Después de analizar por mucho tiempo tengo el convencimiento de que la poesía es el género de mayor expresión y heterogeneidad donde los seres humanos expresan su sentir, y cada poema es una expresión única que delata parte de la historia que de una u otra manera palpita en el interior de cada poeta.

Mayormente los poetas noveles solemos iniciar con poemas de amor a seres queridos o a situaciones en especiales, porque esa es la experiencia que se vive en carne propia y Carmen Cruz Tejeda no es la excepción. Ese es el amor que bulle como volcán en lo más profundo del interior, es el que desata las pasiones, el que le pone música, el que enciende las llamas, acelera el corazón y es aquel que forma un torbellino de tristeza, o el que ocasiona huracanes de emociones.

El poeta no solo vive sus propias experiencias, sino que recoge y como los artistas interpreta, en este caso, plasma las ideas de los demás, lo que indica, que no todo lo que se expresa en un libro de poesía es experiencia propia, si fuera así, la poesía ya hubiese muerto, pero hay poesía en cada rincón del universo, en cada espíritu que viva, hay poesía en la muerte que acecha, en el viento que sopla. La vida misma es poesía inagotable.

Los ingenieros idean, construyen guiados por planos, es decir, siguen un patrón establecido. Pero concebir y estructurales ideas, unir palabras concatenadas, construir versos embebidos en imágenes, estrofas, expresiones líricas bañadas de metáforas, en fin, expresar las ideas en figuras literarias que impacten en el sentir humano, no tiene comparación:  es un reto emocionante. Lo que indica que los poetas son y deben ser considerados como grandes constructores.

Carmen Lora fluye en su canto e implora al amor que ya no está, al que martilla al cerebro de angustia, al que derrama lágrimas de sangre, al que se anhela con pasión. Veamos algunos versos del primer poema Nostalgia del corazón. Es un poema bien logrado donde el ritmo y la musicalidad están presente.

Guardo en mi garganta los mil te

amo, que se quedaron trabados,

cada noche.

En este poema le canta de manera desesperada a alguien que espera con ansia su regreso. Un poema que le imprime musicalidad y emplea metáforas bien logradas. Continua con unos versos cargados de un potencial de emociones.

Mi almohada compañera de los

insomnios, de la humedad de mis

ojos, de mis gritos a voces.

En estas siguientes estrofas reina la desesperación, la soledad le acompaña, siente una desolación irremediable que ha roto el reloj de la vida.

Mis brazos están tiesos esperando

tu cuerpo.

Siento solo invierno en plena

primavera, estoy como la luna,

sola en el cielo.

Vivo cada día, como si no

existiera.

El crepúsculo y el amanecer

confunden mi vida; ya no sé

cuando inicia la noche o si

comienza otro día.

Carmen Cruz Tejeda.

Carmen Lora en sus versos le sigue cantando al amor. El amor no es comida, pero es capaz de satisfacer, de alimentar al cuerpo, de quitarle el hambre o volverlo hambriento, en darle paz o inundarlo de incertidumbre. Veamos una estrofa del poema Amarte como te amo.

Te busco entre mis sabanas frías,

en mi cama, en mi almohada, en la

noche

en el día.

Los versos plasmados en el poema Esa Luna, le canta una vez más a la ausencia del ser amado, a esa ausencia incomprendida, aquella que de ninguna manera es aceptada, porque el amor no comprende esas cosas y prefiere jugar a la nostalgia y solo el tiempo se impone a la realidad.

No imaginas como me gustaría

compartir esta luna contigo,

besarte bajo su luz que ilumina

todo,

dejando en sombra el alma mía

me deja triste y vacía,

porque no estás conmigo

En el poema Mio, a pesar de la ausencia sigue implorando por su amor, usa el símil como tropos literarios para plasmar la propiedad del amor que ya no está, aquel que está atrapado para siempre en su interior.

Mío como las piedras son de un

solo río,

inmóviles a las torrenciales o

suaves corrientes

que desprenden su camino.

La poetisa Carmen Lora, a pesar de ser este su primer libro de poemas logra impregnar imágenes metafóricas bien logradas, como la expresada en los siguientes versos del poema La Luna.

Te siento mío en tus poros

desbordados ante mis manos

Esta metáfora tiene todo el poder del convencimiento de lo que siente por la persona que ama, los poros son testigos de todo. Para saber lo que siente el otro no es necesario las palabras.

Analicemos el poema Quiero Ser. En este, Carmen Cruz Tejeda le da un cambio a la temática en que giran la mayoría de los poemas que integran este libro.

En sus versos bien logrados abundan las figuras literarias. Es como si todas se juntaran en un pequeño fragmento: metáforas, Sinestesia, anáfora, prosopopeya, etc.

Es una alegoría que implora a lo que quisiera ser, con un tono íntimo, nostálgico y apasionado.

La voz poética transmite pasión, además de un deseo profundo por la pureza que habita tanto en el ser humano como en la naturaleza.

Ese sueño que busca algo que trasciende lo material y entrar en la integridad del alma que mezcla ternura, deseo y melancolía con emociones intensas inexplicables.

Sueño con poseer la ternura de los

niños,

la locura de los poetas,

los mil secretos de amor que

guardan los campos, las playas, la

luna y las estrellas,

las pasiones desbordadas

enjugadas en las sábanas,

de amor y deseo arrugadas en la

cama.

Robarle la melancolía al

Crepúsculo.

En este poema, Yo Mujer, está la resiliencia que debe tener todo ser humano que pasa por momentos devastadores, a pesar de todo, la vida sigue. En este caso el reinvento, la esperanza de vivir está ahí latente como torrente de lluvias, como aire, como el sol que sale cada día.

A pesar de los mapas de

cicatrices

que las heridas han marcado en

mi alma,

sigo siendo aquella mujer que

puede ser feliz,

con una simple mirada.

capaz de llegar al cielo con las

alas quebradas.

…..

Puedo levantarme y tomar las

recaídas,

solo para agregarlas a las

lecciones aprendidas.

Páginas de mi diario, es el otro yo, el consentidor de Carmen Lora, la poetisa. Es el que acumula todos los secretos y para eso tiene en su pecho una caja bien grande para soportar tantos pesares, angustias, hastíos, emociones encontradas y todo esto sin divulgarlos, es un compañero fiel para descargar las frustraciones, aquel que recoge las lágrimas sin derramarlas y las convierte en dulce esperanzas.

Tus guardas todos mis pesares,

mis angustias, mis hastíos, mis

anhelos, mis andares.

Tus líneas esconden cada suspiro,

cada decepción, cada tristeza,

cada emoción.

En todo ser humano de sentimientos sanos como suelen ser los poetas siempre está ahí en su interior el amor familiar, el de los padres, el de los hijos, y Carmen Lora les canta a ellos como una manera de responsabilidad maternal la cual ha asumido con gallardía, sin soslayo, al igual que su responsabilidad de hija comprometida.

En la poesía de Carmen Lora está latente el lirismo. Sus poemas narran con intensidad cada verso plasmado en este libro Trozos de mi corazón.

Mis felicitaciones por romper el hielo que impide el éxito, Solo los valientes son capaces de liberarse de esa prisión. Carmen rompió el grillete que tenía atrapado a sus dedos, y de seguro que a partir de ahora fluirán en el teclado desesperado por escribir cada día una historia más.

José D. Espinosa Féliz

Ingeniro y escritor

José D. Espinosa Féliz Es ingeniero civil, escritor, conferencista. magister ejecutivo en gestión de proyectos. Tiene especialidad en Alta Gerencia, diplomados en relaciones públicas, en maestría de ceremonias y en oratoria. Además, es Locutor profesional. Por más de veinte años ha sido articulista de temas técnicos, sociales y políticos. Libros publicados: Fundamentos básicos y guía en la construcción de carreteras, El éxito integral, una obra de autoayuda; A corazón abierto, libro de poemas; La extraña obsesión de Waldo Tenerife, (Novela); Héroes en tiempos de coronavirus (cuentos, Decisiones extremas (novela); “Espermatozoides con inteligencia artificial” (cuentos) y “Olor a ti” (poemas). josedespinosa@gmail.com

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