En los artículos anteriores exploramos cómo la astrología se originó en Mesopotamia, luego evolucionó al llegar a Egipto y Grecia, tomando una dimensión más amplia y psicológica. Hoy quiero avanzar hacia un periodo marcado por contradicciones: la Edad Media, comprendida entre los siglos V y XV d.C., donde la astrología se debatió entre ser una práctica herética o un conocimiento respetado.
El florecimiento en el mundo islámico (siglos VIII-XIII)
A diferencia de lo que se podría pensar, tras la caída del Imperio Romano en el siglo V, la astrología no desapareció; encontró refugio y vitalidad en el mundo islámico durante su Edad de Oro. Ciudades como Bagdad, Damasco y Córdoba se transformaron en grandes centros de conocimiento, atrayendo a sabios de diversas culturas que trabajaban en lugares como la famosa Casa de la Sabiduría en Bagdad, fundada por el califa Al-Mamún en el siglo IX.
Figuras claves como Al-Kindi (801-873), Albumasar (787-886) y Al-Biruni (973-1048) no solo rescataron textos griegos y egipcios, sino que generaron contribuciones técnicas fundamentales. Al-Kindi adaptó la astrología a un marco filosófico aristotélico y neoplatónico, argumentando con lógica la influencia de los cuerpos celestes en la vida humana. Albumasar se destacó especialmente por desarrollar un método predictivo basado en conjunciones planetarias, especialmente entre Júpiter y Saturno, como indicadores de grandes cambios sociopolíticos. Este método continúa vigente; por ejemplo, la conjunción de estos planetas el 21 de diciembre de 2020 fue interpretada como una transición hacia la era de Acuario, con un enfoque en la tecnología, lo humanitario y el colectivo.
Por otro lado, Al-Biruni, en su obra El libro de instrucciones sobre los elementos del arte de la astrología, dejó métodos precisos para calcular posiciones planetarias, lo cual sentó bases técnicas para la astrología europea posterior. Además, el mundo islámico fusionó astrología y medicina, desarrollando la astrología médica, que integraba conceptos heredados de Hipócrates y Galeno con nuevas observaciones sobre la influencia cósmica en la salud.
Europa y su ambivalencia (siglos XI-XV)
En Europa, aunque la astrología fue utilizada por reyes y académicos, también recibió críticas severas desde la doctrina cristiana. El concepto de libre albedrío chocaba frontalmente con cualquier idea de destino predeterminado por los astros. Un ejemplo es Santo Tomás de Aquino (1225-1274), quien permitió el estudio astrológico bajo condiciones específicas. Afirmaba que los astros podían influir, más no determinar el destino del ser humano, pues la libertad otorgada por Dios permanecía intacta. Este punto de vista permitió que la astrología se estudiara en universidades, aunque con precauciones.
Desde mi experiencia, entiendo esta posición. Las lecturas astrológicas actuales no buscan establecer destinos cerrados, sino ofrecer información para potenciar el autoconocimiento y tomar decisiones de manera más consciente. Como suele decirse, los tránsitos planetarios son como pronósticos del tiempo: indican condiciones, pero cada persona decide cómo aprovecharlas. Los signos zodiacales, planetas y casas astrológicas proporcionan símbolos que orientan al individuo para entender mejor sus circunstancias y aprovechar al máximo sus fortalezas personales.
Astrología cotidiana y medicinal
En la Edad Media, la astrología también estuvo presente en la vida cotidiana. Médicos medievales utilizaban textos como el Libro de las horas para consultar fases lunares y posiciones planetarias antes de realizar tratamientos médicos. Por ejemplo, los médicos creían que realizar una cirugía durante la luna llena aumentaba el riesgo de hemorragias o complicaciones. Por el contrario, los días cercanos a la luna nueva se consideraban ideales porque, según estas creencias, facilitaban la cicatrización y recuperación del paciente.
Además, se pensaba que cada parte del cuerpo humano estaba gobernada por un signo zodiacal específico, determinando así cuándo y cómo tratar ciertas dolencias. Un ejemplo concreto era la recomendación frecuente de evitar intervenciones o tratamientos en una parte del cuerpo cuando la luna transitaba por el signo que regía esa zona. Así, si la luna estaba en Aries (asociado a la cabeza), se evitaban tratamientos o cirugías en esta área por considerarse vulnerable en ese periodo.
En cuanto a la vida rural y cotidiana, aunque la conexión entre agricultura y ciclos lunares ya era antigua, en la Edad Media se volvió especialmente relevante para la población campesina europea. Los agricultores medievales no solo dependían de esta sabiduría ancestral, sino que la integraron activamente en su día a día. Estas recomendaciones prácticas eran transmitidas oralmente o incluidas en almanaques populares ampliamente difundidos entre las comunidades rurales.
Este conocimiento no era exclusivo de Europa; muchas culturas alrededor del mundo desarrollaron paralelamente costumbres similares basadas en la observación lunar. Esto confirma que, más allá de sus aspectos filosóficos o científicos, la astrología se había convertido en un conocimiento práctico y accesible, integrado en la vida cotidiana de la gente común, una tradición que, en muchas zonas rurales del mundo, aún se conserva y valora hoy en día.
Persecuciones y sombras (siglos XIII-XV)
A pesar de su difusión, la astrología también enfrentó épocas oscuras marcadas por persecuciones y censura. Especialmente desde finales del siglo XIII con el fortalecimiento de la Iglesia Católica y la Inquisición, muchos astrólogos fueron vigilados, perseguidos y hasta condenados. Un caso fue Cecco d’Ascoli, astrólogo italiano ejecutado en Florencia en 1327, acusado de herejía y determinismo astrológico excesivo. Su ejecución tenía un claro mensaje intimidatorio hacia quienes practicaban o difundían la astrología fuera de los límites impuestos por la Iglesia.
La astrología medieval quedó también asociada con prácticas mágicas y brujería, especialmente tras la publicación del infame Malleus Maleficarum ("Martillo de Brujas", 1487). Este libro, aunque no enfocado directamente en astrólogos, creó una atmósfera de desconfianza generalizada hacia cualquier práctica que implicara prever eventos futuros.
Reflexión personal: El legado medieval hoy
Como astróloga y facilitadora enfocada en el autoconocimiento y la regulación emocional, encuentro significativo reflexionar sobre este período, pues, con todas sus contradicciones entre aceptación y persecución, fe y razón, ocultamiento y sabiduría compartida, nos dejó un legado complejo que aún influye en nuestra práctica contemporánea.
La Edad Media mostró con claridad cómo el miedo a lo desconocido puede llevarnos a extremos: desde una aceptación acrítica de predicciones fatalistas, hasta una persecución violenta de quienes buscaban un conocimiento más amplio del ser humano y del cosmos. Esta tensión histórica es un reflejo de las resistencias internas que muchos de nosotros enfrentamos hoy en día como cuando exploramos nuestro mundo interior a través de herramientas como la astrología, el diseño humano, la gemoterapia o la numerología.
Aunque las persecuciones y prejuicios medievales han disminuido, su sombra sigue presente en la percepción de estas prácticas. Por ejemplo, aún persiste cierta resistencia en ámbitos académicos tradicionales donde ven la astrología exclusivamente como una pseudociencia, ignorando su valor histórico, cultural, psicológico y filosófico. Personalmente, creo que esto se debe al temor que aún genera cualquier enfoque que invite al ser humano a enfrentar su vulnerabilidad, incertidumbre y la responsabilidad de tomar decisiones conscientes sobre su vida.
Por otra parte, también nos dejó una herencia rica en metodologías y sabiduría que podemos aprovechar en el presente. Soy plenamente consciente de que he heredado de aquella época una visión integral del ser humano: cuerpo, mente, emociones y espíritu profundamente conectados entre sí y con los ciclos naturales del universo. Pero hoy combinamos esta antigua práctica con un enfoque consciente y ético, destacando siempre que estas herramientas no pretenden limitar o determinar nuestro destino, sino acompañarnos en un camino de autoconocimiento y crecimiento personal consciente.
Finalmente, considero que el legado más valioso que nos deja es precisamente esta invitación a equilibrar razón e intuición, ciencia y espiritualidad, libre albedrío y conciencia cósmica. Esta tensión constructiva nos impulsa a practicar una astrología más honesta, ética y transformadora, reconociendo el poder que cada individuo tiene para decidir cómo afrontar su vida y su propio camino evolutivo.
Bibliografía actualizada
- Abu Ma’shar (2000). Libro de las conjunciones, trad. C. Burnett & K. Yamamoto. Leiden: Brill.
- Al-Biruni (1934). El libro de instrucciones sobre astrología, trad. R. Ramsay Wright. Londres: Luzac & Co.
- Aquino, Tomás de (2001). Summa Theologica. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.
- Campion, Nicholas (2009). A History of Western Astrology, Volume II. Londres: Continuum.
- Cecco d’Ascoli (2006). Acerba. Roma: Edizioni di Storia e Letteratura.
- Kramer, H. y Sprenger, J. (2016). Malleus Maleficarum (Martillo de Brujas). Barcelona: Siruela.
- Tester, S. J. (1987). A History of Western Astrology. Boydell & Brewer.
- Zoller, Robert (2002). The Arabic Parts in Astrology. Inner Traditions.
- North, John (1986). Horoscopes and History. Londres: Warburg Institute.
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