Aunque México, Guatemala, Colombia, Honduras y República Dominicana figuran entre los países de América Latina y el Caribe que más remesas recibirán en términos absolutos en 2025, las proyecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestran que su peso relativo en el producto interno bruto (PIB) cuenta una historia distinta.

México liderará la región, con flujos de remesas de US$ 61,810 millones, pero está proporción en el PIB será de apenas 3.3 %, una de las más bajas entre las economías latinas. Un comportamiento similar se proyecta para Colombia, que recibirá US$ 13,379 millones, equivalentes a 3.1 % de su PIB.

El contraste lo marcan países centroamericanos donde las remesas sostienen una parte significativa de la economía. Honduras recibirá US$ 11,983 millones, que representan un aporte de 30.4 % del PIB, mientras que Guatemala captará US$ 25,857 millones, equivalentes a 21.4 % del PIB. Ambas naciones figuran entre las de mayor dependencia relativa de estos flujos.

En este grupo también destacan Nicaragua, donde las remesas aportarán 30 % del PIB; El Salvador, con 27.3 %; y Haití, donde alcanzarán 15.9 % del producto interno bruto.

En el caso de República Dominicana, las proyecciones ubican el ingreso de remesas en US$ 11,973 millones para 2025. Aunque esta cifra es similar a la de El Salvador, apenas US$ 1,972 millones por encima, su peso en la economía dominicana es mucho menor: 9.2 % del PIB, frente al 27.3 % salvadoreño.

Las cifras confirman que, mientras las grandes economías concentran los mayores montos, son los países más pequeños y vulnerables los que dependen en mayor proporción de las remesas para sostener su actividad económica.

En términos porcentuales, Honduras (30.4 %), Nicaragua (30 %), El Salvador (27.3 %), Guatemala (21.4 %), Haití (15.9 %) y Jamaica (15.8 %) encabezan la lista de los países donde las remesas representan una mayor participación del PIB, evidenciando su dependencia de estos flujos externos para sostener la actividad económica.

Sin embargo, al comparar los montos absolutos, el panorama cambia. Aunque Honduras recibirá US$ 11,983 millones, otros países con un peso relativo menor en su PIB superan esta cantidad. Por ejemplo, Guatemala, con un aporte proporcional menor que Honduras, captará US$ 25,857 millones; más del doble.

El contraste también se aprecia en las economías más pequeñas. Nicaragua, con una de las mayores tasas de dependencia (30 % del PIB), recibirá US$ 6,199 millones en remesas, mientras que El Salvador, con US$ 10,001 millones, tendrá un impacto de 27.3 % del PIB.

En el Caribe, Haití y Jamaica muestran una alta dependencia pese a manejar montos totales menores que Quisqueya. Haití recibirá US$ 4,904 millones, equivalentes a 15.9 % del PIB, y Jamaica US$ 3,645 millones, que representarán 15.8 % del PIB.

Los países con menor flujo de remesas también registran el impacto más bajo en sus economías

En contraste con las economías centroamericanas y caribeñas más dependientes de las remesas, las proyecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para 2025 muestran un grupo de países donde estos flujos serán reducidos y, además, tendrán un peso mínimo dentro del producto interno bruto (PIB). 

Uruguay, Surinam, Belice, Trinidad y Tobago y Panamá figuran entre las naciones con los montos más bajos, con ingresos que van desde los US$ 143 millones en el caso uruguayo, el menor de toda la región, hasta los US$ 477 millones proyectados para Panamá.

Argentina será el país con la menor participación relativa de remesas en su economía, con apenas 0.1 % del PIB, pese a recibir US$ 944 millones, cifra que supera ampliamente a varias economías caribeñas y sudamericanas.

Una proporción similar se observa en Uruguay, Chile y Brasil, cada uno con 0.2 % del PIB procedente de remesas, aunque con marcadas diferencias en los montos absolutos: Uruguay, con apenas US$ 143 millones; Chile, con US$ 711 millones; y Brasil, con US$ 4,050 millones, reflejo de su mayor escala económica.

Panamá se ubicará ligeramente por encima, con remesas que representarán el 0.5 % del PIB y totalizarán US$ 477 millones, mientras que en Costa Rica estos flujos aportarán el 0.7 % del producto interno, equivalentes a US$ 705 millones.

El conjunto de estos datos evidencia que, para varias economías de mayor ingreso o mayor diversificación productiva, las remesas cumplen un rol limitado, muy lejos de la importancia que tienen en países como Honduras (30.4 %), Nicaragua (30 %) o El Salvador (27.3 %), donde constituyen hasta un tercio al comparado con el PIB.

En el caso regional

América Latina y el Caribe recibirán US$ 174,426 millones en remesas durante 2025, según las proyecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Aunque este monto refleja la fortaleza del vínculo económico entre los migrantes y sus países de origen, su impacto no es uniforme en toda la región. En promedio, las remesas representarán 2.5 % del PIB regional, pero las diferencias entre subregiones son marcadas.

El Caribe será la zona que menos recursos recibirá en términos absolutos, con US$ 20,883 millones. Sin embargo, estos flujos tendrán el mayor peso económico relativo: 10 % del PIB caribeño, una proporción que evidencia la fuerte dependencia de estos países respecto a los envíos desde el exterior.

En América del Sur, donde se proyectan remesas por US$ 36,339 millones, el aporte será considerablemente menor cuando se compara con el tamaño de sus economías. Allí, los flujos equivaldrá a sólo 0.8 % del PIB, lo que posiciona a la región como la menos dependiente de las remesas, pese a manejar montos totales superiores a los del Caribe.

El comportamiento cambia de forma notable en América Central, que recibirá US$ 55,395 millones y donde las remesas serán un pilar fundamental para el consumo y la actividad económica.

En esta región, su participación alcanzará 13.4 % del PIB, el porcentaje más alto entre las tres subregiones analizadas.

Karla Alcántara

Periodista. Abanderada por los viajes, postres y animales. Ha escrito sobre economía, turismo y cine. Ha cursado diplomados sobre periodismo económico impartido por el Banco Central, periodismo de investigación por el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, finanzas por el Ministerio de Hacienda y turismo gastronómico por la Organización Internacional Italo-Dominicano.

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