"Antes del comienzo del mundo ya existía la Palabra…" Juan 1:1
"No sé cuándo ni dónde
pero sé que vendrás
Hijo mío, bañado de ternura sublime
te he soñado mil veces,
¿pero dónde estarás?". (Poema al hijo que no llega. Julia de Burgos)
Julia de Burgos, espera al que ha de llegar, pero no llega. En su poesía, la esperanza de las "buenas nuevas", está presente como un evangelio poético que circunda su historia, su vida, su pasión y muerte, su resurrección.
Julia, recorre sus anhelos, la imposibilidad de ser más que una poeta que le canta al prójimo, al que lucha, al caudal de un río, a esa naturaleza que baña sus ansias. Su palabra resuena en el tiempo, sus enseñanzas, sus pesares y desprendimientos.
Luesmil, cual apóstol, replica su mensaje, lo pone en su voz y clama, y clama por una eternidad de la poesía. Por una infinita Julia de Burgos.
"Canto de agua- amor y mariposas", Amargord Ediciones, 2023, es el libro que describe su poesía con poesía, su vida con vida, sus dolores y sinsabores con sufrimiento.
Este es el evangelio poético de Julia de Burgos, según Luesmil Castor Paniagua.
"[..]Ya vienen galopando Julia
ya vienen
ya vienen galopando
los desbocados caballos que traen la buena nueva[…]"
("Julia enroscada en el canto libertario".Pág.53)
Castor, en su poesía, anuncia al mundo, el canto libertario de la palabra. La palabra no morirá con la partida física de quien la pronuncia, de quien la hace suya. Julia es ahora verbo, el movimiento de un futuro que trae esperanza a un pueblo sufrido.
"Tu amor no cabe
en la boca que pregona el mundo
préstame tu nombre Julia,
tú que dijiste estar 'hecha de presente'
pero también de vuelo y sueños heridos
de verso y poesía, de rabia acumulada en el decir
de una boca de risa iracunda[…]".
("Julia desandando en mi isla con su ira", Pág.36)
Iracunda, como la máscara del tiempo. Castor, sostiene su insistir. La profecía existe, existe la elegida, la Julia vestida con largos y perfumados lirios, que espera junto a querubines, los designios del destino."[…] Porque me cuentas Julia, que Dios
no enviará a buscarte con su ejército de Ángeles
Arcángeles y querubines
que te tendrás que ir a solas por la ruta
del otro camino eterno que tienen que andar
los que hacen culto a la poesía[…]".
("Háblame de tu vida Julia". Pág.47)
Los que nacen desnudos, se visten con la palabra. Con la palabra irónicamente desnuda. Luesmil, teje historias con ese hilo invisible que une la carne, de quienes leen las palabras, las palabras hechas Julia:
"[…] A la intemperie viaja desnudo un latido de tu corazón
el cielo aún está seco pese a las lágrimas lloradas
no es agradable el saber que la muerte nos derrota en silencio
aunque vayamos vestidos a su desencuentro fatal.
Naciste desnuda.
Y por el pecado de avergonzarnos por ello
en el paso de la vida
vivimos atrapados en la erótica del vestir y del decir.
Naciste desnuda…
Igual que las palabras."
("Julia frente al espejo". Pág.57)
La poetisa, en su "Poema al hijo que no llega", proclama su evangelio:
"[…] No sé cuándo ni dónde
pero sé que vendrás.
Llegarás a mis brazos en un día solemne
en que todo a mi lado se vestirá de luz.
Habrá luz en las sombras,
en el viento armonía,
en las flores murmullos
y en la fronda quietud[..]".
El poeta pregona:
"[…] Ve con tu cuerpo bajo el agua, no respires
no te detengas en el poema
que anda la muerte preguntando
por tus locuras de amor
corre Julia
escóndete tras el poema,
tápate con el verso, con la rima
o nada hasta la orilla de los corazones que aman
como amaste tú, Julia…"
("Julia corre..corre". Pág.38)
Julia de Burgos, que nace un febrero de 1914, cuando el mundo estalla y parcialmente, muere entre escombros y estallidos. Su isla, Puerto Rico, de no más de Trescientos mil habitantes y donde solo tenían la palabra hombres mayores de 21 años con propiedades, Julia crece y se abre paso en la sociedad patriarcal de esos años. La poetisa recita a ese encierro del alma:
"Noche rasgada al tiempo repetido,
detenida ciudad de esencias altas,
como una claridad rompes mi espíritu,
circundas mi emoción como una jaula".

Casi alba
El poeta Castor, no calla, y sigue su peregrinaje poético por toda la isla, por todas las islas, por todo el caribe, por el continente:"Por un túnel de tierra y madera
se fue tu amor acorazada de mariposas.
Todos los dicen
Julia de Burgos murió de amor
porque aún viva estaba muerta pero
mal enterrada
tanto que arrojando su cuerpo en una isla
de heladas aguas
y desde la frialdad de unas uñas que arañan
el hielo de tu voz
quedó eternamente dormida.
Sé que allí no era la isla en que tú querías morir pero al fin, al fin fue en una isla
quizás porque era más decente que tierra firme.
Porque siempre fuiste mujer agua, mujer río amor despertado como sus corrientes.
No olvidaremos
que tú iniciaste el destierro del dolor hacia los versos.
La agonía existencial hacia el poema
que antes bañaste en tu río tu cuerpo desnudo para escribirlo en la eternidad del mundo".
("Julia de Burgos sigue muriendo de amor". Pág.27)
La poetisa augura:
"[…] ¡Quién sabe en qué aguacero de qué tierra lejana
me estaré derramando para abrir surcos nuevos;
o si acaso, cansada de morder corazones,
me estaré congelando en cristales de hielo![…]"
Río Grande de Loíza
Luesmil cuestiona:
"[…] ¿cuándo?
se estallará en la patria liberada
tu voz recuperada por los que un día
harán costuras nuevas sobre tela ondeada
y el nuevo himno de Borinquen que cantarán todos
ay!! del mañana
de tus hermanos que hoy traicionan[…]".
"Julia enroscada en el canto libertario"(Pág.52)
Porque la poesía escapa de la hueste. Se esconde tras barrotes elásticos. Flexibles como una cárcel de comedia. La imaginación de nuestra poetisa, corre y deja atrás los barrotes y canta:
"[..] ¿Por qué no te rebelas y te rompes al mundo
en sutil realidad?
No sé cuándo ni dónde
pero mi alma me dice que vendrás.
Y mi sueño, que tiene la ilusion del rocio
que se eleva hasta el cielo
persiguiendo la paz
y que tiene la limpia desnudez de la aguas,
la frescura del alba
y el misterio del mar,
se hará carne en tu cuerpo
y sonrisa en tu boca
y candor en tus ojos
y en tu alma piedad[…]".
Poema al hijo que no llega
Luesmil Castor Paniagua, autor de, entre otras, "Mamá Tingó en temblor de agua" y "El manotazo de la muerte", demuestra su congoja, su coraje, en su poesía arrancada de un tirón de la piel herida:
"[…] Huye por el patio trasero del alma herida
mientras
murmuran en un rincón del corazón rasgado
a los ángeles y querubines
a dioses despechados de inocencia.
Un dedo de dolor aturde la fecha de tu partida
y murmurante va tu rostro disecándose en el tiempo
intentando humedecerlo van las lágrimas
del lloro ajeno
que descienden de los malogrados rostros
que desde ayer te miran".
"Julia huyendo de Julia"(Pág.73)
Julia es corriente que recorre descalza las venas del cuerpo. Su lloro es alegría, su alegría, tristeza. Es un "aparta de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya", Luesmil, testigo del estigma, redacta y vocifera a plena voz:
In memoriam a Julia de Burgos. "Mar en fuego llevan tus ojos, cuando lo deja viajar por la estancia de mi piel de salvaje mirar". (Luesmil Castor).
"Es posible
que el universo muera de espalda
a los días atragantados en tus versos
no habrá juicio de miradas que acorralen
tu existencia
no habrá manos
ni espadas en la boca de la ira.
Mi espíritu
saldrá silencioso a buscar el silencio de la era. Pero otros llegarán
y tomarán el puesto de la muerte
ya quieta en tus ojos.
Y el silencio
no podrá ser testigo del ruido de tus párpados
porque esa noche vendrán los dioses misericordiosos
a buscarla nada de tu alma.
Se hará posible
que el amanecer del día
envidiado de tenues dolores en tu voz
salga el amor a orearse en las
sábanas del orgasmo
en la fresca mañana que anidará
en el patio de tu alma.
Y yo seguiré sentado en esta orilla
junto al mar de la vida
juzgando a la existencia
en la agonizante muerte del tiempo.
Y hablando en voz baja
a los espíritus que revolotean
alrededor de mi joven alma casi muerta
dentro de mi cuerpo inerme por la
espera del aliento
que no llega aún a la epidermis de las palabras. La muerte será tan lentamente pasajera
como la misma existencia
del último respiro que lado inhalaste
sobre la calle desnuda de inocencia".
("Estación de la era". Pág.65)
Este recorrido por el evangelio poético de Julia De Burgos, según Castor Paniagua, culmina con la resurrección y la vida eterna de la poesía de la borinqueña. "Honor a quien honor merece":
“[…] Julia, no pares de cantar
porque después de tu muerte
tendrás eterna vida de poesía
y vendrás de río, de rosas y de lágrimas
el cantar de quinceañeras adultas
sin sabor a mar en sus bocas templadas de olas
de pétalos sempiternos".
"A Julia no importó que le murmuren por su amor" (Pág.30)
"Este es el seguidor que da testimonio de todas estas cosas, y el que las escribió. Nosotros sabemos que su testimonio es verídico". Juan 21:24
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