A cincuenta años de la muerte de Francisco Franco (1975–2025), el New York Times constata un fenómeno inquietante en España: jóvenes que no vivieron la dictadura —nacidos en libertad, educados en democracia— expresan simpatía por un régimen que suprimió libertades, persiguió opositores, fusiló miles y controló la sociedad por miedo y propaganda.
Ese resurgimiento de admiración hacia Franco encuentra un paralelo inevitable con lo que ocurre en algunos grupos que en la República Dominicana buscan —sin conocer la historia real— dulcificar la figura de Rafael Leónidas Trujillo.
Ambos dictadores tienen puntos en común:
* Gobernaron más de 30 años.
* Construyeron una estructura estatal centralizada.
* Reprimieron toda oposición.
* Promovieron propaganda que presenta su periodo como “orden y progreso”.
Pero también existen diferencias profundas, históricas y sociales, que deben recordarse para evitar comparaciones forzadas.
Franco y Trujillo: semejanzas estructurales:
1. Duración y consolidación del poder
Franco gobernó desde 1939 hasta 1975: 36 años.
Trujillo gobierna de facto desde 1930 hasta 1961: 31 años.
Ambos generaron regímenes en los que el líder era omnipresente, cuya imagen se confundía con la identidad nacional.
2. Represión, control y miedo
El artículo del New York Times subraya que Franco:
* Suprimió libertades.
* Encarceló disidentes.
* Reprimió minorías culturales y lingüísticas.
* Mantuvo una red de vigilancia y castigos.
Trujillo hizo lo mismo, pero con una brutalidad aún más directa:
* Eliminación física de opositores.
* Control absoluto de la prensa.
* Persecución sistemática del disenso.
* Masacre de 1937 contra haitianos.
3. Construcción de obras y propaganda
En España se recuerda que con Franco se construyeron carreteras, presas, viviendas y obras de infraestructura. Algunos jóvenes españoles —según el reportaje— dicen: “Con Franco se vivía mejor”.
Esa frase es idéntica a la que, todavía hoy, algunos dominicanos repiten sobre Trujillo:
“En tiempos de Trujillo había orden”.
“El país estaba limpio”.
“No había delincuencia”.
La propaganda ha sido eficaz: resalta los logros materiales, oculta la represión y convierte al dictador en símbolo de “estabilidad”.
Diferencias fundamentales entre Trujillo y Franco:
1. Trujillo fue un dictador personalista; Franco, un dictador militar-ideológico
Trujillo construyó una dictadura personal: él era el Estado, el Ejército, la Economía y el Partido. Se enriqueció como ningún otro gobernante en la historia del Caribe.
Franco encabezó un régimen militar e ideológico católico-nacionalista, donde existían instituciones (aunque controladas) y una élite militar y política que compartía el poder.
2. El final del régimen
Franco murió en su cama, viejo, con un régimen intacto, que luego pactó la Transición.
Trujillo murió asesinado, con una parte de su propio entorno conspirando contra él, y su régimen se derrumbó en meses.
3. La memoria histórica
En España quedó una estructura estatal fuerte, una monarquía constitucional y una democracia funcional.
En República Dominicana quedó un vacío institucional que costó 30 años superar.
El resurgimiento de la nostalgia autoritaria en los jóvenes (España 2025).
El reportaje del Times de Nueva York revela datos alarmantes:
* 20 % de los jóvenes españoles evalúan positivamente el régimen franquista.
* Redes sociales llenas de contenido profranquista.
* Jóvenes simpatizantes de Vox romantizan “orden, familia, estabilidad”.
El gobierno español ha reaccionado con una campaña cultural:
* Camisetas, juegos, cómics sobre los peligros de las dictaduras.
* “España en libertad”, una narrativa pedagógica.
* Aplicaciones educativas que simulan la censura y represión franquista.
La nostalgia por Franco persiste en bares temáticos, cementerios y redes sociales.
El caso dominicano: por qué Trujillo NO puede regresar ni simbólicamente.
En República Dominicana existe un discurso que afirma:
“Había seguridad.” “Había orden.” “Los presidentes de ahora no sirven.”
Ese discurso ignora:
* El régimen de terror.
* Los asesinatos de opositores.
* La anulación total de libertades.
* El control familiar sobre la economía.
* La corrupción estructural de toda la era trujillista.
Advertencia histórica: cuando se olvida el pasado, se abre la puerta al autoritarismo.
Trujillo y Franco son pasado, pero la tentación autoritaria es presente.
La historia demuestra que las dictaduras dejan cicatrices profundas y retrasan el progreso de las naciones. Recordar es un deber democrático.
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