El hambre o las ganas de comer que es lo mismo, es el motor humano que nos enciende desde el mismo momento de nacer y nos empuja todo el resto de la vida, y ese motor humano tiene un depósito llamado estómago que hay que llenarlo con combustible ya sea gasolina normal de arroz y habichuelas, con gasolina super de papas y carne de res, con diésel normal de picalongas y fritangas, con diésel super de longaniza y chicharrones, o con queroseno de lámpara jumeadora de cualquier cosa comestible que aparezca. De lo que sea, pero hay que llenarlo para que no se pare y mejor hacerlo tres veces al día que dos, o una.
El hambre tiene dos caras, la buena que por ella estudiamos, trabajamos, nos superamos en la vida para alejarla o matarla lo mejor posible, y otra mala cuando esta nos llega a matar y por ello hacemos cosas malas, peores, e incluso por ella matamos. El hambre es el caballo negro de los cuatro jinetes del Apocalipsis, nos ha estado azotando en todas las etapas de la historia, todavía lo está haciendo en buena parte del planeta en estos momentos y al parecer y por el panorama que tenemos delante seguirá campando sus anchas por mucho tiempo más.
El hambre ha entrado en el comportamiento del hombre y se expresa en dichos como ¨pasarás más hambre que un maestro de escuela¨, ¨quién tiene hambre, atiza la olla¨, ¨pasar un hambre de perros¨, ¨tener hambre de triunfo¨ y otras más. En nuestro país que ha sabido durante mucho tiempo sobre el asunto de comer insuficiente también tenemos uno muy creativo como ¨hambre que espera jartura no es hambre¨, aunque sí mucha mortificación y desasosiego, añadimos para cuadrar el dicho, y cuando hay mucha, es general, y prolongada, se transforma en la peligrosa hambruna.
Citaremos un par de curiosidades locales, primera el barrio de Matahambre de la capital, que como muchos saben se llamó así porque los jóvenes iban por esos predios a marotear mangos, guayabas y otras frutas y de paso ¨se mataban el hambre¨ comiéndolas. La segunda es la localidad de Quijá Quieta en la provincia de Baní, suponemos que no habría mucho que llevarse a la boca cuando la bautizaron con tan curioso y expresivo nombre.
Hay hambres que se producen por causas naturales como sequías pertinaces, falta de agua propia de los territorios, plagas, o sobre explotación de las tierras. Hambrunas las sufren todavía muchos países en el mundo causando millones de penosas y evitables muertes, en África son frecuentes las de Somalia, Etiopía, Kenia, Nigeria, Malí, Burkina Faso, Congo, Sudán del Norte y Sudán del Sur. Las de Etiopía, la antigua Abisinia, han sido particularmente atroces por su duración y alcance.
La fotografía de Kevin Carter tomada en que en 1993 al niño sudanés Kong Nyong famélico, agonizando, con un buitre atrás de él acechando para devorarlo es aterradora, de vez en cuando sería bueno que le echáramos una ojeada para tomar conciencia del problema del hambre en el mundo y de lo derrochadores que tan a menudo somos con los alimentos.
Así mismo hay hambre en Asia, Medio Oriente y en América Latina, de manera particular en nuestro vecino Haití. Hay hambre en todas las guerras, en las trincheras acompañada de piojos, ratas y heridas, también en las ciudades reventada desde el cielo o la tierra con metralla, y en los prisioneros de los campos de concentración con pellejos, huesos, y miserias.
Pero en los últimos tiempos el hambre también ha sido instrumentalizada como un arma poderosa porque hace sufrir, subyuga, desespera, claudica, y extermina. El hambre causó cientos de miles de muertes en los holocaustos judío, armenio y otras matanzas por el estilo tanto o más que los gases venenosos o las balas. Las escenas de la liberación de prisioneros esqueléticos de los campos alemanes y polacos todavía dan ¨tiriquitos¨ aunque las hayamos visto docenas de veces en películas o reportajes.
Israel lo sabe bien porque la sufrió en carne propia y ahora aplica el hambre sobre la población de Palestina con extremada dureza porque Hamas le ha salido un hueso duro de roer, a más de un año de una enorme y desigual pelea resiste por túneles y escondrijos y mantiene un cantidad importante de rehenes. Empecinados les han salido esos guerreros.
Son cientos las personas que en Gaza ya han perecido por hambre y los reportajes nos muestran las escenas de desesperación de los palestinos por lograr una parca ración de comida, en especial las mujeres, niños y ancianos mientras miles de camiones cargados de alimentos esperan detenidos en la frontera egipcia por los israelíes. Claro que Netanyahu cínicamente lo niega y dice que están más o menos como aquel anuncio aquel de la campaña reformista ¨gordos y colorados¨.
Del puerto de Barcelona acaba de partir una flotilla de unos veinte barcos con vituallas y medicinas rumbo a Israel en un intento por romper el cerco que este país tiene por mar. En ella unas trescientas personas, entre ellas personalidades como la famosa Greta, actores, intelectuales y cooperantes, que quieren hacer un amplio movimiento en la opinión internacional que ablanden den las decisiones de los altos mandos militares judíos. Posiblemente los barcos sean detenidos y sus ocupantes devueltos a sus países. Ya ha sucedido en otros intentos. Ojala tengan suerte esta vez,
¡Hambre, maldita hambre! ¿Quién en mala hora te habrá inventado?
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