Las versiones que se relatan y se multiplican acerca de los desplazamientos de Plinio y sus circunstancias forman los tejidos, la trama, de la leyenda creada en torno a la capacidad de ubicuidad del fugitivo.

Una creación forjada por la misma policía y acreditada por la prensa de la época, como aparece en esta notica de César Medina tras el apresamiento de Plinio :

“El lugar donde se produjo la detención es el apartamento 301 del edifico ubicado en la calle El Conde esquina Santomé, en el edificio está el restaurant Roxy.

Matos Mosquete, el hombre más buscado por la policía en los últimos cuatro años, se escondió en el interior de un ropero (closet) de una de las habitaciones del departamento cuando notó que la policía había dado con su paradero. Pero no ejerció ningún tipo de violencia contra los agentes del orden ni éstos contra él.”

“Leyenda

Como ningún otro perseguido, el doctor Matos Moquete logró burlar las redadas que se lo tendieron. Aunque en más de una ocasión la policía dijo que estaba tras sus huellas, el rastro nunca llevó hasta la presa y el abogado continuaba en libertada contribuyendo con cada día libre a tejer una leyenda en torno a su persona.

Se dijo que, en una ocasión, tropas policiales y de los institutos castrenses lo tuvieron rodeado en una casa de un campo de Azua. Pero que, al amparo de la noche, Plinio deshizo el anillo a su alrededor y llegó a Santo Domingo en un camino cargado de carbón con ropas andrajosas que le daban aspecto de pordiosero.

También llego a comentarse en los carrillos policiales que estuvo rodeado por efectivos del orden en una residencia de Los Minas. Pero, quien comandaba la dotación, por temor, no quiso arrestarlo, brindando oportunidad a que Matos Moquete, con una ametralladora en la mando, abordara un carro público y huyera de nuevo.

Los hechos que a menudo le imputaba la policía, tales como asaltos, asesinatos e incendios provocados, sirvieron para darle un carácter de invencibilidad, conociéndose lo tenaz del seguimiento de su contra. Después de los acontecimientos del 12 de enero de 1972, cuando fueron muertos los cuatro líderes principales del grupo Comandado de la Resistencia, a quienes la policía implicaba junto a Plinio en un asalto bancario, se pensó que muy pronto el perseguido líder caería prisionero o muerto.

Pero de esa época hasta su prendimiento, pasaron dos años. Por momentos olvidado y de pronto vuelto a aparecer en los titulares de periódicos y en la boca del pueblo, Matos Moquete seguía en libertad” (César Medina,  Última Hora, 3 de noviembre de 1973).

Entonces, nada nuevo digo aquí acerca de los desplazamientos de Plinio y de los apoyos de la población en aquellos años terribles. Nada que no se encuentre en los periódicos de la época y que la policía no conociera.

Puedo decir que la geografía de los desplazamientos de Plinio y de los apoyos de la población en aquellos años terribles abarcó todo el país, centrándose en el sur, específicamente en el eje formado por San Cristóbal, Baní, San José de Ocoa, Azua, y San Juan de la Maguana.

Luego, esporádicamente los desplazamientos se orientaban hacia Santiago de los Caballeros, en el norte; y, en el este, hacia San Pedro de Macorís y La Romana.

Sin embargo, Santo Domingo era su principal centro de operaciones por razones obvias: cercanía, extensión, población, facilidades de recursos para moverse, esconderse y subsistir.

Y sucedió así porque Plinio es sureño y sus principales apoyos fueron sus relaciones primarias. Es lo que vengo diciendo: los Matos y los Matos Moquete fueron la mejor estructura que sirvió de apoyo Plinio.

En ese sentido he hablado acerca de los familiares de Plinio. Ahora quiero referirme a los coterráneos, amigos y relacionados.

Pues, durante largos años a Plinio lo escondió, alimentó y transportó mucha gente. Ese tipo de gente era, por lo regular sencilla, altruista, no comprometida políticamente.

Gente honesta que no flaqueó y no respondió a la oferta de una recompensa de veinte mil pesos, que en aquella época era mucho dinero, a quien diera información verídica sobre su paradero .

Muchos de esos colaboradores viven aún. Gente de esa hoy se acerca a los familiares de Plinio testimoniándoles su solidaridad en aquellos momento; aunque, también aparecen farsantes que dicen que ayudaron a Plinio.

Un gran número de esos apoyos provenía de tamayeros de todas las condiciones que residían en Santo Domingo desde los años cuarenta y cincuenta. Otros, contemporáneos de Plinio desde la muerte de Trujillo También tamayeros que emigraron en datas más reciente, en los años setenta.

Todos esos tamayeros conocían a Plinio y a los Matos. Y, en particular a los Matos Moquete. Todos eran devotos de “Mamá Rita”, la madre de Plinio.

Muchos eran profesionales, algunos reconocidos porque en la capital habían hecho una carrera profesional o política exitosa.

Entre estos mencionaré varios nombres solo para ilustrar la importancia de esa población; lo cual no implica que ellos hayan contribuido con Plinio a fin de que evadiera la tenaz persecución de la policía que luego se desarrolló en su contra.

Es el caso de la relación con Juan Esteban Olivero Feliz. Una de las hijas de don Fabián, Estela, de la rama de los Moquete,  casó con él . Ese matrimonio procreó dos hijas

En 1966 Olivero Feliz fue electo diputado, función que ocupó por cuatro ocasiones. Fue Procurador Fiscal del Distrito Nacional, entre otros importantes cargos en los gobiernos del Partido Reformista.

Los Matos, particularmente los Matos Moquete, siempre mantuvieron buenas relaciones con Olivero Feliz, desde su matrimonio con la hermana Estela. Esa relación familiar contribuyó a afianzar los vínculos con Trujillo, y luego con Balaguer y el Partido Reformista, hasta el punto de que el local de ese partido en Tamayo era una casa cedida por don Fabián Matos.

Otro caso es la relación con los Arias y los Fabián(apellido)de Tamayo. Don Renato era el tronco de una importante familia tamayera, entre cuyos miembros se cuentan Hugo Arias Fabián exconsultor jurídico de la UASD, expresidente de la Cámara de Cuentas y el compositor y cantante Fernando Arias Fabián.

Una hija de don Fabián, Eleodora Matos Ogando (Maisita), hermana de padre y madre de Alfonso, tuvo una relación amorosa con don Rento, y de esa relación nació un hijo: Amaury Arias Matos.

Un tercer ejemplo es el Dr. Manuel Enrique Alcántara, médico, propietario de una clínica en Santo Domingo Este, sobrino del general José María Alcántara. Al Dr. Alcántara se le conoce por su altruismo. Es proverbial su don de servicio. Su dedicación para socorrer a pacientes necesitados.

Las relaciones de los Matos Moquete con el Dr. Alcántara se afirmaron, además de los vínculos como tamayeros, por el hecho que Domingo Matos Moquete(Ciro) era estudiante de medicina y parte de su pasantía la realizo en la clínica del Dr. Alcántara.

A ese grupo de tamayeros que he mencionado y que no he mencionado se sumaron los Matos Moquete. Y los vínculos establecidos en Tamayo se reprodujeron en la capital .

Relato ese entramado de vínculos entre tamayeros para subrayar que esa comunidad no fue indiferente a la suerte de Plinio en aquella época. De alguna manera, todos los tamayeros fueron solidarios con Plinio.

No importa lo que hicieran, propiciaron que sus dificultades políticas fueran más llevaderas.  A veces, en condiciones de riesgos, mantenían vínculos con Plinio o con sus familiares. Vínculos directos o en forma indirecta; vínculos frecuentes o alternos.

Plinio es un tamayero amigable con todos sus compueblanos. Y había vínculos entrañables de amistad y parentesco enraizados desde Tamayo, que la política no podía romper, a pesar de los peligros que conllevaran.

Y es el hecho también que, en su mayoría, los tamayeros más reconocidos residentes en Santo Domingo eran abogados, y eso los unía a Plinio.

Ahora, hay una afirmación a la que aquí no me comprometo: que esos tamayeros protegieron, escondieron o colaboraron con Plinio, escondiéndolo, protegiéndolo o suministrándoles cualquier tipo de recurso.

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