A las 11:00 de la mañana, el asfalto del AILA no era solo una pista de aterrizaje, era un radiador encendido. Durante las más de tres horas que la prensa aguardó al pie de la pista, el cielo apenas concedió tregua: cuatro nubes contadas y no más de 60 segundos de sombra acumulada en total. Pero bajo ese sol implacable, algo inusual se gestaba entre la rutina de los vuelos comerciales.

Mientras aviones de FedEx y American Airlines seguían su habitual rutina, en la pista de aterrizaje, cerca del Salón de los Embajadores, se dibujaba una coreografía de seguridad invisible para el pasajero común.

Hombres de traje negro y gafas Ray-Ban se mezclaban con el personal del CESAC; perros de la unidad K-9 olfateaban los lentes de las cámaras de televisión buscando explosivos en los miembros de la prensa local, y agentes del Servicio Secreto norteamericano medían distancias con la mirada.

La llegada de los gigantes

El reloj marcó la 1:20 de la tarde cuando el horizonte cambió. Un avión de fuselaje impoluto, azul en el vientre y blanco en el dorso, con la inscripción "UNITED STATES OF AMERICA" y la bandera de las barras y las estrellas en la cola, tocó suelo dominicano. Para la 1:24 PM, la aeronave ya descansaba frente al bloque de prensa, conectada al puente del aeropuerto.

Pero la demostración de fuerza no vino sola. Justo detrás, como una sombra colosal, se posicionó un US Air Force 7188, una aeronave grisácea de tres o cuatro pisos de altura. Sus turbinas, aunque silenciosas para su tamaño, expelían un calor tan abrasador que distorsionaba la visión, haciendo el paisaje líquido y ondulante.

Coreografía de precisión

La maquinaria logística se activó con precisión militar:

  • 1:27 PM: Se acoplan dos escalerillas, una en el cuerpo y otra en la cola del avión principal.
  • 1:29 PM: Una hilera de siete vehículos negros, azules y plateados blindados se estaciona en paralelo exacto a la aeronave.
  • 1:36 PM: Dos marines ascienden por la escalinata. Impecables, con gafas oscuras y el corte de cabello reglamentario, contrastando con el personal civil del aeropuerto, para una reunión con el esperado secretario de Guerra.

Desde entonces, más de una veintena de personas bajaron con sus maletas acomodándolas en la hilera de vehículos, mientras el secretario de Guerra aún no estaba a la vista.

A la 1:47 PM, el ministro de Defensa de República Dominicana, el teniente general Carlos Antonio Fernández Onofre, sosteniendo la mano de su esposa, hizo acto de presencia frente al avión, completando el cuadro de recepción.

60 segundos de historia

La espera de tres horas culminó en una escena que duró menos de dos minutos. A la 1:54 PM, la puerta del avión se volvió el foco de atención.

Pete Hegseth, secretario de Guerra de los Estados Unidos, emergió bajo el sol caribeño. Vestía un traje oscuro y corbata azul con estampado de banderas estadounidenses. No bajó solo; su mano sostenía firmemente la de su esposa, quien lucía una blusa florida amarilla y una falda larga verde. Antes de descender, ambos se miraron y compartieron una sonrisa cómplice, un gesto de humanidad que rompió por un segundo la rigidez del protocolo de seguridad global.

Al pie de la escalerilla, el encuentro fue fugaz. Aunque un vehículo de seguridad bloqueó la visión directa del apretón de manos con el ministro dominicano, la dinámica fue breve. No hubo discursos en la pista, ni largas ceremonias.

Para la 1:55 PM, Hegseth y su esposa ya estaban dentro de uno de los blindados. El ministro de Defensa dominicano y su esposa abordaron otro vehículo que se encontraba a metros de la caravana.

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Vista de los aviones UNITED STATES OF AMERICA y el US Air Force 7188 – Foto: ©️ Osmil Crooke. ACENTO Fecha: 26/11/2025

A la 1:56 PM, todo había terminado. La hilera de vehículos negros arrancó, llevando al secretario rumbo al Palacio Nacional para reunirse con el presidente Luis Abinader. Atrás, en la pista, los periodistas comenzaban a ser trasladados de vuelta al interior del aeropuerto, dejando el asfalto vacío reverberando al efecto del calor, tras haber sido escenario de una visita sin precedentes.

Julio Solano

Periodista y poeta

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