Este trabalenguas  me vino a la memoria cuando leí las declaraciones del ministro de medioambiente la semana pasada sobre el tema de la mutilacion del Jardín Botánico Nacional. En esas declaraciones “el ministro explicó que la propuesta depositada por el MOPC contempla una posible intervención en un lateral del Jardín Botánico, pero que a su vez plantea una ampliación de su área total en otra zona, lo que resultaría en una ampliación de su capacidad.”

O sea, se va ha hacer una intervencion “en un lateral del Jardín Botánico” que se compensaría con una ampliación del Botánico en otra área, área que sera tomada de otro espacio público y donde no se toma en cuenta si el área “intervenida” aloja especies protegidas y tiene importancia ambiental.

Creo que esta solución es un paradigma de lo absurdo. Por un lado, se confirma la enajenación de un área del Jardín Botánico y se le agregan otra área que, probablemente, sea de otro espacio público, en una especie de lógica matemática, del dos que le meto y tres que le saco, que es total y absolutamente incompatible con los lineamientos ambientales y urbanos, y por el otro lado, se sigue justificando el método de la ampliación vial en detrimento del espacio público y que no soluciona el problema del tránsito.

La solución mostrada por el Ministerio de Obras Públicas en un video promocional presenta un paso a desnivel en la intersección de la Ave. Colombia con la Av. de los Próceres, además de la ampliación de la Avenida República de Colombia que incluye lo que llaman un retorno, que afectaría sensiblemente el area del Jardín Botánico, y se insiste en que la solución del problema del tránsito es la ampliación de la vía, siempre en perjuicio del espacio público.

El asunto es que el problema no es de ampliación de la vía, ya hablamos de la demanda inducida, si no de conectividad. La zona noroeste del Distrito Nacional tiene muy pocas vías conectoras y por eso se dan los tapones en horas pico. Poco se hace ampliando la vía si la conectividad queda igual, a lo mas que se llega es a trasladar el problema a otro punto de la calle.

Es un problema complejo que amerita un estudio vial, de flujos y de origen y destino que detecte los embudos urbanos y que proponga nuevas conexiones que contemplen todos los componentes de la ciudad y que se acompañe de un programa intensivo de educación vial y ciudadana.

Las autoridades deben comenzar a entender que la ciudad no se resuelve mejorando solamente el tránsito, en detrimento muchas veces de los espacios para la gente, si no que el espacio público y los otros componentes de la ciudad debe ser tomado en cuenta para lograr la ciudad que queremos.

Creo que es necesario, antes de tomar una decisión definitiva y seguir cometiendo los mismos errores, realizar una detenida reflexión y una mesa técnica sobre el tema del tránsito y la ciudad en la que participen no solamente los especialistas viales si no que presenten sus ideas los urbanistas y que esa reflexión se haga en un marco académico.

Lo más fácil es ampliar, lo difícil es pensar la ciudad integralmente.

Omar Rancier

Arquitecto

Omar Rancier es arquitecto. Fundador del Grupo Nueva Arquitectura. Decano de la Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Tiene un blog de temas arquitectónicos llamado Penélope. http://rancier-penelope.blogspot.com

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