"Visto con la lógica del capital, asaltar un banco resulta hoy en día una estupidez, pero ¡paradoja! debe ser hecho por personas inteligentes. La recompensa en efectivo no es tanta como la recompensa en efecto eléctrico, la súbita descarga de adrenalina sitúa a quien ejecuta el asalto en un ser de excepción, este es el mayor atractivo de este pasatiempo. Son 15 minutos expandidos en el tiempo y vividos en un éxtasis superior al producido por la más alucinante de las drogas". Tito Alvarado
"Un honorable oficio en vía de extinción"
El Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, define al antihéroe de la siguiente manera: "Personaje destacado o protagonista de una obra de ficción cuyas características y comportamientos no corresponden a los del héroe tradicional".
Con sus cualidades contrarias a las que podrían definir a aquellos llamados héroes, logran la simpatía de nosotros como lectores, porque nos identificamos con sus imperfecciones. En la literatura, el cine, el teatro abundan muchos antihéroes (Meusault, en El extranjero de Albert Camus; Alonzo Quijano “Don Quijote”, en Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, Hamlet de la obra de teatro homónima de William Shakespeare; Travis Bickle, en la película “Taxi Driver”, entre otros).
En "La escuela de Andrés" (Relatos breves), Tiempo de Nosotros Editores, 2023, el autor Tito Alvarado, chileno-canadiense, poeta, ensayista, periodista, conferencista, promotor cultural, entre otras facetas. Los antihéroes habitan en cada uno de los relatos. Sin embargo, es de lo poético, que emanan dichos personajes, lo que ha despertado nuestro interés.
Cuando el autor escribe:
"Las ideas se entregan para volar y vuelan cuando les llega su momento. A estas las iremos viendo despegar, transformadas, desde nuestros patios imaginarios y llevar a cada uno de nosotros en su vuelo". El regreso de la Serpiente Emplumada. (Pág.105)
El personaje hace de sus limitaciones un instrumento que, a través de la palabra, lo lleva más allá de las fronteras de sus capacidades físicas. Esto, con el poder poético de la imaginación, transforma el relato en prosa en un evocativo poema lleno de lirismo.
" Allá en mi serranía lejana, a fuerza de levantarme temprano, aprendí sobre el valor de la luz en sus mil formas. La noche era larga sin ella. Los cuentos alrededor del fogón se contaban en la noche y casi siempre eran aventuras y desventuras acontecidas al amparo de la oscuridad.
Así se nos iba inculcando el miedo a lo desconocido, aun así, apreciábamos las noches de luna y un cielo lleno de estrellas casi al alcance de la mano, pero esa dicha era menor en comparación con el momento anunciador de la llegada del día". Soliloquio sin Aurora (Pág. 123)
Lo nostálgico es, para el protagonista de este relato, una salida a los problemas cotidianos. El pasado, la remembranza, devienen en futuro. Es más cómodo pensar en un espacio de tiempo que vivirlo y esto lo expresa por medio de figuras literarias.
El narrador personaliza las emociones del antihéroe, ahora son independiente de lo físico. Actúan a espaldas o de frente al personaje, construyendo así un autómata de mente y cuerpo vacíos:
"Ahora mira el objetivo, saca el fierro, apunta y aprieta el gatillo, salen las balas justas, a veces una, raramente tres y hasta cuatro, para estar seguro de que el tumbao no se levantará más. En este gesto hay rapidez, precisión, control absoluto, no deja en su ser ningún rastro de arrepentimiento. Cuando hace el trabajo es una máquina, sus emociones están siempre en otra parte". La escuela de Andrés. (Pág. 103).
Realidad o no. Alvarado hace que nos preguntemos quiénes somos o qué somos. Sus relatos están llenos de estas cuestiones. Llenos de una brevedad poética que asalta por sorpresa la mente de los protagonistas:
"Si fuera sueño, al despertar volvería a mis actos cotidianos. Si es realidad estoy fuera de lugar y tiempo. Adelantarse al futuro sin pasaje de vuelta es un desastre, seré un loco estacionado en un conocimiento pasado, mi cerebro no tendrá tiempo de adaptarse a lo nuevo asaltándome a cada instante". El taxi azul. (Pág. 79)
El antihéroe poetiza su vida, sus momentos. Lo que considera verdadera poesía es el tiempo mismo. Ese tiempo que atesora y guarda entre las páginas de los libros:
"Su vida en la Cárcel, transcurre entre los quehaceres ineludibles de la vida, una caminata matinal, una sesión de gimnasia, la lectura de numerosos libros y el porvenir pormenorizado ejercicio de llenar, con su fina letra cuadernos con el resumen y la prolongación de sus lecturas. Son la huella dejada por una mente brillante siempre trabajando". Los secretos del baile. (Pág. 66)
Tito Alvarado, autor, entre muchos otros, de "El único camino, la vida" (2018), cultiva los sueños en la mente de los actores de sus relatos. La fantasía convive con lo no fantástico. La probabilidad de soñar despierto la encontramos en cada uno de sus párrafos:
"Esta historia quizá haya acontecido en un mundo paralelo, pudo haber tenido otro final o pudo haber sido un sueño, del cual se despierta y todo vuelve a la normalidad. La rescato del olvido con la intención de insinuar una probabilidad, vivir como real una fantasía”. Llego mañana. (Pág.57)
Humanidad. Cada personaje de ficción está repleto de humanidad. De esa imperfección que conforma cada poro de nuestra piel sale la más perfecta de las bondades:
"A cada una de las mujeres presentes en la reunión, le entregué una rosa acompañada de una sonrisa. El comentario de una de ellas me partió el alma, todavía recuerdo con angustia sus palabras -es la primera vez que alguien me regala una flor. Con esa confesión intuí hacia el futuro un quizá, quizá sea la última, en dos días yo partía, desde entonces no ha vuelto a Montevideo". Cinco rosas rojas. (Pág.52)
El "yo" poético, se viste de locura o quizás de demasiada cordura. Don Tito, estremece el relato con metáforas, comparaciones, paradojas. ¿Se puede ser loco y cuerdo al mismo tiempo? En el relato "amanecer en Montevideo", por supuesto:
"Estar loco es un mal sin vuelta atrás, estar en universo paralelo también, sin embargo, había una diferencia, la locura es reconocible y tiene muy mala publicidad, en cambio venir de universo paralelo a ocupar el lugar de alguien, que es uno mismo, nadie lo notará, a lo sumo pequeños cambios de personalidad atribuibles a eso tan recurrente llamado estrés. En este caso uno debe adaptarse a las complicaciones de una situación nueva, se impone el reflejo de supervivencia o recurres al escape de la locura.
Eran tantos los detalles distintos, ya no me quedaba opción, estaba en universo paralelo ocupando el lugar de un otro yo”. (Pág. 45)
Y siguen las comparaciones, esta vez con el tiempo a rastras. Con el único objetivo de llenar las vidas vacías de estos antagonistas con un poco se lirismo:
"El tiempo puede ser una espina, un pozo profundo, un árbol florido, una fiesta inolvidable, una ducha de agua fría o un instante de felicidad. Con todo esto y mucho más pasaron cinco años por mi vida, con sus días y sus noches. Cuando me contaron el bolero de sus premuras, no lo creí, luego la vi del brazo con otro". Tango de lo que pudo ser y no fue. (Pág. 34)
El mundo, para nuestro autor, es un personaje en sí. Aguarda, por cada acción del individuo. Actúa y se levanta más temprano que el ser. El mundo vive en nosotros. No lo contrario:
"Puedo dedicar mis últimos días a pasear hasta consumir los recursos y la falta de ellos me vuelva invisible puedo sentarme una plaza a tirar migas a las palomas salir con un termo la hierba el mate y acomodar los recuerdos puedo hacer el loco en alguna carretera o en un boliche pedir un asado y regarlo con vino hasta perder el sentido, Pero no he salido de la montaña para sentarme a mirar al agua a correr aquí estoy ahora en la confrontación del mundo con sus encrucijadas y soluciones". La taradura en el poder. (Pág. 29)
Lo amoral del antihéroe, no lo exime de sentir algún tipo de empatía por su semejante. El corazón de este aún palpita y da gritos poéticos entre líneas:
"A todo esto, yo estaba en ese lugar casi por casualidad, pues mi trabajo era tapar hoyos, es decir cuando faltaba alguien acudía yo en su reemplazo. Terminó mi tercer día allí y no volví a ese lugar donde la delgada figura se anunciaba deseable. Seguramente por su mente no pasó ninguna teoría explicando mi desaparición. Por mi parte he pensado que ella merecía un mejor destino y no ese deber a un pudiente subiendo a su helicóptero personal para inaugurar el último viaje de la vida y el primero de la muerte". Siete instantáneas de una esbelta figura, que casi se lleva el viento. (Pág. 15).
Tito Alvarado cierra su libro con la historia "Un niño frente a Dios". No nos permite dejar el texto, así como así. Nos lleva a reflexionar. A continuar, ya sin el libro en manos, pensando lo leído. Incluso, soñando lo pensado. Concluyo con un pequeño párrafo de este breve pero impactante relato:
" Seguí mi viaje hacia el Festival en las nubes acariciando una idea tan loca como necesaria el mundo será de verdad un lugar para la vida cuando los poetas y creadores estén a cargo del gobierno".
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