"Mirabalizar’ es la acción de moralizar una sociedad cundida de mugre” . Raúl Pérez Peña (El Bacho)
El 6 de noviembre pasado se cumplieron dos años de la partida de Raúl Pérez Peña, el reconocido periodista y líder de izquierda mejor conocido como el Bacho. Sus hijos Juan Miguel, Amaury y Amín lo conmemoraron poniendo a circular el Atlas del 14 de junio que elaboró Amaury con materiales recopilados por el Bacho y en colaboración con sus hermanos conteniendo fotos e informaciones sobre el movimiento antitrujillista más importante de nuestra historia. El Bacho, igual que la mayoría de sus camaradas, era un ser humano extraordinario. Fue parte de la guerrilla del 14 de junio, periodista, columnista, productor y conductor de programas de radio y televisión, escritor, gestor cultural, corresponsal del periódico Excelsior de México y la Agencia Francesa de Prensa alrededor del mundo y hasta candidato presidencial. También participó activamente en el movimiento por el 4% del PBI para la educación pre-universitaria y el movimiento Marcha Verde en contra de la corrupción.
En otras palabras, el Bacho fue un luchador de toda la vida por la democracia en nuestro país. Y esa coherencia se reflejaba en su vida personal como el esposo, padre, abuelo y amigo amoroso que fue con Doña Margarita Vargas, su esposa y cómplice de casi 5 décadas, sus hijos, su nieta y sus amistades, compañeras y compañeros de lucha. Tanto así que el recuerdo que siempre me llega cuando pienso en él es la sonrisa y el cariño de papá protector con el que nos saludaba a mi hermano y a mí cada vez que nos veía por ser hijos de uno de sus camaradas, mi papá, Arsenio Hernández Fortuna. Por eso, poco después de su partida, Juan Miguel me alegró el día cuando me envió la foto del momento en el que, después de una entrevista en la que coincidieron mi papá, Amaury, Amín y él, papi le retornó al Bacho el gesto.
Aunque por ser en horas de la mañana, la actividad fue más pequeña que el encuentro multitudinario del primer aniversario de la partida del Bacho, la puesta en circulación fue también un evento lleno de simbolismo. Tuvo lugar el mismo 6 de noviembre en la Biblioteca Pedro Mir de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), alma mater de muchas y muchos de los líderes del movimiento 14 de junio. El público era un mosaico intergeneracional compuesto por la familia del Bacho, camaradas de la izquierda como el exguerrillero Fidelio Despradel y mi papá y parte de sus descendientes como Minoú Tavárez Mirabal, hija de sus compañeros Manolo Tavárez Justo y Minerva Mirabal, exdiputada, exviceministra y política y estudiantes de una de las clases de historia que enseña Amaury en la UASD.
Tal y como explicó Juan Miguel al grupo de estudiantes presentes, “la historia es un trofeo de guerra” porque los grupos vencedores imponen su versión de los hechos y la transforman en la historia oficial. Y por esa razón resulta crucial aprender a desaprenderla y completarla. Documentos como el atlas que pusieron a circular ese día rescatando los aportes del movimiento 14 de junio (1J4) son ejemplos hermosos de este tipo de trabajo. El atlas es una “compilación de carácter eminentemente pedagógico y político” como nos comentaba Juan Miguel. Y lo es porque refleja uno de los principios del mismo movimiento 1J4 que planteaba “una educación que acompañara al pueblo dominicano en sus luchas”.
Por eso no debe sorprendernos que el atlas fuera incluido en la colección Lecturas del Centenario de la prestigiosa Universidad Nacional Autónoma de México, una de las academias más reconocidas de nuestra región y del mundo ni que el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales ya haya acordado apoyar la continuación del atlas como nos explicó Amaury. Y es que las publicaciones como ésta son fundamentales para aprender de la lucha y de las ideas de los movimientos progresistas que nos antecedieron. Por ejemplo, una de las cosas que yo no sabía y aprendí ese día (y que ha documentado Amaury en su serie de artículos sobre el 1J4) es que las propuestas y acciones del movimiento eran tan novedosas y diversas que incluyeron hasta una red de dispensarios médicos y apoyo a niños, niñas y grupos vulnerables a través de su Secretaría de Asistencia Social a principios de la década de los ‘60; años antes de que el famoso movimiento de los Panteras Negras en EEUU iniciara un programa similar.
Por estas razones, Juan Miguel nos invitaba también a recordar la propuesta del Bacho de “mirabalizar” el país. O sea, su llamado a retomar el legado de las hermanas Mirabal y de Rufino de la Cruz como referentes para moralizar nuestra sociedad, no desde el culto a la forma y el discurso vacío sino desde las acciones. El Bacho insistía en implementar acciones concretas para frenar “las inmoralidades en la administración pública”. Una propuesta que es todavía más importante ahora que el caso de SENASA nos recuerda lo enraizada que continúa estando la corrupción en nuestra sociedad.
Un mes después, fui testigo de otra muestra de la mirabalización de la que nos hablaba el Bacho en el reconocimiento de Participación Ciudadana a Edith Febles. Me alegré muchísimo al ver los cientos de personas que fuimos a rendirle homenaje a una de las periodistas que no ha dudado en arriesgar su trabajo, su reputación y hasta su seguridad por seguir sus principios denunciando la corrupción en diferentes gobiernos. Como destacaba su colega Ramón Stalin Montero, “Edith recuerda que el silencio ante lo injusto se convierte en complicidad”. De ahí que estuviéramos presentes desde el Presidente y la Procuradora General de la República hasta las niñas que Edith acompaña en el Sur del país pasando por gente de la academia, los medios de comunicación, los movimientos sociales, la familia de Edith, una de sus profesoras de primaria y sus compañeros de la emisora católica comunitaria en la que inició su carrera, Radio Seibo.
Edith inició su discurso de aceptación agradeciendo a todos los hombres y mujeres que en su vida cotidiana “ponen por encima lo colectivo”. Pidió un aplauso, no para las personas que vemos en los reconocimientos como el que recibía ni en los medios de comunicación, sino para las personas de los pueblos y comunidades que viven con honestidad trabajando de sol a sol y ahorrando en un “san”. Pidió un aplauso para las madres que les dicen a sus familias que se “arropen hasta donde la sábana nos dé” y a la gente que solo tiene “dinero que ha sudado” y que les ha plantado la cara a los corruptos. Porque como enfatizaba Millizen Uribe, otra de sus colegas del periodismo, la capacidad de Edith “de comprender los miedos, las carencias y las esperanzas de quienes no suelen tener micrófonos la ha convertido en una de sus más fieles portavoces”. De hecho, Edith no dudó en referirse nuevamente al robo criminal que es el caso SENASA a la salud del pueblo dominicano frente al mismo Presidente de la República.
Pero la mirabalización no se detiene en nuestras fronteras. La puesta en circulación del libro de Zenaida Méndez a mediados de este mes nos sirvió de excusa para celebrar la larga trayectoria de activismo y de aportes de la principal líder de la comunidad dominicana en Estados Unidos. Desde los 18 años, Zenaida ha defendido los derechos de las personas trabajadoras y sencillas que son la gran mayoría de nuestra gente en Nueva York. Como apuntó la misma Edith Febles como maestra de ceremonias del acto, desde jovencita ya Zenaida salía en la televisión desmontando los prejuicios sobre nuestra comunidad.
Como dijo la misma Zenaida, la política le encanta y participa activamente en ella porque es donde se toman las decisiones que nos afectan. Y en el libro nos cuenta lo que aprendió en cada uno de esos roles. Ya fuera organizando a las madres latinas para conseguir espacio en las guarderías para sus hijas e hijos, trabajando como parte del equipo del primer alcalde negro de Nueva York David Dinkins, colaborando con el diputado Charles Rangel, siendo parte del liderazgo de la organización feminista más grande de EEUU o abriendo las puertas de los medios de comunicación a la comunidad, Zenaida se ha dedicado a construir poder desde abajo dándole voz a la juventud, a las minorías, a la clase trabajadora, a las mujeres y a todos los grupos que generalmente ignoramos. Ir a celebrar con ella y con parte de las personas de aquí y allá que tanto la admiramos fue uno de los momentos más significativos de este año tan difícil.
Y es que en este 2025 que hoy termina la intolerancia y el odio regresaron con fuerza en las palabras y en las acciones de mucha gente, instituciones y gobiernos incluyendo el nuestro. Por esa razón, decidí terminar el año invitándoles a refugiarnos en los ejemplos de gente como el Bacho, Edith y Zenaida. Gente que nos recuerda, como hicieron con sus vidas Vicky Demos, Cuqui Mejía y Zobeyda Cepeda, que la coherencia y la perseverancia construyendo una sociedad mejor sí rinden sus frutos. Como dijo Edith en su discurso, “hoy más que nunca vale la pena luchar”. Y yo estoy totalmente de acuerdo. Feliz año 2026, mis queridas y queridos lectores.
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