Desde que la humanidad hizo conciencia de la necesidad de compartir y convivir, como seres humanos conscientes y colaboradores, los crímenes de guerra, el exterminio de personas, por las razones más diversas, quedaron fuera de la razón y la comprensión de los seres humanos, y por tanto quienes cometen esos crímenes deben ser sancionados y condenados.
Nadie puede ser indiferente a los crímenes de lesa humanidad, al exterminio con los métodos más atroces, que comete Israel contra la población de Gaza, abrazándose del criterio de que los palestinos, en Gaza, Cisjordania o en cualquier lugar del mundo, forman parte de la estructura de la organización terrorista Hamás.
Pero hay algo peor: Israel extermina personas indefensas, ancianos y niños, extermina maestros, médicos, enfermeros, periodistas, trabajadores que faenan a diario en el rescate de personas, escarban bajo los escombros, tratando de salvar vidas.
Y el exterminio no se reduce al lanzamiento de cohetes, bombas, y a la persecución de cualquier persona en cuevas, en zonas de riesgo, en horas de la noche y a los disparos de fusiles de sus militares. También extermina con el hambre y la sed a que ha sometido a millones de personas, a las que no permite que les llegue ayuda internacional, pese a los enormes esfuerzos y llamados de países y organizaciones humanitarias, para que ese dantesco espectáculo termine.
Ricardo Pires, portavoz de UNICEF en Ginebra, ha dado la voz de alarma al presentar los datos del terrible drama de los niños y niñas palestinos sometidos a exterminio.
De acuerdo con Pires, al menos 61.000 niños y niñas han sido asesinados o han quedado mutilados en la Franja de Gaza desde el inicio de la guerra entre Israel y el grupo islamista Hamás, lo que significa una víctima cada 17 minutos. Todo el que conoce el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), sabe que es una entidad del sistema de Naciones Unidas que no habla mentiras.
"Se trata de una cifra inaceptable y sobrecogedora. Los niños llevan demasiado tiempo sufriendo física y mentalmente, han sido expuestos a horrores que ningún niño debería tener que ver ni vivir jamás, han quedado huérfanos, han perdido sus hogares, han sido desplazados en múltiples ocasiones y han estado expuestos a enfermedades y violencia a una escala sin precedentes", según la declaración del portavoz de Unicef, Ricardo Pires.
A UNICEF no le resulta indiferente el sistematico bombardeo y las muertes de niños y niñas en Gaza. En esta ciudad quedan por lo menos 18 bebés prematuros, en igual número de incubadoras y con respiradores, que han quedado en hospitales del norte de la Franja de Gaza, y sometidos a bombardeos de las tropas de Israel.
Israel se ha negado a permitir la extracción de los bebés en las 18 incubadoras, que lo que además es una muestra más de las razones inhumanas y fuera de cualquier sentido de respeto por la vida de las autoridades del gobierno de Benjamín Netanyahu.
Estos niños han nacido en forma prematura precisamente por el estrés y las condiciones sanitarias a que están siendo sometidas las personas, incluyendo a las mujeres embarazadas, lo que ha provocado que al menos uno de cada cinco bebés nazca de forma prematura en Gaza.
Esto sólo es comparado a los campos de exterminios de judíos por parte de los nazis alemanes y hitlerianos. Hoy día, nadie debe ser indiferente a este drama, como no lo son millones de israelíes que se manifiestan en las calles contra los procedimientos de su gobierno.
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