Mientras estuve en Roma representando a la República Dominicana como embajador, fui invitado en numerosas ocasiones a participar en los encuentros organizados por las Academias de la Ciencia y de las Ciencias Sociales situadas en la Casina Pio IV del Estado de la Ciudad del Vaticano.
La Santa Sede ha sido tradicionalmente durante siglos uno de los centros intelectuales más críticos en la reflexión sobre el desarrollo tecnológico y su impacto ético.
En una época dominada por la aceleración de la inteligencia artificial (IA), la robótica, la automatización militar y la digitalización total de la vida humana, el Vaticano se ha convertido en un espacio de diálogo donde convergen científicos de talla mundial, filósofos, expertos en ética, economistas, diplomáticos y líderes sociales.
El congreso “Robotics, AI, and Humanity: Science, Ethics, and Policy”, celebrado en la Casina Pio IV del Vaticano los días 16 y 17 de mayo de 2019, representó un punto de inflexión.
Reunió voces procedentes de instituciones como Harvard, MIT, Oxford, Sorbona, Max Planck, Johns Hopkins, la Universidad de Tokio, la FAO, la OCDE y múltiples academias europeas. El objetivo: abrir un debate multidisciplinario sobre cómo guiar el desarrollo tecnológico hacia el servicio del ser humano, evitando que se convierta en instrumento de dominación, desigualdad o destrucción.
El documento guía del debate amplió y sintetizó los contenidos esenciales de aquel encuentro, integrando una interpretación ética, histórica y diplomática en consonancia con la misión universal de la Iglesia y con los desafíos que enfrenta el mundo.
Posteriormente, esa reflexión global iniciada en la Casina Pio IV durante el encuentro de 2019 encontró una continuidad orgánica en la nueva etapa doctrinal de la Santa Sede. El 28 de enero de 2025, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para la Cultura y la Educación publicaron conjuntamente la Nota “Antiqua et nova — Sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana”. Este documento —de carácter magisterial, antropológico y ético— profundiza en los temas debatidos en Roma en 2019 y ofrece una visión sistemática sobre el lugar de la tecnología digital en la vida humana.
“Antiqua et nova” reafirma que la inteligencia artificial carece de interioridad, libertad y conciencia, y que por tanto no puede equipararse a la inteligencia espiritual, moral y relacional del ser humano. La Santa Sede advierte que la IA opera sobre datos, correlaciones y eficiencia, mientras que la persona humana actúa desde la verdad, la responsabilidad y la dignidad que posee por ser imagen de Dios. El documento desarrolla además criterios esenciales para evitar la instrumentalización tecnocrática del hombre:
– el principio de dignidad humana inviolable,
– la centralidad de la responsabilidad moral del agente humano,
– la necesidad de transparencia y supervisión,
– la advertencia contra decisiones automatizadas que afecten derechos fundamentales,
– y la exigencia de que toda innovación tecnológica esté orientada al bien común y no a intereses de poder, control o exclusión.
La Nota de 2025 recupera asimismo la tradición filosófico-teológica —de San Agustín y Santo Tomás hasta autores contemporáneos como Guardini, Maritain, Lepp y Fromm— para recordar que la inteligencia humana no se reduce a capacidad de cálculo. La persona es racional, pero también libre, espiritual, moral y relacional; ninguna máquina puede asumir esa integridad. De esa visión se desprende un mensaje inequívoco: la inteligencia artificial debe estar siempre subordinada al ser humano, nunca por encima de él.
Con “Antiqua et nova”, la Santa Sede consolida una ruta ética iniciada años antes, dotando a la comunidad internacional de un marco de discernimiento que articula tradición y modernidad, ciencia y humanismo, tecnología y espiritualidad. Su propósito final es iluminar —desde la fe y desde la razón— los desafíos que la revolución digital plantea a la humanidad contemporánea.
- LA VISIÓN DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA TECNOLOGÍA Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL:
Desde los primeros años de su pontificado, el Papa Francisco había expresado preocupación por la distancia entre el desarrollo tecnológico y el desarrollo moral de la humanidad. En su mensaje al Foro Económico Mundial en Davos (2018), afirmó que las innovaciones –incluyendo IA, algoritmos, robótica y automatización– deben servir a la dignidad humana y al bien común, en lugar de convertirse en nuevas formas de poder que aumenten las desigualdades globales.
En Laudato Si’ (2015), Francisco señaló que el ser humano moderno “no ha sido educado para usar bien su poder”. La tecnología avanza más rápido que la capacidad espiritual, ética y social necesaria para orientarla adecuadamente. La inteligencia artificial, en particular, plantea preguntas fundamentales sobre la autonomía, la libertad, la manipulación, la privacidad y el trabajo humano.
El Vaticano sostiene que la IA:
- No puede reemplazar la dignidad humana.
- No puede equipararse a la conciencia personal.
- Debe ser regulada moral y legalmente.
- No debe utilizarse para decidir sobre la vida y la muerte.
- Debe orientarse siempre hacia el bien común.
- CONTEXTO DEL CONGRESO PAS–PASS (2019):
El encuentro fue organizado por:
– Mons. Marcelo Sánchez Sorondo.
– Joachim von Braun.
– Margaret Archer.
– Stefano Zamagni.
La Casina Pio IV fue el escenario elegido para este debate global sobre el futuro de la humanidad, con la participación de expertos en neurociencia, filosofía, sociología, derecho, economía, robótica espacial, biotecnología, defensa, educación y política internacional.
III. TEMAS FUNDAMENTALES DEL CONGRESO
- ¿Puede un robot ser consciente?
Conclusión: la IA no puede poseer subjetividad, interioridad ni conciencia. Solo puede imitar comportamientos observables.
- IA, trabajo y desigualdad
El Vaticano alertó sobre el desplazamiento laboral, las nuevas desigualdades y la posible pérdida del sentido humano del trabajo.
- IA, guerra y seguridad global
Se rechazaron categóricamente las armas autónomas y cualquier sistema que tome decisiones de ataque sin supervisión humana.
- IA en educación, salud, movilidad y vida cotidiana
Los robots deben ayudar, no reemplazar; facilitar, no deshumanizar.
- Ética, regulación y responsabilidad
La Santa Sede llamó a una gobernanza global: transparencia, responsabilidad legal, protección de datos, regulación de sesgos y supervisión internacional.
- REFLEXIÓN FILOSÓFICA Y HUMANISTA
La IA plantea preguntas abordadas por autores como Guardini, Maritain, Mounier, Lepp, Fromm, San Agustín y Santo Tomás. Todos coinciden en que la persona humana no puede reducirse a datos o cálculos.
- IMPLICACIONES GEOPOLÍTICAS (2025)
Las advertencias del Vaticano se confirmaron: competencia geopolítica, militarización de algoritmos, poder de Big Tech, manipulación digital y tensiones globales por los minerales críticos necesarios para IA.
- CONCLUSIONES
- La IA debe servir siempre al ser humano.
- La dignidad humana es irreemplazable.
- La ética debe guiar la innovación.
- Las armas autónomas deben prohibirse.
- La tecnología no debe profundizar desigualdades.
- La IA debe contribuir al bien común.
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