Al menos 30 personas perdieron la vida en Haití y otras 19 en Jamaica, de acuerdo con cifras oficiales, al paso del devastador huracán Melissa, el segundo más fuerte de la historia en el Atlántico, en términos de velocidad del viento al tocar tierra. Los daños materiales entre esos dos países y Cuba se estiman hasta en 52.000 millones de dólares, mientras la solidaridad internacional se pone en marcha para tratar de paliar los efectos de la catástrofe.
El poderoso huracán Melissa deja hasta el momento 49 muertes confirmadas a su paso por el norte del Caribe, después de abatirse sobre Jamaica como un monstruo de categoría 5, la máxima en la escala de Saffir-Simpson.
El fenómeno ha empatado el segundo lugar histórico en el Atlántico, en lo que respecta a la velocidad del viento a tocar tierra, con ráfagas que rozaron los 300 km por hora a su paso por Jamaica, que nunca había experimentado un impacto de estas dimensiones.
19 de esas muertes se registraron precisamente en esa isla, de acuerdo con el Ministerio de Información, pero se cree que otras víctimas se encuentran atrapadas bajo los escombros, mientras el Ejército y el personal de reserva continúan con las labores de búsqueda y rescate.
Más del 70% de los usuarios se encuentran sin servicio eléctrico, de acuerdo con el ministro de Energía, Telecomunicaciones y Transporte, Daryl Vaz. El paso del huracán dejó postes de electricidad arrancados a lo largo de las carreteras.
Haití no recibió directamente el impacto de Melissa, pero sí es el país que más pérdidas humanas reportó por el fenómeno, con 30 fallecidos y otras 20 personas desaparecidas, producto de las inundaciones y desbordamientos de ríos por las lluvias torrenciales derivadas del lento desplazamiento de la tormenta por el Caribe.
La ciudad de Petit-Goave, al sur de Puerto Príncipe, fue la más afectada, con 23 víctimas, entre ellas 10 niños, debido al desbordamiento de un río en La Digue, que sorprendió a muchas familias mientras dormían.
En Cuba, el huracán tocó tierra en la segunda ciudad más grande del país, Santiago, degradado a categoría 3. No se reportan muertes, pero 241 comunidades quedaron aisladas e incomunicadas, con lo que los informes sobre afectaciones se han demorado.
Equipos de emergencia rescataron a 123 personas que habían quedado incomunicadas por la crecida de un río en Urbano Noris, y otras 91 fueron auxiliadas en el municipio Cacocum y la localidad Los Áticos en Holguín.
Las 735.000 personas evacuadas de las zonas con mayor riesgo han comenzado el retorno, para encontrar las casas devastadas y cultivos arruinados.
Bahamas, que fue golpeada por el fenómeno ya debilitado a categoría 1, sufrió inundaciones en carreteras y en el aeropuerto de Deadman’s Cay, daños en algunas infraestructuras e interrupciones del servicio eléctrico en tres ciudades.
Bermudas permanece en alerta luego de que el fenómeno ganara fuerza y llegara de nuevo a categoría 2, con evacuaciones, cierre de vías y prohibición de zarpes, aunque no se espera un impacto significativo.
El servicio meteorológico AccuWeather de Estados Unidos ha indicado que Melissa es el tercer huracán más fuerte de la historia observado en el Caribe, y también el de desplazamiento más lento. Eso lo hizo más dañino aún, debido al largo tiempo de exposición a sus efectos.
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Pérdidas millonarias y ayuda activada
Se estima que las pérdidas materiales en el Caribe occidental se ubiquen entre 48.000 y 52.000 millones de dólares, una cifra que sería equivalente a las reservas internacionales de un país como Australia. AccuWeather también calcula que los esfuerzos de reconstrucción podrían tomar al menos diez años.
Redes viales devastadas, daños en el servicio eléctrico, casas y negocios reducidos a escombros o con afectaciones severas, carreteras bloqueadas por deslizamientos de tierra y árboles arrancados, escuelas y expendios de alimentos comprometidos se repiten en todos los países afectados.
La agencia de Naciones Unidas para la infancia (UNICEF) estima que más de 700.000 niños fueron afectados por el huracán y advirtió que necesitan "urgentemente alimentos, agua potable y saneamiento".
"Se necesitan alimentos, ropa, colchones, útiles del hogar y materiales para techos, especialmente para los ancianos y los más vulnerables", informó en un mensaje oficial la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.
La ayuda internacional ha comenzado a fluir. Reino Unido anunció una partida adicional de 6,7 millones de dólares, que se suman a los 3,28 millones que había destinado a comienzos de la semana.
El Gobierno de Venezuela envió 46 toneladas de ayuda humanitaria a Cuba y Jamaica, y el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, informó que ese país hará llegar 50 toneladas de insumos básicos y tres aviones “con más de 300 rescatistas”, para apoyar las labores de socorro en Jamaica.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, informó en X que su país prepara “asistencia humanitaria inmediata directamente y a través de socios locales que puedan entregarla de manera más efectiva a quienes la necesitan”.
El ministro de Exteriores de España, José Manuel Albares, por su parte, puso a disposición un hospital de campaña para Jamaica.
La diáspora de los países afectados también se ha activado, con almacenes para recibir suministros en varias ciudades estadounidenses, desde Nueva York hasta Miami, y plataformas para depositar dinero en efectivo, que será administrado por organizaciones de caridad.
Pero en medio de la solidaridad, persiste una deuda de al menos dos años. En 2023, Naciones Unidas estableció un fondo de asistencia para países en desarrollo, al que estos podrían acceder cuando se vieran impactados por fenómenos climáticos.
Ese fondo debía ser alimentado por las naciones más contaminantes del mundo, una vez que quedó establecido que el agravamiento de los huracanes se debe al calentamiento de los océanos, y este a su vez es consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero las donaciones no han fluido de acuerdo a lo pactado y a lo demandado por muchos líderes caribeños, que piden también otras formas de reparación, como alivio de deuda.
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Con Reuters, EFE y AP
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