Por primera vez, y ocurrió en República Dominicana, mis tarjetas de débito y crédito fueron repentinamente bloqueadas por el Banco de Reservas cuando apenas tenía casi un mes en el país.

Al intentar pagar una pequeña compra realizada en un reconocido supermercado de la capital, la cajera de turno luego de dos intentos, me informó que la tarjeta de débito declinaba el pago, por lo que tenía que pagar en efectivo.

Ante la situación, procedí de inmediato a entregarle mi tarjeta de crédito de la misma institución bancaria. Igualmente fue rechazada.

Aunque había fondos suficientes y garantía para cubrir los gastos desde ambas cuentas, los intentos de pago fueron fallidos.

Sorprendido, pedí disculpas a la cajera por los inconvenientes. Igual a los clientes que esperaban turno detrás de mí, algunos de los cuales ya tenían cara de enojo ante el tiempo extra que estuve tratando de encontrar una solución al problema.

Devolví los artículos. Salí cabizbajo y un tanto avergonzado del supermercado. Llamé de inmediato a servicio al cliente del Banreservas en busca de una explicación sobre el por qué mis tarjetas estaban bloqueadas.

Luego de un intenso interrogatorio vía telefónica sobre las operaciones de compra realizadas en las últimas horas y lugares, la amable representante bancaria me notificó que ambas cuentas habían sido bloqueadas por seguridad.

Especialistas en fraudes cibernéticos (Hackers), estuvieron muy activos intentando realizar compras sin mi autorización a través de un sistema financiero llamado PayPal, que no uso y nunca he usado.

Por alguna razón, no vi los mensajes de texto que habían enviado a mi celular el Departamento Antifraude del banco para alertarme de operaciones sospechosas o fraudulentas detectadas. Pero que al no responder a tiempo, procedieron a bloquear las cuentas. Bien por ellos.

Visité una sucursal bancaria lo más pronto posible, en busca de resolver el problema.

La gran sorpresa fue encontrar dentro del banco una larga fila de personas esperando turno para reclamar casos similares.

Está claro que los fraudes cibernéticos continúan su agitado curso, en perjuicio no solo de los usuarios de tarjetas de débito y crédito, sino también del sistema financiero dominicano.

Se registró que en menos de 14 horas, los hackers cibernéticos intentaron sin éxito realizar 17 operaciones fraudulentas en diferentes puntos del país.

¿Cómo lograron clonar, copiar u obtener los datos de mis tarjetas bancarias dominicanas e información confidencial? No lo sabemos.

Tres días después de lo ocurrido y ya con mis nuevas tarjetas reactivadas, visité una sucursal del Banco Popular para entregar unas documentaciones.

Observé a distancia que la línea de espera para reclamos por fraude era tan larga como la que me tocó en el Banreservas.

Todo indica que con las nuevas tecnologías que trae la Inteligencia Artificial (IA), los ciberdelincuentes están utilizando esta nueva modalidad para tomar control de cuentas en línea, utilizando credenciales robadas y afectando los sistemas financieros del mundo.

Los criminales cibernéticos utilizan la IA para la imitación de audio y video  conocidos como “Deepfakes”, una forma de burlar incluso los sistemas de verificación más avanzados.

En los Estados Unidos, los ataques de robo de cuentas siguen en aumento. Informes publicados indican que para el 2024, el 22% de los adultos estadounidenses fueron víctimas de este tipo de fraude, con pérdidas que sobrepasaron los $12,000 dólares por caso.

Entre abril y julio de 2024, la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), llevó a cabo una operación en 21 países de los cinco continentes denominada Jackal III, dirigida contra las estafas en línea y las organizaciones delictivas de África Occidental, responsables de ellas.

En esa operación policial mundial hubo cientos de detenciones, con incautación de activos valorados en más de 3 millones de dólares y la desarticulación de numerosas redes delictivas en todo el mundo.

Recuerdo que en el 2023, la Superintendencia de Bancos de República Dominicana lanzó una campaña llamada Misión Centinela, buscando con ello prevenir a la población sobre la realización de operaciones financieras en instituciones no reguladas ni supervisadas por el Estado.

Con esto se buscaba alertar a pequeños y grandes inversionistas a no entregar recursos económicos a instituciones fantasmas en busca de ganancias rápidas, ya que estas son creadas con el único propósito de cometer robos, fraudes y abusos de confianza con publicidad falsa o engañosa.

Es penoso que dicha campaña brille por su ausencia en los medios de comunicación, justo cuando los fraudes financieros a través de tarjetas de crédito y débito siguen aumentando vertiginosamente, en perjuicio de los ahorrantes y bancos comerciales.

Es recomendable, para evitar posibles fraudes, nunca perder de vista la tarjeta al momento de pagar. Al momento de pasar la tarjeta por el sistema electrónico verifone, que esta operación se haga en tu presencia.

Además, revisar con frecuencia los consumos diarios con la entidad bancaria y activar con tu banco las opciones de alertas para monitorear el movimiento de tus compras, entre otras.

Rafael Gómez

Periodista

Rafael Gómez, periodista dominicano. Residente en los Estados Unidos.

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