Este 2025, la organización cristiana Floresta Inc. cumple 40 años de servicio en comunidades rurales pobres de la República Dominicana, y ha recibido un merecido reconocimiento del Centro Nacional de Fomento y Promoción de las Asociaciones Sin Fines de Lucro por su impacto social y ambiental.
En un país donde la pobreza rural, la degradación de los suelos y la falta de oportunidades han expulsado generaciones de campesinos hacia la ciudad o la emigración, Floresta ha demostrado que es posible romper el círculo de la pobreza con un modelo de asistencia integral, profundamente humano y sostenible.
Del asistencialismo a la autosuficiencia
En sus primeros años, Floresta ofrecía préstamos a bajo interés, asistencia técnica gratuita y donaciones de insumos agrícolas. Sin embargo, la experiencia enseñó que ese esquema, aunque bien intencionado no generaba una transformación duradera.
Fue entonces cuando la institución dio un giro visionario: en lugar de prestar dinero o regalar insumos, enseñó a los campesinos a organizarse y ahorrar. Y el cambio fue radical.
Cada año, las comunidades participantes crean un fondo común en el que depositan periódicamente pequeños ahorros que utilizan para concederse préstamos a bajos intereses. El procedimiento para crear y operar el fondo fue diseñado por Floresta. Al final del ciclo, lo ahorrado se distribuye entre sus miembros junto con los intereses generados, de acuerdo con lo aportado por cada miembro. Con ese dinero, miles de familias han podido mejorar sus viviendas, adquirir electrodomésticos, comprar herramientas, invertir en sus cosechas y fortalecer su calidad de vida.
Un porcentaje de los intereses se destina a un fondo común de solidaridad, que cubre emergencias o necesidades de cualquier miembro. Así, lo que antes era dependencia se transformó en cultura de ahorro, cooperación y confianza mutua.
Más que técnica agrícola
El trabajo de Floresta no se limita a la siembra de árboles o a la capacitación en viveros, abonos orgánicos e injertos. Su visión es integral:
– Protege el medio ambiente a través de la agroforestería.
– Fortalece la fe cristiana con principios bíblicos y apoyo a las iglesias locales.
– Fomenta la organización comunitaria, creando estructuras sólidas de autogestión.
– Forma a las nuevas generaciones mediante campamentos de verano para niños y adolescentes.
El resultado es un desarrollo material y espiritual, donde la dignidad de la persona y el cuidado de la creación van de la mano.
18 mil familias transformadas
En estas cuatro décadas, Floresta ha rescatado de la pobreza a más de 18 mil familias campesinas. Y lo ha hecho con un modelo sostenible, replicable y moralmente sano, que merece ser conocido e imitado por otras organizaciones y programas de desarrollo rural en la República Dominicana.
Porque no se trata solo de “dar”, sino de enseñar a crear riqueza comunitaria, de manera justa y solidaria.
Un nuevo horizonte
El número 40, en la Biblia, simboliza un tiempo de prueba y preparación que abre las puertas a una nueva etapa. Para Floresta, estos 40 años no marcan un cierre, sino el inicio de un camino aún más prometedor.
La gran pregunta ahora es:
Si Floresta ha hecho tanto en 40 años, ¿cuánto más podrá hacer en los próximos 40?
La respuesta dependerá de nuestra capacidad, como sociedad, de apoyar, multiplicar y escalar este modelo en todo el país. Porque lo que está en juego no es solo el bienestar de unas comunidades, sino el futuro de nuestro campo, la sostenibilidad de nuestros recursos naturales y la esperanza de miles de familias que aún luchan contra la pobreza.
Conclusión
Floresta ha demostrado que la fe, unida a la técnica y a la organización puede transformar vidas y territorios. En tiempos donde se buscan fórmulas para combatir la pobreza, su modelo ofrece una lección clara: el verdadero desarrollo nace cuando se siembra confianza, se cultiva la solidaridad y se cosecha dignidad.
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