El ciclismo: Naturaleza, tiempo y libertad

Draisiana (1817). Primera bicicleta. (Tomada del dominio público de la red)

Ciclismo y Estudios Culturales
¿Por qué escribir sobre ciclismo cuando hay tantos temas importantes, de vida o muerte, cruciales?  Para los Estudios Culturales y la semiología no hay objetos de estudio privilegiados, sólo hay signos y estos son pasibles de estudio. Recordemos al Roland Barthes de Mitologías, donde analiza el vino, la leche, el bistec, la moda y el ciclismo, entre tantos otros. Olvidan los más fervientes críticos de los Estudios Culturales, que los mismos surgen en Inglaterra a partir de los años 50, en el Centro para los Estudios Culturales Contemporáneos (CCCS), en la Universidad de Birmingham, bajo la dirección de Richard Hoggart. Asismismo, compartieron la tarea de construir teorías culturales Raymond Williams y Stuart Hall. Los Estudios Culturales tienen como objetivo  la interdisciplinariedad,  el enfoque crítico, el interés en la cultura popular, y el énfasis en la identidad, la clase, la raza el género. Y que tampoco se olvide que muchos de los textos fundadores de los Estudios Culturales fueron escritos por Walter Benjamin, Antonio Gramsci, y Frantz Fanon. Cualquier estudio intercepcional que arroje luz sobre un fenómeno cultural que puede ir desde sellos postales (Benjamin) hasta la descolonización (Fanon) o la representación e identidad (Hall) es bienvenido en los Estudios Culturales, que terminó convirtiéndose en una tendencia de izquierda en las academias norteamericanas, durante la segunda mitad del siglo XX.

Infantema
Mis reflexiones sobre el ciclismo parten de una imagen de la infancia (infantema), una figura de infancia, en la que aparezco con una llave tirso (Stillson) en la mano, rodeado de cuadros, timones, ruedas, pedales y otras piezas de bicicletas Rudge y Raleigh, marcas exclusivas que mi padre, Rafael Valerio, distribuía en su Agencia Rudge, fundada en 1949, en La Vega. Para Barthes una figura es “una forma sensible, afectiva y discontinua del deseo, del lenguaje y de la subjetividad”. Y allí estoy yo, solo o con mi hermano Francisco, en un universo de tuercas y tornillos. Francisco Valerio sería muchos años después campeón nacional e internacional de ciclismo y co-dueño de las tiendas Bicicentro,  junto a Nieves Ortega, su esposa; yo conservaría el afecto, la ternura acerca de la bicicleta como figura privilegiada de mi infancia. Pero más que un infantema, este artículo es, si se quiere, una reseña de dos  ensayos: El primero es “El Tour como epopeya” de Roland Barthes y el segundo, “Ciclismo y mujer en el siglo XIX: Susan B. Anthony, Elizabeth Robins Pennel y Frances Willard” de Paola Malpezzi Price. Me gustaría comenzar con Malpezzi Price y lo que significó el paseo en bicicleta para las mujeres en el Siglo XIX y, luego, continuar con Barthes y la competencia de “Vuelta a Francia” como la Gran Epopeya nacional.

“Ciclismo y mujer…” de Paola Malpezzi Price
“Ciclismo y mujer en el Siglo XIX: Susan B. Anthony, Elizabeth Robins Pennel y Frances Willard” fue publicado en la antología sobre ciclismo The Best of Boneshaker: A Bicycling Almanac editado por Evan P. Schneider. En su ensayo, Malpezzi Price describe la situación de domesticidad y sumisión de la mujer burguesa o clase media en la Europa del siglo XIX y cómo la bicicleta se convirtió  en un símbolo de independencia y liberación. A diferencia del hombre, la mujer, condenada al espacio doméstico, no tenía la posibilidad de “movilidad”. Malpezzi Price reseña y comenta  los ensayos y entrevistas de las autoras incluidas en el título y cita a Susan Anthony, quien, en una entrevista concedida en 1886, dijo: “Déjenme decirles lo que pienso del ciclismo. Ha hecho más por la emancipación de la mujer que cualquier otra cosa en el mundo”.

La bicicleta se convirtió en el vehículo físico y sicológico que llevaría a las mujeres a una libertad sin precedente. Obviamente, al principio el ciclismo femenino constituyó un escándalo y un reto. En 1890, para Elizabeth Robins Pennell, montar bicicleta significaba, además de ejercicio, abandonar la ruidosa ciudad para encontrar la paz y respirar el “dulce y puro” aire del campo. Además de los beneficios para la salud, Robins Pennell enfatiza la belleza y los detalles cambiantes de la naturaleza que se puede apreciar montando bicicleta, que es, además, una lección de geografía e historia. Otra de las autoras citadas, Frances Willard, asegura, por su parte, que descubrió “toda una filosofía de vida en el cortejo de mi bicicleta”. (Pienso en Sor Juana y su filosofía de cocina.) En palabras de Malpezzi Price, Robins Pennell fue probablemente la primera mujer en realizar con su esposo un paseo de Florencia a Roma y, luego, de Roma a Nápoles, en una bicicleta de dos asientos (tándem). También recorrieron parte de Francia y algunos países de Europa del este.

“El Tour como epopeya” de Roland Barthes.
“El Tour como epopeya” se encuentra incluido en el libro Mitologías (1957), una colección de ensayos breves sobre la cultura popular en Francia, a mediados de los 50. Luego, para el documental Del deporte y los hombres (2008), en colaboración con el novelista y cineasta Hubert Aquin, Barthes reescribe algunos fragmentos del ensayo en el guión cinematográfico. El ensayo en cuestión analiza “La vuelta de Francia” (Le tour de France), desde diferentes perspectivas: la Gran Epopeya (la Grande Boucle), los obstáculos, valores como el coraje, la lealtad y la emoción. El estoicismo y la traición, y la  antroponimia de los ciclistas ocupan un lugar importante. Barthes sugiere que en la competencia masculina hay una homosocialidad, pero sin abundar en el tema, cuando escribe que “Ocurre que en el Tour existen numerosos vestigios de enfeudación, esa instancia que ligaba, por así decir, carnalmente al hombre con el hombre”. “En el Tour abundan los besos” o también “esos sentimientos son mucho más turbios”, agrega. Pero pasaré temas que me interesan mucho más como la naturaleza/geografía y el tiempo.

Como Robins Pennell, aunque en otra dirección, Barthes también apunta, en la epopeya del ciclismo, a una “naturalización del hombre y una humanización de la naturaleza”. En el discurso épico del ciclismo se presentan múltiples “batallas” entre el hombre y la naturaleza durante la carrera: cuestas, valles, montañas, costas. Es el hombre en la naturaleza y la naturaleza en el hombre.  Si para Robins Pennell, el ciclismo representa la libertad y la belleza del paisaje, para Barthes, en su recuento épico, la gran guerra se alterna con paseos deliciosos, donde la escapada constituye un episodio poético, expresión de una soledad voluntaria.

Hay también en Barthes un sentido estético del hombre en la naturaleza, pero es una belleza épica que se percibe en el combate. La naturaleza es también, junto al tiempo, una enemiga; frío o calor, cuestas que hay que vencer. Pero el tiempo es “el verdadero enemigo”, dice Barthes. Es el “tiempo de los otros… el tiempo puro, el de los relojes”. Las autoras reseñadas por Malpezzi Price, por el contrario, no ven el tiempo como enemigo; todo lo contrario, el paseo, en el que cuerpo se equilibra en la bicicleta, conduce al “desarrollo de la voluntad personal, como si fuera una rueda de la mente”, según Frances Willard.

Conclusión
Desde la invención de la bicicleta draisiana (1817) hasta la aparición de la bicicleta eléctrica o asistida (1993) han pasado 176 años. Sin embargo, tanto el ciclismo recreativo como de competencia siguen suscitando el mismo interés y entusiasmo. Si, por una parte, Malpezzi Price enfatiza el ciclismo femenino decimonónico como la vía para la independencia y la libertad de las mujeres, además de otros beneficios como la salud y la estética del paisaje, Barthes, por su parte, ve en el ciclismo la epopeya nacional, en la que el pueblo francés construye sus valores y deseos.

Retengo las tres palabras claves del título: naturaleza, tiempo y libertad. Tanto Malpezzi Price como Barthes reconocen la importancia de la naturaleza/geografía (lección de historia y geografía) durante el paseo o la competencia. Robins Pennell considera al ciclista como un testigo de “los detalles de la naturaleza”, como si fuera el traveling lateral de una cámara de cine; donde es el paisaje el que pasa. Barthes resume el ciclismo en la frase “Paseos deliciosos seguidos de grandes combates, esa libertad que combina los esfuerzos importantes con la diversión y la pereza. . . drama, humor, emoción: éste es el espectáculo prodigioso que se inicia…” Para concluir, yo agregaría que en el ciclismo recreativo, el cual practico, prima la naturaleza en movimiento, y más que el tiempo del reloj de los otros, impera una duración que se sabe eterna en la finitud del ojo que ve pasar el celaje de la rama de un árbol, o ve llegar la montaña que va acercándose, mientras nos alejamos de la sonrisa de una muchacha que intenta cruzar la carretera, en el valle que vamos dejando atrás.

Fernando Valerio-Holguin

Escritor

Escritor, Doctorado en Letras Hispánicas (Universidad de Tulane, 1994), Profesor Distinguido John N. Stern de Literatura Latinoamericana en la Universidad Estatal de Colorado. Ha dictado conferencias y ofrecido recitales de poesía en varias universidades e instituciones, tales como Instituto Smithsoniano, Biblioteca del Congreso, Universidad de Oxford y Universidad de Varsovia. Entre sus libros destacan: Poética de la frialdad: La narrativa de Virgilio Piñera (1996), Banalidad Posmoderna (2006) y Presencia de Trujillo en la narrativa contemporánea (2006).

Ver más