“¿Quién de nosotros no ha soñado, en sus días ambiciosos, con el milagro de una prosa poética, musical, sin ritmo ni rima, lo suficientemente flexible y dura como para adaptarse a los movimientos liricos del alma, a las ondulaciones del ensueño y a los sobresaltos de la conciencia?”. De Baudelaire a  Aloysius Bertrand. (Citado por Belliard)

Como todo un director de orquesta, el escritor, critico, ensayista y poeta dominicano, Basilio Belliard, levanta su batuta e inicia su obra, esta vez con "La espiral sonora" (Antología del poema en prosa en Santo Domingo 1900-2000), Ediciones Librería La Trinitaria, agosto del 2003, impreso en Editora Búho, 161 páginas, con un detallado y excelente estudio preliminar como introducción. “El Vals número 2”, un movimiento de la “Suite para Orquesta de Variedades” de Dmitri Shostakóvich, me acompaña en la mente, mientras escribo el presente artículo (sugiero escucharlo al leerlo), y es que, Belliard, parece haber organizado su antología  como todo una sinfónica poética.

Con un "solo" de metales,  abre sus páginas, con la pluma inolvidable de Américo Lugo (Santo Domingo,  1870-1952), que, como indica el autor, citando a Joaquín Balaguer, dice de éste gran poeta e historiador dominicano, lo que sigue: "Américo Lugo,  en efecto,  fue escritor de fértil sensibilidad, y aunque abusa a veces del párrafo de espumoso caudal, de la frase trabajada como obra de orfebrería  de la expresión repujada como metal precioso, sabe infundir a cuanto escribe, además  de un aire eminentemente personal, el fondo que se requiere para que no se reduzca a un simple juego de metáforas el arte de la composición literaria".

Belliard,  dueño de una vasta producción literaria, escoge el poema "Alma Nereyda", del libro Heliotropos (1903), de quien fuera director del periódico "Patria" que fundó en 1921 y que mantuvo hasta 1928, da inicio al gran baile antológico:

"Alma te llamas, y alma eres, alada, sonora, luminosa. Aprisionada en áurea cárcel, los latidos de tu pecho son su vuelo, tu voz su canto, y su divina luz brilla en tus ojos. Suya es tu angélica apariencia, suya tu rara distinción personal; suyos tus excesos sentimientos, suyos tus pensamientos candorosos". (Fragmento).Pág.36

Las estrofas, entre compases, continúan su viaje rítmico, a través de un pentagrama imaginario  que, don Basilio, con su bien ejecutada mano derecha, va indicando el tiempo de una pieza llena de sonoridad. Es así  como, "[…] el gran renovador de nuestra lírica y, acaso, el introductor, como dicen muchos, de la modernidad en nuestras letras", Virgil Díaz (Santo Domingo, 1880-1961), interpreta su movimiento poético, con el poema "Jonondio":

"En la agonía del crepúsculo, la necrópolis es un mar misterioso y triste. Los  sepulcros, naves de los muertos, bogan en las olas polvorientas de la realidad. Las pequeñas, las humildes, las anónimas, fingen mugrientos esquifes de pescadores destartalados por la tempestad. Otras, pintorreadas, o con franjas negras y blancas, son a manera de barca de cabotaje. Las tumbas mayores se destacan como barcas de alto porte, con verónicas en los mástiles, cinceladas de elogios y súplicas pueriles; con severos mascarones familiares, con raudos ángeles y núbiles panaglias; con estatuas simbólicas de pórfido o de mármol; con abigarradas coronas de abalorios en las bordas; con ánforas de terracota y de porcelana; con muda arpa y luminosos candelabros ". (Fragmento).Pág.47

Nuestro tercer interprete, hace gala de su sensibilidad, erudición y sus fuertes y precisos relieves (destacados por Virgil Díaz),  se trata de Ricardo Sánchez Lustrino (Santo Domingo, 1886-1915).

El autor, poeta, ensayista y abogado, de "Pro-Psiquis", cincela el sonido de la naturaleza, hasta transformarlo en notas y acordes, que sobresalen en éste fragmento del poema "Cuando el amor muere":

"En el rosal de una tumba fabrica su nido un gorrión.

Y es la vida con la muerte en el amor…

Pero el pinzón, en las lides de sus trinos eróticos, más de una vez cae del árbol sobre el cual entonaba su himno de amor, muerto quizás como el bardo romántico, que ve romper a los de una castellana gentil, con su lira de oro y ensueño, sus más caras ilusiones. En la quietud de los bosques umbríos el ruiseñor extenuado se desmaya de fatiga y pasión, y muere por no haber podido vencer en el trino y en la melodía y en la fuerza de las notas, a un afortunado rival conquistador de blasones y amoríos". (Pág.57)

Domingo Moreno Jiménez, emerge cual flautista, entre melodía y melancolía, entonando,  en su prosa, la más completa armonía.

Moreno Jiménez (Santiago de los Caballeros, 1894-1986), que a decir de Max Henríquez Ureña, en su libro, 'Panorama histórico de la literatura dominicana', "es un verdadero poeta  no importa los reparos que han hecho a su obra multiple y desigual. Empezó por cultivar las formas y los metros conocidos, y haciendo una poesía muy personal y muy suya  donde muchas veces una frese sintética  vale todo el poema". Y es que, el creador del postumismo,  como cita Basilio Belliard, " creó una obra poética alimentada por la experiencia del peregrinaje y de la meditación metafísica, cantándole a la tierra dominicana y a sus gentes, a la raza y a las creencias, para fundar lo que él mismo llamó la 'religión americanista":

"Su mirada no es verde, no es áurea ni es azul. ¿Será violeta como el crepúsculo o gris como la muerte? Puede ser… El rayo matinal de sus ojos tiene del alba y del crepúsculo; de la felicidad que abre todas las puertas del cielo, y de la infelicidad que cierra todas las puertas de la tierra. En sus ojos muere la muerte y se levanta el alba de los vésperos imposibles.

¡Oh tus ojos, qué condenación de infinito y azul  mezclados a un tiempo mismo". (La canción de sus ojos). Pág. 71

Las campanas,   como se mecen en el poema "The bells", de Edgar Allan Poe, aquí empiezan el protagonismo en este vals literario  que le cede el "solo" a Rafael Américo Henríquez (Santo Domingo, 1899-1968), miembro de movimiento "La Poesía Sorprendida" y en cuyo hogar, como lo menciona,  Belliard,  se reunía la más alta intelectualidad de la época:

"Las campanadas de unas campanas que tañese asfixiada por el revoloteo de los vencejos,  serían pura ficción como campanadas de campanas. Cosas así le ocurre a Rosa de Tierra en su marcha hacia personaje de poema.

Rosa de Tierra es pura ficción como personaje cierto, concreto, sensible a palpo de playa con bulla de veraneantes.

Unas manos deshilachan luz recia, luz torrada por las distancias de mar. El litoral parece orfandad de pájaros de mar. Falta el detalle, belleza frívola, que caracteriza los litorales con ocio de señores que han amasado fortuna.

Las manos se van comunicando vean de algo postizo, de belleza de ademanes que siempre les fueron ajenos.". Rosa de Tierra (Fragmento).Pág.82

En 1992, el Premio Nacional de Literatura, fue otorgado a nuestro siguiente integrante de la "orquesta" que dirige nuestro Basilio Belliard, se trata de nuestro insigne poeta, pintor, narrador y ensayista, Manuel Del Cabral (Santiago de los Caballeros, 1907-1999)" Creador de mitos a partir de la cotidianidad dominicana, valiéndose de metáforas y juegos de situaciones" (Belliard, Pág. 93):

"Con algo de brisa vestida, con más de brisa que de ella, Chinchina pasa corriendo por entre los prados; es una mariposa que persigue mariposas.

En tanto, por mi ventana entra de pronto un golpe de fragancia de pino, un golpe de campo invisible. Yo leo no sé qué libro, no lo comprendo, no lo manoseo como este retazo de montaña.

Allá, a lo lejos, Chinchina galopando sobre su caballito de árbol, me agarra los ojos, me los fija, no me deja ver otra cosa. Ya casi estoy por creer que no conozco mi piel ni mi familia de bueyes.

Ya casi estoy por creer que yo soy este poco de campo invisible que entra por mi ventana". (Casi Chinchina).Pág.94

El lenguaje musical y la emoción se conjugan en Freddy Gatón Arce (San Pedro de Macorís, 1920-1994), poeta,   periodista, abogado y catedrático, el autor de "Vlía" y que a decir del autor de la antología, "En él, la palabra recobra su magia paradisíaca, su sensualidad creadora: la palabra poética funda el paraíso del lenguaje". Nos presenta los siguientes compases:

"Los espacios aquietados, azules de enclavados astros, dan su violeta la torre invertida del cielo. La torre, extática, muda, salta nerviosa con sus risas y gemidos, como mama tallada de virginidad. Cantar de los gallos espacio la vigilia y el mundo -noche de todos los donceles-

La vida ha perdido un inconsciente de por qué la vida. El traje color rubor de timidez quedó destrozado en el lugar valladar de los ojos. Clavada traje en el mar de los sueños -remolino de sangre de la sensitiva, blancor de olas altas llagadas como la incertidumbre, o dos pavores y cinco pétalos caídos- traéis a Vlía.

Las cintas grises de la ciudad interior cruzasen desiertas. A  trechos regulares espigados señores negros asoman su cabeza de ojo macilento. Y el gato negro acecha”. Oído inescuchado. (Fragmento). Pág.101

Alexis Gómez Rosa, (Santo Domingo, 1950-2019), "Pone a cantar a los objetos cotidianos, dándole dignidad poética, arrancándole a los sujetos deslenguados de la calle y del mercado, del burdel y del parque, del muelle y de la discoteca, las palabras soeces  las frases perversas y los giros de aliento miserable".(Belliard, Pág. 106)

"Los días transcurrieron los carros, las botellas, fueron sí enlace, mañana, tarde, y noche. La ciudad nos hizo perder (ebrios comediantes), en la nostalgia de un sueño de acuario, sorprendido, tras una vorágine de la cual se adueña el absurdo del malecón; gruta donde invariablemente hallaremos una murga de acordeón, tambora y güira.

Sin advertirlo, en otra me había convertido. De repente y para mi sorpresa, sucumbí a la fortaleza de mi propia debilidad: la libido bastarda y el pulso fuera de mi propio signo: una géminis al vaivén de las circunstancias en que la sangre redime su proeza y a su interior formula su crítica miserable.

Haber sido su esclava, sumisa infortunada, me viene de un remoto y desconocido mandato que no logro explicar, a través de interpósitas figuras que interpretan el destino y los códigos de mi envilecimiento". VIII (Fragmento). Pág.112

Basilio Belliard, dice del poeta, locutor y ensayista, Radhamés Reyes-Vásquez (Santo Domingo, 1952-2025)   lo siguiente: "En su obra poética hay un decorado citadino que proviene de la nostalgia bolerística, de la memoria y del deseo, pero también no deja de resonar el eco romántico de un ser lastrado por el destino de la pasión bohemia". Y es esa musicalidad que hace del autor de,  entre otras, "El hombre deshabitado",  parte de esta sinfonía de metáforas y acentos:

"Mis manos te inventaron desnuda, diáfana, imposible: glosa o mutismo con un vocales y consonantes, mansa actitud de nocherniegos,   árbol buxáceo, jaguar biege.

Te establecí  sauco colgando como una ciudad  música flamígera, heno de médula huidiza, balandra. A lo Marc Chagall o Matisse hice tus ojos de tecnicolor, el fresno y los meandros.

Trémula impasible  bisturí que atraviesa el alba y los atriles, puse begonias en tu pelo; te hice gourmet y con glamour destruí silencio y humaredas para verte cruzar". Bomper sticker (Fragmento).Pág.116

Con Dionisio de Jesús (Juan Sánchez Ramírez, 1959), integrante importante de la Generación del 80, se eleva la voz y el canto de lo no sutil. En el autor de "Celebración del ausente", la irreverencia de lo natural se extiende por todo el poema.  Himno o no, canta:

"Todo poema es juego de voluntades, de la acrílica variedad del lenguaje, de un diccionario de pájaros multicolores, que transitan el ser y el no ser. La palabra es el guerrero, el poeta es el arma, la sangre es la luz vencida acumulando muerte y memorias. El poema es viento y yo el ala que abate tu ojo en el verde sin tregua de ser abril primaveral y alcohólico. Cada hombre su destino, es un entierro de cosas pretéritas, es su luz dura en el atardecer del sexo, su chaqueta dorada de arrepentimiento. Has caído al laberinto de imágenes tristes sin más voces que un eufónico silencio. Has borrado los himnos, las lustradas hojas en la geofísica del cuerpo. Sufrirás, estoy seguro que sufrirás en la esperanza y el asombro porque dejaste tu alfabeto de miedo para escribirle panegíricos al silencio". Boby Copy.(Pág.125)

Si la armonía fuera un poeta; este sería José Mármol (Santo Domingo  1960). Premio Nacional de Literatura 2013. "Su  palabra piensa y al pensar se arde y se destruye se ilumina y se consume canta y silencia". En esta descripción que hace, muy atinada, de la poesía de Mármol, XII Premio Casa de América de Poesía Americana (España, 2012), Basilio Belliard, lo hace miembro distinguido de la puesta en escena de este vals que resuena en las páginas de este libro:

"De ti, como de un río, adoro cuanto fluye. Volando y danzando como los dioses hablan. Amo tu rápida presencia, la única manera de pasar  transfigurando en vuelo la quietud y la espera. Idioma poderoso del mineral y el árbol.

Néctar salobre de las venas abiertas y miembros destajados en torno a la deidad. Palabras innúmeras con la que atemorizó y a la vez encanto las huestes de la noche y escuderos del día. Voces muy alzadas en sus puntas de roble, con la que canta el mago, gobierna el azar y predomina un orden geométrico de hielo. Grande la ocasión en que algo se consume, y con su muerte alumbra y destapa lo esperado. Ahora canto y bailo y salpico la luz las brechas las sombras entre las llamas. Volando y danzando, como los dioses hablan. Del aire me sostengo, el universo en mí se apoya, gira espeso. Mi verso ha domado el vellocino de oro y ya diezmó mi brazo a los jinetes bravos, a cuyos restos doy mi canción y mi otra espada. Grande la ocasión en que todos danzamos, como dioses mirando la miseria del reino. Palabras que brindaron alma y cuerpo a las ciudades. Soberano idioma, lenguaje de las piedras, del laurel, del río adormecido en sus meandros; alfabeto de grutas intocadas, de lagos suspendidos y pájaros mudos henchidos de placer. De ti, como de un río, adoro cuanto es y ya no es y se transforma y pasa y queda suspendido. Oh idioma venturoso de los labios y las manos, de las praderas altas, los barcos diminutos, la cruz centuplicada en un mismo sendero. Oh danza de las danzas, con que los dioses cantan y bailan y nos llaman". Idioma de los dioses. (Pág.134)

"Cada poema suyo…", escribe don Basilio Belliard, "es un puño cerrado, sin fisura  de aliento contenido y que refleja la puesta en crisis del lirismo  característico de la poesía hispanoamericana actual,   cuya poética dialoga con los poetas neo-barrocos rioplatenses". Se refiere al poeta, crítico y traductor, León Félix Batista (Santo Domingo, 1964),  quien con su artillería pesada de percusión, irrumpe con firmeza en este concierto de letras:

"…un seno, solamente un seno/ no puede vencer al cálculo de probabilidades"

Aldo Pellegrini

"Soldado al plexo. La cabeza fugitiva. En el aire un jazz ligero (inteligente, en otro plano). Una hilera de marfil que dificulta el flujo me dispensa (pavorosa) de mis fuentes de reflejo. Ni siquiera la aridez hostil de una aureola -ni su recinto herbáceo con la ofrece con deslumbres- asumen el exceso sin etapas intermedias: el pezón es como un huerto bajo labor de zapa, y su torso apenas grueso ya genera tempestades y vitalidad demente. Allá abajo yo soy otro, ruina cruda cuando embiste. Pero aquí el desasosiego, el perturbar del bisturí, revelados lentamente al evocar”. El número de un ibis. (Pág.140)

Shostakóvich continúa en nuestra mente, el Vals No. 2, sigue su "espiral sonora". Entonces, leemos a José Acosta (Santiago de los Caballeros,  1964). "Su obra ha ido encabritada sobre un paisaje verbal,  entre el poema en prosa y el verso  en claves de soliloquios". (Belliard, pág. 142). Así, como un trombón haciendo su monólogo, levanta su vara y realza el recital, Acosta irrumpe y rompe:

"Lo que será: nunca lo tendré. Lo que fue es lo eterno, madre, y ahora que lo sabes te pregunta por la muerte el hombre desamparado y no el niño que empujaste día adentro hacia el presente. La muerte y no su silencio, sino su más allá, su oscura permanencia, su huerto donde solo florece Dios como una rosa escapada, como una mariposa de aire. Tú que a veces llega sigilosa a la orilla de mi lecho, mitad sombra, mitad recuerdo, siendo la misma que aquella vez se desprendió sobre la nada de una ventana que aún no acabamos de entender". La pregunta por la muerte. (Pág.144)

Nan Chevalier [Reynaldo Paulino Chevalier] (Puerto Plata,  1965), autor de, entre otras, “Las formas que retornan”, “Ave de mal agüero”, “Espectros diurnos” y “Presas de la inmediatez”, mantiene el ritmo del concierto, mientras que Belliard, nos convida a disfrutar de la más pura poesía: "Son poemas en prosa que poseen un tono narrativo, imbuido de un temblor lírico, de un aliento enrarecido, contenido, seco":

"Usurpadora, nos redime la casa, en su impiedad algo divino habita, placentero, el arrebato ¡vamos! De aniquilarlo todo, de untar de miedo las paredes, de carroñas. En su designio mora otra esperanza muerta, un lobo encadenado a su silencio. De la campana cuelga, inalterable, el badajo que te hará soñar, ningún áyax detendrá el zarpazo, ninguno a la muerte sitiará hasta vencerla. Erizada de puertas, duerme entre líneas la casa, con sus costados gimen Cristos crucificados, muy herrumbrosas camas, un crujido de huesos resuena en las aceras. Cruza el farol que te arroja su albura, la putrefacta luz con la que nos hiere. Dios perverso que nos señala un rumbo a la casa, un libro que en el instante nos espera, empolvado o convaleciente  una máscara que silenciosa nos borraba el rostro". III. (Pág.147)

En ésta parte, la emoción renace; el canto, lo sublime, la iluminación,   se conjugan entre palabras y melodías. Lo agudo, ahora sobresale a lo grave, es Ylonka Nacidit Perdomo (Santo Domingo, 1965), la única mujer incluida en la antología. "En cada poema suyo, apunta Belliard, hay un desarraigo de la identidad, escindida entre el yo biográfico y el yo poético". La autora de "Aire",  "Contemplación", "Arrebatos", entre otros muchos títulos de diferentes géneros, entona su voz, como un sutil tarareo de nuestro vals imaginario:

"tengo la circunstancia del mediodía. se colorea el paseo de invierno. dice que grito. el alma no es la mía ni siquiera la risa. ya alzaba los brazos. escondía las líneas de la solapa. esta vez llegaré a la emoción. escapará la hora por la calle. estará de frente a cuadros de luz. sentiré entrañable la piel. digo que durante toda la vida. yo desnuda. definitiva acaso. vestiré la tarde sola. en soledad te falda. o no. será como iniciar temporadas que cuentan madrugadas de caracoles.

alguien canta sobre mis caderas. distrae la niña que duerme. la niña que duerme en pilares de lino. todo brilla azul. en la pared de mariposas uno puede hacer el amor. ese color rojo. esa lluvia". Poema 30 (Fragmento).Pág.150

Y llega el gran final, la orquesta con un tutti sonoro, con percusión pronunciada, con arpa, ahí llega nuestro poeta, ensayista y crítico, ido a destiempo, Adrián Javier (Santo Domingo,  1967-2013), del que don Basilio dice lo siguiente: "…funda una obra poética caracterizada por el humor simbólico, la ironía rítmica, la musicalidad fónica y la coquetería sintáctica". Y es esa musicalidad lo que une este maravilloso trabajo del intelectual Basilio Belliard, que luego de leer el siguiente poema, ¡aplaudiremos!, ¡aplaudiremos todos de pie!

"habíase visto cosa roja pero no un balcón riendo en la mujer una sonata en segundo tras el alba la cometa despierta en la luna la mañana dormida en sus alas habíase visto cosa absurda pero no tras la boca una túnica encima del arpa dos ánimas habíase visto cosa amada pero no una mano de tierra de espejo de esqueleto un payaso de alondra de te colibrí de mandrágora habías visto cosa usada pero no un cerebro de piedra de celofán de ámbar una niña mitad hada mitad alga habíase visto cosa profunda pero no en el calipso la espuma en medio del canto el agua.." La palabra (Fragmento). Pág.156

Juan Carlos Báez Moreta

Poeta

El autor, Juan Carlos Báez Moreta, es un poeta dominicano, que ha publicado 13 libros de poesías. Es miembro de la Unión De Escritores Dominicanos (UED) y del Centro PEN de República Dominicana. Juancbaez25@gmail.com

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