Resumen

Este artículo de la serie dedicada a la FILSD 2025 propone una relectura del cuento infantil desde su dimensión pedagógica, no en el sentido técnico o didáctico, sino como un acto de formación poésico-afectiva. Se analiza el cuento como una estructura simbólica que transmite sentido, belleza y consuelo y se sugiere una pedagogía basada en la ternura, la escucha y el ritmo narrativo compartido. Desde el Virgilioamaramorismo, se presenta el arte de contar como una forma de amar con palabras.

Introducción

Contar un cuento no es solo decir una historia. Es entregar un mundo en palabras, es suspender el tiempo para entrar, juntos, en una dimensión compartida de imágenes, emociones y símbolos. Es un acto que puede ser lúdico, estético, formativo, pero que —en su núcleo más profundo— es un acto de amor narrado.

En este sentido, es necesario pensar en una pedagogía poésica del cuento, entendiendo la pedagogía como acompañamiento afectivo y la poesía como ritmo del alma. No basta con saber leer en voz alta: hay que saber acunar con el cuento, mecer con las palabras, mirar con la voz.

Desarrollo

1. El cuento como forma de conocimiento afectivo

La literatura infantil es una herramienta primordial para el desarrollo emocional en la primera infancia. En múltiples estudios se observa que los cuentos facilitan no solo la comprensión de emociones, sino también la construcción de identidad emocional, en un espacio simbólico y seguro.  “El cuento infantil favorece al desarrollo de la imaginación y la creatividad … contribuye a las relaciones sociales en el entorno en el que vivimos” (Carrero, 2017, p. 44)

Desde el Virgilioamaramorismo, el cuento no es solo estructura narrativa: es verbo amoroso en movimiento, forma de decir el mundo con ternura activa.

2. Narrar como acto de presencia

En tiempos de prisa, narrar es una forma de detener el tiempo. Cuando un adulto se sienta frente a un niño y le cuenta un cuento, no solo transmite un relato: se ofrece como presencia plena.

La voz narradora —si está implicada, si no finge— genera un vínculo de confianza, seguridad y afecto. Por eso, una pedagogía poética del cuento requiere que el mediador:

Esté presente emocionalmente, no solo físicamente.

Escuche mientras cuenta, captando gestos, respiraciones, silencios.

Respete el ritmo del niño, permitiendo que el cuento se vuelva experiencia compartida.

Narrar, en esta clave, es decir con amor, verbalizar el cuidado, hacer de la lengua un lugar habitable.

3. El ritmo como ternura: la dimensión musical del cuento

Todo cuento tiene ritmo, pausa, intensidad. Contarlo es también hacer música con la voz. Una pedagogía poésica no puede ignorar esto: la entonación, los silencios, la velocidad y las inflexiones construyen el clima afectivo del relato.

Por eso, el cuento narrado con ternura no se limita a las palabras: es también una danza sonora, una coreografía invisible entre voz y oído, entre narrador y oyente.

Desde el Virgilioamaramorismo, esta dimensión rítmica es esencial: el cuento es un poema narrado con alma de canción.

4. Narrar con ternura: condiciones de una pedagogía afectiva

La pedagogía de la ternura propone un enfoque que integra afectividad, respeto y cuidado. García Navarro et al., 2025, p.469, destacan que, al citar a Bermello et al., 2023.   “La pedagogía del amor y la ternura apela a educar desde el afecto y con sensibilidad para nutrir la autoestima, curar heridas y superar todo sentido de inferioridad…”

Narrar con ternura no significa caer en la cursilería ni en la banalización de los temas. Implica:

Usar palabras que cuidan, que no hieren innecesariamente.

Mostrar conflictos y desafíos sin perder el horizonte de esperanza.

Construir personajes que permitan identificación emocional y reflexión ética.

Acompañar al niño en su recepción, sin imponer interpretación.

La ternura aquí es una forma de inteligencia poésica, una sensibilidad pedagógica que reconoce al niño como sujeto profundo, no como receptor vacío.

5. Aplicaciones en la escuela, el hogar y los espacios culturales

Una pedagogía poésica del cuento puede ser aplicada en diversos contextos:

En la escuela, como parte del currículo formativo afectivo y literario.

En el hogar, como rutina emocional y vínculo familiar.

En bibliotecas, centros culturales y ferias del libro, como estrategia de animación lectora que vaya más allá del entretenimiento.

Estas narraciones deben estar mediadas por personas sensibles, preparadas, capaces de conjugar voz, mirada y alma, como un acto amoroso de transmisión cultural. 

Conclusión

Contar un cuento es mucho más que leer un texto. Es invitar a un viaje afectivo, es crear un espacio simbólico donde el niño puede sentirse visto, escuchado, acompañado. Una pedagogía poésica del cuento, en ese sentido, no se basa en técnicas, sino en presencia amorosa, ritmo compartido y sensibilidad estética.

Desde el Virgilioamaramorismo, narrar con ternura es una forma de amar con la palabra, de construir humanidad en voz baja, de sembrar poesía en el alma infantil.

La FILSD 2025, si desea realmente poner la infancia en el centro, debe abrir espacio para este arte olvidado: el arte de narrar con ternura.

Referencias

Carrero Ruiz, Carmen. (2017). La educación emocional a través de los cuentos.

García Navarro, E.L., Margrathe Yolanda, P.A., Calupiña Bustos, S.S., Yandún Cartagena, C.A. & Garcés Echeverría, D., (2025) La pedagogía del amor y la ternura para el desarrollo del ámbito de… LATAM Revista Latinoamericana de ciencias sociales y Humanidades 6(1), 467-478.

 

Virgilio Hernández Pichardo

Educador, promotor cultural y escritor

Virgilio Hernández Pichardo. Es educador, promotor cultural y escritor. Doctor en Humanidades, en Estudios Sociales y Culturales del Caribe. Maestrías en Educación, Mención Planificación Educativa y en Lingüística Aplicada. Especialidades en Promoción de la lectura y la Literatura Infantil y en Lingüística Aplicada. Licenciado en educación, Mención Letras Modernas y Maestro Normal Primario. En el área cultural miembro fundador de los talleres literarios: “Líttera” de la Alianza Cibaeña. “2001” de la UTESA y “Letras Unidas” de Santiago. Ha sido expositor de trabajos en varias instituciones de Santiago y en Ferias del Libro. En el plano escritural ha escrito y publicado artículos y ensayos sobre el idioma español y literarios. Así como libros de poemas para niños y adultos. Ha desarrollado una propuesta teórica, práctica, espiritual, poética, educativa, antropológica, filosófica, lingüística, idiomática, literaria y cultural, llamada, Virgilioamaramorismo.

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