Aunque los aranceles impuestos por Donald Trump a las exportaciones de Reino Unido a EE. UU. son en general del 10%, para los autos de lujo, uno de los motores de la economía británica, ascienden al 25%. Se trata de otro golpe para un sector que apenas ha logrado sobrevivir al Brexit. El Gobierno mantiene la estrategia de “cabeza fría y tranquila”, mientras busca negociar un acuerdo comercial, pero no descarta responder con sus propios gravámenes. 

 

Ni la llamada 'relación especial' con Estados Unidos, de la que han presumido los gobiernos británicos para defender un lazo a veces invisible con Washington, ni la carta firmada por el rey Carlos III invitándolo a una nueva visita de Estado, fueron disuasorios para que el presidente Donald Trump excluyera las exportaciones británicas de sus aranceles globales. 

Los aranceles para Reino Unidos son del 10%. Aunque es la mitad de los que fueron impuestos a la Unión Europea, desde ya se prevé que generará un gran impacto en un momento y contexto de crisis para la economía y la estabilidad fiscal británica, dado el importante valor de la balanza comercial bilateral. 

Es que datos del Gobierno estadounidense muestran que el comercio total de bienes entre EE.UU. y el Reino Unido ascendió a 148.000 millones de dólares en 2024. Por un lado, las exportaciones estadounidenses al Reino Unido fueron de 79.900 millones de dólares, un 7,6% (5.600 millones de dólares) más que en 2023. Mientras que las importaciones desde el Reino Unido a EE. UU. ascendieron a 68.100 millones de dólares en 2024, un 6% más que en el año anterior. 

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El golpe para los autos de lujo 

En medio de la conmoción que ha generado el arancel global de Trump, una de las industrias que se proyecta como más golpeada por los nuevos aranceles es la de los autos de lujo, un sector donde los británicos se han especializado y que es fundamental para su economía, sedienta por una inyección de crecimiento que impulse su reactivación. 

El sector automovilístico se describe como “la sala de máquinas del comercio internacional de Gran Bretaña” y se jacta de cómo genera “una libra esterlina de cada 8 libras que el Reino Unido gana exportando bienes”, afirma 'The Guardian'.

Según cifras de la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Automóviles, (SMMT), entregadas a France 24, la facturación anual del sector es de 93.000 millones de libras esterlinas (unos 120.000 millones de dólares) y emplea directamente a 198. 000 personas que fabrican los diferentes tipos de vehículos y sus partes, y a unas 813. 000 en la industria en general incluidos ingenieros, comercializadores y expertos en marketing. 

Pese a esa dimensión, el panorama ahora es poco alentador. Por un lado, ya entró en vigencia la tarifa del 25% para la importación de vehículos británicos. Y se prevé que, desde el 3 de mayo, habrá un 25% adicional para piezas de automóvil, incluidas las baterías y las pilas de combustible.  

El director ejecutivo de la (SMMT), Mike Hawes, reconoció en un comunicado que los aranceles “suponen un nuevo desafío para un sector que ya enfrenta múltiples dificultades”.  

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¿Efecto 'boomerang' para EE. UU.? 

Hawes alerta también de las consecuencias que traerá para los consumidores estadounidenses. 

“Estos costos arancelarios no pueden ser absorbidos por los fabricantes, lo que afecta a los consumidores estadounidenses, que podrían enfrentarse a costos adicionales y a una menor oferta de marcas británicas emblemáticas, mientras que los productores británicos podrían verse obligados a revisar su producción ante la restricción de la demanda”, advierte.

El diario 'The Times', citando al Instituto de Investigación de Políticas Públicas, afirma que “a largo plazo, estos aranceles podrían poner en riesgo hasta 25.000 empleos en la industria automotriz, siendo las plantas de Jaguar Land Rover y la fábrica de Cowley Mini en Oxford las más expuestas”.   

 

 

El mercado de Estados Unidos es el segundo más grande para esta industria. Hay un especial interés por los automóviles de alta gama, premium y de lujo, como Jaguar Land Rover, Mini, Bentley y Rolls-Royce.  

En 2024, se vendieron más de 101.000 unidades, lo que representa el 16,9% de los automóviles exportados, revela la SMMT. Estas exportaciones superaron los 7.600 millones de libras esterlinas, (unos 9.700 millones de dólares) solo en 2024.   

Pero, este es un mercado que se mueve a ambos lados del Atlántico. Las importaciones desde Estados Unidos fueron de 18.000 unidades en 2024.  

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El ansiado acuerdo comercial que no llega 

Horas después de la tormenta global desatada por los anuncios tarifarios de Trump, el primer ministro británico, Keir Starmer, se reunió en Downing Street con los líderes de las empresas e industrias británicas más perjudicadas con la tarifa del 10%.   

“Nadie gana en una guerra comercial. Eso no beneficia nuestro interés nacional”, subrayó Starmer.   

Sin embargo, horas después, el secretario de comercio, Jonathan Reynolds, presentó una lista de 410 páginas que incluye 8.364 productos que Estados Unidos exporta al Reino Unido y que podrían, en el futuro, ser gravados con tarifas similares.   

"Seguimos convencidos de que la mejor vía hacia la estabilidad económica para los trabajadores es un acuerdo negociado con Estados Unidos que aproveche nuestras fortalezas compartidas", dijo Reynolds.   

La prudencia y el pragmatismo, característica de la personalidad del primer ministro, Keir Starmer, como respuesta a esa transformación súbita del comercio global, tiene un objetivo mayor: un acuerdo comercial con Estados Unidos que hasta el momento ha sido un imposible de asegurar para cualquier premier, pese a la “relación especial” bilateral.   

Sin embargo, lo que sería un gran error, alerta el jefe de Economía Política del Institute of Economic Affairs, Kristian Niemietz, en entrevista con France 24, sería responder con reciprocidad, como han anunciado la Unión Europea y China, porque disparará el aumento de los precios para los consumidores británicos.  

“Lo menos malo sería simplemente aceptar que perdimos en esas oportunidades de exportación, que van a ser menos. Pero esa no es una razón para penalizar a nuestros propios consumidores locales”.   

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“Trump, carácter volátil”   

Desde que regresó a la Casa Blanca en enero, Trump ha desatado un terremoto mundial en asuntos geopolíticos y ha roto con la estabilidad que caracterizó al Gobierno del demócrata Joe Biden.   

Esa inestable política que sopla desde Washington hace que la incertidumbre sea el pan de cada día.    

Por ello, la premura del Gobierno británico para forzar al equipo y al propio Trump a que firme un acuerdo comercial que mejoraría el panorama tras los aranceles, en especial los del 25% para los autos de lujo, la joya de su corona.    

“Si tenemos un tratado de libre comercio, puede ser que hasta eso no vaya a ser una garantía. Puede ser que Trump cambie de opinión el próximo año, tal vez, si tiene algunas dificultades internas. Y es que Canadá y México están en una zona de libre comercio con Estados Unidos, pero eso tampoco fue una garantía. Es simplemente un carácter volátil, Trump. Ese es el problema aquí”, sostiene Niemietz.   

El Gobierno británico espera tener finalizado ese acuerdo comercial para finales de abril, aunque con Trump no hay certezas.   

“Existe una gran frustración en el Gobierno por la negativa de Trump a firmar el acuerdo comercial antes del anuncio de los aranceles. Fuentes cercanas afirmaron que se acordaron sus líneas generales: un enfoque flexible para regular la inteligencia artificial, aranceles más bajos para las importaciones agrícolas estadounidenses y la eliminación de un impuesto a los gigantes tecnológicos de Silicon Valley”, revela un informe de 'The Times'.   

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Una crisis sobre ruedas   

No solo fue el coletazo del Brexit. Exportar a la Unión Europea (UE), el mercado más grande de la industria automotriz británica, es más complejo, aunque sigue siendo su principal comprador.   

En 2024, el 54% de esos vehículos, fabricados y ensamblados en territorio británico, fueron exportados a la UE.   

Sin embargo, las exportaciones a la UE y China disminuyeron un 24,3% y un 21,8%, respectivamente, revela la SSMT.   

También en 2024, la producción de vehículos cayó casi en un millón de unidades, lo que significa un 11,8% menos que en 2023.   

“Diversos factores afectaron el volumen de producción, como el fin de algunos modelos de larga duración debido al reequipación de las fábricas para los vehículos eléctricos, la debilidad en mercados globales clave y la ralentización de la transición a la electrificación en un contexto económico difícil”, explica la SMMT  

Otro factor que ha contribuido a la crisis del sector ha sido el aumento del precio de la energía industrial.   

“Es, sobre todo, por razones políticas por la idea de reducir a net cero el CO₂ hasta el año 2050. Y es una decisión intencional de hacer más cara la energía y eso, claramente, va a tener un impacto negativo para industrias que usan intensamente energía”, afirma Niemietz.     

¿El lado positivo del Brexit?  

Los medios locales reportan que una vez se conoció la tarifa del 10% para el Reino Unido, en el Gobierno británico hubo un sentimiento cercano al alivio. Después de todo no quedaron con el 20% aplicado a la UE. 

Horas después, los defensores de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, materializada hace cinco años, “cobraron” esa diferenciación entre Londres y Bruselas como un “beneficio” que trajo el divorcio.   

Uno de ellos fue Lord David Frost, exnegociador del Brexit, quien aseguró: "esto reivindica nuestra decisión de salir de la UE y su unión aduanera".   

Mientras que el secretario de Comercio en la Sombra, Andrew Griffith, sostuvo que es “un dividendo del Brexit que habrá protegido miles de empleos y empresas británicas”.   

Y es que proteger empleos y las empresas que los crean son la prioridad del Gobierno ante la realidad económica de incertidumbre global.   

Por ello, mantiene su estrategia de diplomacia y “cabeza fría” que espera, en un futuro cercano, empiece a darle beneficios.   

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France24

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