La República Dominicana capta actualmente el 0,6 % del turismo mundial. Puede parecer un porcentaje modesto, pero su impacto en la economía nacional es enorme: si se suman los efectos directos e indirectos, el turismo representa casi el 20 % del PIB y da empleo a unas 800.000 personas. En otras palabras, es un pilar del desarrollo económico y social del país.
Al mismo tiempo, después del cambio de administración en Estados Unidos está cambiando el mapa del turismo global. En los primeros cuatro meses de 2025, las llegadas de turistas canadienses a Estados Unidos se redujeron un 8.3%, mientras que las llegadas desde Europa cayeron un 5.1%. Varios incidentes han tenido fuerte repercusión mediática afectando negativamente la percepción del destino estadounidense y esto podría favorecer un desvío significativo de flujos turísticos hacia México y el Caribe. Aprovechar esta oportunidad requiere más que estrategias nacionales: demanda visión regional y peso político en los organismos internacionales que regulan el sector.
La experiencia reciente ofrece una advertencia clara. En 2019, algunos fallecimientos de turistas en hoteles dominicanos —ampliamente cubiertos por una auténtica campaña de los medios internacionales— provocaron una caída abrupta en las llegadas, con pérdidas de dos dígitos. Fue un recordatorio de cuán frágil puede ser el turismo sin respaldo multilateral y comunicación estratégica.
En este contexto, adquiere especial importancia la próxima elección, a finales de mayo, del nuevo Secretario General de ONU Turismo (nuevo nombre de la Organización Mundial del Turismo desde 2024).
República Dominicana es miembro del Consejo Ejecutivo de la organización y será uno de los países que contribuirán a proponer a la Asamblea General el nombre del próximo secretario.
Hasta hace unos pocos días uno de ellos era el actual titular, el georgiano Zurab Pololikashvili, en búsqueda de un tercer mandato, pero su país retiró su candidatura, anunciando que votará por la candidata de los Emiratos Árabes Unidos. No se explicaron públicamente las razones, aunque algunos observadores las vinculan con tensiones internas en Georgia, después de las elecciones de octubre pasado, y con la postura adoptada por esta agencia frente a la Federación Rusa, que fue votada para ser suspendida del organismo por amplia mayoría —aunque la medida no se concretó debido al retiro voluntario de Rusia antes de la votación.
Sin entrar en especulaciones, es importante señalar que los retiros de candidaturas, especialmente cuando van acompañados de apoyos no transparentes a otros candidatos, no fortalecen la imagen de imparcialidad y legitimidad que el sistema de Naciones Unidas necesita. En 2017 ocurrió algo similar en la UNESCO: un país latinoamericano retiró su candidato para apoyar a otro de fuera de la región, que finalmente no resultó elegido.
Hoy, América Latina tiene la posibilidad de actuar con unidad y liderazgo. La región cuenta con una candidata fuerte: Gloria Guevara, exministra de Turismo de México, con reconocida trayectoria tanto en organismos multilaterales como en el sector privado. Su perfil combina experiencia, visión y capacidad de interlocución global.
¿Por qué este apoyo regional es importante? Por al menos tres razones:
- Turismo educativo y científico: América Latina necesita avanzar hacia una política integrada de educación superior que incluya programas de movilidad académica regional, semejantes al Erasmus europeo. Esto no solo fortalecería la formación universitaria, sino que impulsaría el turismo académico y del conocimiento.
- Grandes Infraestructuras científicas y turismo de innovación: Proyectos como hubs regionales de investigación, salud o tecnología también generan flujos turísticos. La ciencia, la medicina y la innovación son nuevas fronteras para el desarrollo turístico sostenible. Con referencia a nuestro país, este enfoque fue uno de los que caracterizaron el proyecto de Silicon Beach.
- Cooperación regional frente a desafíos comunes: Los países vecinos no son solo competidores; también pueden ser aliados estratégicos. El Caribe anglófono ya ofrece paquetes turísticos integrados. ¿Por qué no pensar en propuestas similares entre República Dominicana y sus vecinos? Incluso frente a la crisis de Haití, la cooperación turística podría ser una herramienta constructiva en una estrategia internacional más amplia.
Además, iniciativas como el programa global de sincrotrones para el Sur Global —impulsado actualmente por un grupo interregional y seleccionado por la UNESCO como proyecto emblemático del Decenio de la Ciencia — requieren alianzas internacionales y liderazgo compartido. En ese sentido, es significativo que un candidato africano haya retirado su postulación para apoyar a Guevara, un gesto político que, aunque individual, muestra la proyección internacional que puede tener su candidatura.
América Latina tiene hoy una oportunidad concreta para fortalecer su protagonismo en una organización estratégica. Respaldar la candidatura de Gloria Guevara no es solo un gesto político: es una apuesta por una visión del turismo como motor de desarrollo sostenible, cooperación regional e integración global.
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