Gibb.
La condecoración la entregó el presidente en el Palacio Nacional el pasado 11 de julio, en un acto muy cálido y cargado de testimonios de gratitudes de sus ex alumnos, que le acompañaron y dieron seguimiento en su quebranto, desde la República Dominicana.
Atendiendo a sus deseos, su cadáver será cremado, y sus cenizas esparcidas en las dos comunidades dominicanas que todavía conservan las huellas profundas que dejó su labor misionera: Yamasá, en la provincia de Monte Plata, y Cutupú, en la provincia de La Vega.
La ex religiosa se aferró hasta el final de sus días a la posibilidad de un mundo mejor, soñó con extrapolar el modelo de microcrédito creado en Cutupú a otras regiones dominicanas para empoderar a mujeres pobres, y aspiró a que otros diseminaran el modelo de educación basado en valores que creó en Yamasá.
En Yamasá, Joan Tinkess, en atención a las instrucciones de la orden religiosa a la que entonces pertenecía, las Hermanas Grises de la Inmaculada Concepción, fundó y dirigió el primer liceo secundario de la población, el San Martín de Porres. Antes, había sido profesora en la escuela elemental San Pedro de Córdova.
En el liceo San Martin de Porres se formó una generación de jóvenes dominicanos, quienes llegaron a convertirse en profesionales exitosos gracias al modelo educativo que amplió sus horizontes y rompió un ciclo de exclusión social y económica.
La calidad y eficacia del modelo humanístico orientado a un desarrollo integral que implementó hace 60 años, tiene hoy plena vigencia y pueden servir al país en su búsqueda de plataformas educativas de calidad.
El Ministerio de Educación y los que exploran nuevos modelos no deben mirar únicamente en tierras extranjeras. El modelo de Yamasá es un importante referente local, al igual que todo el legado póstumo de Joan.
Además de liberar talentos en Yamasá, Joan Tinkess, junto a la ex religiosa Mary Tiner, sacó de la indigencia a cientos de campesinas veganas, formando asociaciones de mujeres y programas innovadores de microcrédito que persisten cincuenta años después de su creación.
Recogió sus experiencias en dos libros, ‘’Desafío y Esperanza’’, memorias de su vida y su trabajo en el país, y ‘’Ni un Paso Atrás’’, compendio de entrevistas sobre el trayecto de las asociaciones campesinas que en medio siglo de luchas cambiaron las vidas de dos generaciones.
Sus vivencias en el país, a donde llegó en 1958 siendo una veinteañera, terminaron de forjar su carácter, poco dado a la ambigüedad y a los tonos grises. Los desafíos no la intimidaron.
Al momento de esparcir sus cenizas en las dos comunidades donde Joan Tinkess trabajó y dejó huellas, valdría la pena valorar la metodología educativa que puso en marcha y la forma en que con una revolución pequeña y silenciosa transformó las vidas de cientos de personas, que son y han sido útiles a sus comunidades y que hoy siguen siendo ejemplos de sólida formación.
Joan Tinkess vivió entre los pobres, como aprendiz y animadora, hizo innovaciones en su formación y en la forma de hacer frente a sus necesidades. Vislumbró la organización y la formación como elementos claves en su proyecto, con la convicción de que la verdadera transformación no es ni fácil ni rápida.
Siempre consideró que había sido su “gran fortuna vivir entre personas que luchan diariamente por las necesidades mas elementales… compartiendo sin medida su fe, el gozo, el dolor y sus esperanzas”. En sus memorias, se declaró “llena de gratitud por la oportunidad que me ofrecieron’’ y por “el regalo amoroso de un pueblo que me ofreció su idioma, su música, su comida, su humor y coraje’’.
“Fue el corazón abierto, el amor sin restricciones que recibí de los dominicanos, lo que despertó en mí el amor por toda la humanidad. Somos uno, nos demos cuenta o no, pero cuanto antes hagamos nuestra esa simple verdad, más pronto el mundo será un mejor lugar’’.
“Llevo un corazón que vive en dos países a la vez, que ama a los dos sin reservas. Mi corazón se ha abierto para que el mundo en general lo habite’’.
Nuestro homenaje y reconocimiento a esta misionera e innovadora virtuosa, que abrió tantas mentes y tantos ojos a los ciudadanos y ciudadanas que tocó con sus virtudes y sacrificios.
Relacionados:
Editorial de Acento del 12 de julio sobre la condenacoración a Joan Tinkess
Joan Tinkess fue articulista de este diario. A continuación, algunos de sus escritos que mueven a la reflexión y que invitamos a leer en su memoria:
https://acento.com.do/opinion/con-que-derecho-3-9103769.html
https://acento.com.do/opinion/hace-cincuenta-y-siete-anos-9081017.html
https://acento.com.do/opinion/elogio-de-odette-9076828.html
https://acento.com.do/opinion/quisqueyanas-valientes-9062910.html
https://acento.com.do/opinion/sobre-la-compasion-9051590.html
https://acento.com.do/opinion/de-la-semilla-a-la-flor-y-al-fruto-9044887.html