
Hemos explorado el cambio de elementos dominantes —del agua y la tierra al fuego y el aire—, y nos hemos adentrado en los tránsitos de dos de los planetas transpersonales, Plutón en Acuario y Neptuno en Aries. Ahora llegamos a Urano en Géminis, un movimiento que refleja una gran revolución en la forma en que pensamos, nos comunicamos y procesamos la información.
Urano, el planeta de los cambios súbitos y las disrupciones necesarias, ingresó en Géminis el 7 de julio, y volverá brevemente a Tauro entre noviembre 2025 y abril 2026. Porque, como mencioné en artículos anteriores, tanto Urano como Neptuno y Saturno van a retrogradar hacia sus signos previos durante este año, convirtiendo al 2025 en una especie de período de prueba, de saborearlo lo que traen estas nuevas energia antes de que se asienten definitivamente.
Este primer contacto con Géminis nos está dando pistas de una transformación de siete años que va a tocar cada aspecto de nuestra comunicación y nuestros procesos mentales. Si Plutón en Acuario nos empuja a reimaginar las estructuras de poder y Neptuno en Aries nos invita a encarnar nuestros sueños más profundos, Urano en Géminis llega a intensificar el pensamiento y las conexiones, y cuestionar las verdades que dábamos por sentadas.
Urano: el rayo
Urano es la fuerza de la ruptura necesaria. Su energía actúa como un rayo que despierta lo que está adormecido y desestabiliza lo que se ha vuelto rígido o estancado. Es el planeta de lo inesperado, de la innovación y de la rebeldía, y también de la inquietud que surge cuando algo en nosotrxs ya no puede seguir sosteniéndose igual.
Cuando transita un signo, revela lo que colectivamente se ha vuelto obsoleto; y en la casa que toca en nuestra carta natal, sacude un área concreta de la vida personal. Estos cambios no son caprichosos: llegan para remover estructuras que ya no sirven y a liberar la energía que ha quedado atrapada allí, a abrir caminos que parecían imposibles y devolvernos a la vitalidad.
En lo colectivo, Urano se manifiesta en avances tecnológicos, inventos y giros sociales repentinos. En lo personal, conecta con nuestro impulso de libertad. Cuando ignoramos nuestro impulso, cuando coartamos nuestra vitalidad o seguimos caminos dictados por expectativas externas, el rayo de Urano irrumpe para recordarnos nuestra fuerza e integridad.
Como regente de Acuario, Urano impulsa movimientos colectivos horizontales e innovaciones que democratizan el acceso al conocimiento y la autonomía. Sus tránsitos son lentos, dándonos tiempo para adaptarnos; pero su naturaleza repentina puede generar fragmentación, dispersión y la sensación de que todo cambia demasiado rápido para procesarlo.
Urano nos invita a relacionarnos con el cambio como parte natural de la vida. Nos muestra que los sistemas que hemos creado no están diseñados para el cambio, pero nosotrxs sí. Enfrentadxs a improvisaciones forzadas, descubrimos talentos y recursos dormidos; y en ese proceso, despertamos nuestra genialidad, esa cualidad tan uraniana.
Géminis: el puente
Géminis representa las ideas, el intercambio constante, la multiplicidad de perspectivas. Es todo lo que nos conecta: palabras, gestos, mensajes, viajes cortos, hermanos, vecinos, educación, y nuestra capacidad de aprender, adaptarnos y transmitir información.
Es un signo mutable de aire, lo que significa que su naturaleza es flexible, mental y siempre en movimiento. No busca una verdad única ni definitiva, a Géminis lo mueve la diversidad de enfoques posibles. Su talento está en sostener múltiples ideas a la vez, desmenuzar información detallada y conectar conceptos aparentemente dispares.
A menudo se le critica por ser superficial. Y sí, puede perderse en el exceso de información o quedar atrapado en la duda perpetua por su capacidad de ver demasiadas opciones. Pero en su nivel más evolucionado es el mensajero, el puente que facilita la comunicación y el entendimiento entre diferentes mundos. Su desafío es integrar toda esa riqueza mental sin fragmentarse, y comunicar de manera que genere claridad en lugar de confusión.
Con Urano aquí, estas cualidades geminianas se intensifican. Urano quiere liberar nuestras mentes de viejas formas que ya no nos sirven. ¿Qué ideas aprendidas y aceptadas nos están limitando? ¿Qué voces o conocimientos hemos ignorado porque no encajaban en el relato histórico establecido? ¿Qué enseñanzas nos han condicionado, dejándonos sin espacio para nuestra propia voz?
Cuando Urano pasó por Géminis
Para entender el alcance de lo que estamos viviendo, es útil mirar las tres últimas veces que Urano transitó por Géminis. Curiosamente, la penúltima y la antepenúltima vez coincidieron con otros tránsitos que ya hemos explorado en esta serie.
1774–1782: Urano en Géminis + Plutón en Acuario
Como vimos en el artículo de Plutón en Acuario, este fue el tiempo de la Revolución Americana y el nacimiento de los Estados Unidos. No fue solo una guerra, fue un cambio en el lenguaje del poder. Palabras como libertad y soberanía se imprimieron y circularon, encendiendo imaginarios que cruzaron océanos. Mientras Plutón en Acuario desmantelaba viejas estructuras, Urano en Géminis multiplicaba debates y panfletos.
1858–1866: Urano en Géminis + Neptuno en Aries
En este periodo nació el telégrafo transatlántico, y de pronto las noticias viajaban más rápido que los barcos. El intercambio de información se revolucionó. En EE.UU., la Guerra Civil fue una guerra de ideas sobre unidad e identidad —Neptuno en Aries— que circulaban a velocidades uranianas. Lo neptuniano se expresó en ideales de nuevo comienzo; lo uraniano, en la velocidad de difusión y en la fragmentación que produjo el choque de visiones.
1941–1949: Urano en Géminis
Se inventó ENIAC, la primera computadora moderna, y se expandió la televisión. La información dejó de ser lenta, y se consolidaron los medios masivos, multiplicando voces y perspectivas. También se inició la Guerra Fría. Dos discursos enfrentados, dos versiones irreconciliables de la realidad —la dualidad geminiana llevada al extremo geopolítico.
Ahora, en 2025-2033, Urano vuelve a Géminis, y coincide con Plutón en Acuario y Neptuno en Aries simultáneamente, en una convergencia que no ocurría hace más de tres mil años
Urano en Géminis (2025-2033)
Urano estuvo removiendo lo establecido desde su entrada en Tauro en 2019 hasta julio de este año. Durante estos años vimos mercados inestables, interrupciones en las cadenas de suministro, huelgas, crisis climáticas y tensiones en torno a temas asociados a Venus, como los derechos reproductivos. Todo esto ha sido parte del proceso de agitación en un signo profundamente ligado a la seguridad, la tierra y lo tangible.
Ahora, con Urano en Géminis, estamos ante una revolución en cómo procesamos y compartimos información. Medios, redes, educación y todas las formas de conectarnos serán sacudidas. La IA, las telecomunicaciones y los medios masivos ya están experimentando saltos cuánticos, acelerando no solo la tecnología, sino nuestra relación con el conocimiento. Este tránsito lleva una dualidad: puede actuar como acelerador de conciencia o como fuente de fragmentación mental, y probablemente experimentemos ambos estados, dependiendo del momento y de nuestra capacidad de discernir entre información y ruido.
La sombra de esto está en la desinformación, que también se multiplica sin mucho control. Urano en Géminis nos confronta con una pregunta fundamental: en un mundo donde cualquiera puede crear y distribuir “información”, ¿cómo discernimos qué es verdad?
Una amiga archivista me compartió hace unos días una reflexión muy Urano-Géminis. En su mundo se está empezando a hablar de la IA como un atentado a la memoria histórica, porque muchas imágenes generadas no se catalogan como tales. Quienes estamos viendo nacer estas tecnologías podemos cuestionarlas, pero para una generación que crezca con ellas, será normal y se cuestionará cada vez menos.
La conversación surgió a partir de un video que le apareció a otra amiga en Instagram, con la voz traducida del inglés al español, pero machucada, dando la impresión de que podría ser real. Esto llevó a la reflexión de que la IA no es inocente. La pregunta que trajo fue: ¿estamos ante un futuro donde las nuevas generaciones no sentirán la necesidad de aprender otros idiomas, de expandir sus mundos, sus mentes y sus conocimientos, porque todo lo tendrán al alcance, generando generaciones más manipulables? Ya que al ser despojadas de su historia y diversidad cultural, pierden la identidad por la cual vale la pena luchar. Porque “la defensa de la identidad de los pueblos es el inicio de cualquier lucha.”
Urano en Géminis nos enfrenta con dualidades, una siendo la promesa de conexión global versus la homogenización que borra las particularidades. Pero es importante recordar que tanto Urano en Géminis como Plutón en Acuario tienen un aspecto regenerativo, no permiten que se sostengan las estructuras que no nutren nuestra vitalidad colectiva y nuestra diversidad. Aunque la IA parezca que se va a comer el mundo, estos tránsitos también tienen la función de desestabilizar las concentraciones de poder que van contra el bien común.
Es posible que, aunque sea un proceso largo, veamos cómo estas tecnologías se vean forzadas a ajustarse a éticas más colectivas y sostenibles. Estos tránsitos indican que las innovaciones que solo benefician a unos pocos eventualmente se van a topar con resistencias que las obliguen a evolucionar. Urano en Géminis puede democratizar el acceso a la información y el fortalecimiento de voces locales que se resisten a la homogenización global. La pregunta no es si la tecnología nos va a cambiar, sino si seremos capaces de direccionarla hacia formas que honren la diversidad de saberes y formas de vida que han existido mucho antes que las grandes corporaciones tecnológicas.
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