El cuadro internacional más contemporáneo de las oligarquías modernas tal vez se registra con el nuevo gobierno de Donald Trump y sus vínculos con los tres hombres más ricos, tal vez en el mundo: Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg.

Ellos agrupan el más notorio sistema oligarca contemporáneo, en el cual un pequeño número de individuos ejerce gran persuasión sobre la economía y la política de un país donde el pueblo tiene poco poder para determinar el futuro. Mientras esa clase élite se enriquece más cada día, el resto del pueblo lucha por sobrevivir.

Latinoamérica no ha estado exenta de estas oligarquías que han ejercido gran poder sobre los gobiernos.

Históricamente, estuvieron compuestas por terratenientes, hacendados y comerciantes, concentrados en ellos el poder político y económico. Con ello excluye a la mayoría de la población de la participación política, gobernando de manera autoritaria para proteger sus propios intereses. Ello especialmente desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX.

Aunque las oligarquías tradicionales basadas en tierras han sido desafiadas, persisten nuevas formas de poder oligárquico que combinan el poder político con el financiero y tecnológico.

El gobierno se enfoca en beneficiar a la élite dominante, a menudo protegiendo sus intereses económicos y de clase. Estos grupos de poder utilizan diversas estrategias, desde el control del electorado hasta la imposición de su ideología para mantener el poder.

Durante el siglo XIX y principios del XX, se consolidaron a partir de las élites criollas y la explotación de los recursos naturales, como por ejemplo las cafetaleras y bananeras en Centroamérica.

Los movimientos obreros y la clase media comenzaron a cuestionar su poder a principios del siglo XX, lo que permitió un atisbo de democracias en algunos países.

Las oligarquías modernas han evolucionado y ahora combinan élites con nuevos actores del sector tecnológico, financiero, petroquímico y farmacéutico, entre otros. Estos grupos ejercen su influencia a través del control de infraestructuras financieras o digitales y la influencia en políticas, aunque a menudo comparten la tendencia a defender sus riquezas y limitar la redistribución de la riqueza. En algunos casos las fuerzas militares igual lo son.

Las oligarquías en Puerto Rico manifiestan su poder por un pequeño grupo de élites económicas y políticas, a menudo criticadas por grupos sociales y políticos como uno de los problemas que enfrenta la isla.

No es tan doloroso su poder local, ya que la mitad de la población está bajo el índice de pobreza y se beneficia de pródigos subsidios federales y locales para subsistencia.

Pero la lucha contra estas estructuras de poder se ha visto en eventos como las protestas de 2019 contra el entonces gobernador Ricky Rosselló, que fueron descritas por algunos como una lucha contra la oligarquía.

Históricamente, Puerto Rico ha tenido un sistema donde el poder puede ser concentrado en manos de minorías, ya sea a través de la influencia política o económica.

Localmente, se habla de la influencia de un grupo reducido que, a través de su poder económico y político, empuja a tomar decisiones que benefician sus propios intereses.

Algunos sociólogos han estudiado las características de estas élites en Puerto Rico y la República Dominicana, aunque reconocen que aún hay mucho por investigar sobre cuán cerradas son estas élites y cómo ejercen su poder.

Las masivas protestas de 2019, que culminaron en la renuncia de Rosselló, fueron descritas por algunos como un movimiento contra la oligarquía y el imperialismo.

Conjugaron criticadas por grupos sociales y políticos que buscan cambios y denuncian lo que consideran un sistema de gobierno controlado por intereses de minorías.

Localmente, ese poder económico-político tiene una sombrilla legal federal y local que castiga masivas aportaciones políticas, pero no las aportadas a las agrupaciones denominadas “Pacs”. Igual, leyes locales fijan límites a ciudadanos privados. Pese a ello, las finanzas políticas de la gobernadora Jenniffer González son robustas.

Tal vez por ello es que, aun cuando las encuestas reflejan un descenso en apoyo al nuevo gobierno de González, estas oligarquías le permiten sus repetidos y cómodos viajes fuera del país, tanto como su rifirrafe con buena parte del liderato de su partido.

Bien que estaría por verse el poder económico político de aquellos ricos que, merced a leyes de exenciones fiscales, viven en el país y tributan casi nada, mientras el resto de la clase media tributa un 30 por ciento de sus ingresos, con el gran peso de la tributación en un país que lucha por librarse de una quiebra estimada en 72 mil millones de dólares. Y peor con serios problemas de servicios públicos.

Igual sería interesante ver el poder político que se les permitiría a The Vanguard Group y BlackRock (Amazon), cuyo dueño es Jeff Bezos, con el establecimiento multimillonario de un nuevo almacén próximo a su apertura en Dorado. Levantaría suspicacia en significado político el corte de cinta inaugural a manos de la gobernadora Jennifer González.

Luis Rubén Sanchez

Periodista

Luis Rubén Sánchez es un veterano periodista puertorriqueño ex editor de la mesa latinoamericana de The Associated Press en N.Y. Actualmente preside las emisoras de radio y televisión digital Boricuatv y Boricuaradio.digital.

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