Cronología académica de Plinio
En su mayoría, sus hijos varones eran militares. Había del ejército, de la aviación, la marina y de la policía. Plinio fue del ejército.
No eran de altos rangos, el que mayor grado alcanzó fue sargento. Pero, aun así, ejercían un gran impacto por la cantidad de alistados. El más influyente era Alfonso Matos Ogando, el hijo favorito de don Fabian, aun sin ostentar rango, quien pertenecía a la aviación.
Alfonso era alguien que cultivaba una especialidad muy útil durante la época de Trujillo: las relaciones con los funcionarios. Su arte era vestir bien, brindar, codearse con los sectores del poder.
Se hizo amigo de capitanes, coroneles y generales. Se conocía los apellidos de numerosos jefes militares. Se relacionaba con ellos en encuentros sociales, y a través de esas relaciones se vinculaba con altos funcionarios civiles.
Conoció a Balaguer, se hizo amigo de él y de otros funcionarios del entorno de Trujillo. Cuando salió de la aviación se quedó viviendo de esas relaciones, trabajaba en rentas internas, y del dinero de don Fabián. En la Universidad de Santo Domingo estudió derecho, carrera que nunca terminó.
Alfonso continuó cultivando la relación con Balaguer después del ajusticiamiento de Trujillo. Cuando en 1961 el último presidente de la tiranía fue forzado a expatriarse y se radicó Puerto Rico, en esa hora de infortunio. él le reafirmó su amistad. Era de los pocos amigos que iban a visitarlo a la isla del encanto.
Años después, Balaguer le reconoció su lealtad. En su primer gobierno después del exilio, en 1966, Alfonso fue nombrado administrador del hospital popularmente llamado el 28 o el hospital de los locos.
Era una modesta función que, según se decía, fue gestionada por el mismo Alfonso, porque ahí se manejaba un alto presupuesto.
Durante los años cincuenta, las relaciones de Alfonso Matos con los funcionarios trujillistas, civiles y militares, fueron muy beneficiosas para don Fabián y toda la familia Matos. A través de él se lograba que los demás hermanos se alistaran en el ejército; que hubiese algún tipo de consideración en las instancias oficiales.
Para cualquier asunto, él servía de referencia. Así, gracia a él, entre los beneficios derivados de las relaciones de don Fabián con el entorno trujillista, figura un hecho singular, un privilegio especial.
Dos hermanos de la rama Moquete, Rafael Matos Moquete (Fellito) y Plinio Matos Moquete, fueron becados para estudiar en el Instituto Politécnico Loyola, San Cristóbal, institución fundada en 1952 por la Compañía de Jesús, siendo Joaquín Balaguer secretario de Educación, cuyo primer director fue el padre Ángel Arias.
Fellito se graduó de perito agrónomo en 1959. Perteneció a la primera promoción en esa carrera. Junto a él se graduaron Juan Gómez Peña, Gilberto Bernard Minaya, Antonio Ruíz Grullón, César Sandino de Jesús, Germán Genao López y José del Carmen Rodríguez.
Con 26 años Fellito fue nombrado director de la finca de café en Monteada Nueva, Polo, Barahona. Devengaba un sueldo de lujo, 300 pesos mensuales, tenía un jeep y un chofer a su servicio y ocupaba una mansión campestre que a la vez era una estación de meteorología.
En Tamayo la graduación de Fellito fue celebrada como un gran acontecimiento. Su nombramiento apuntaló el anclaje de los Matos en el gobierno de Trujillo.
Ahora no solo de don Fabian, sino de Fellito, quien era el Matos que ocupaba la más alta posición en el gobierno, a excepción Alfonso Matos, quien, en ese engranaje, era miembro de la familia más influyente.
La cronología académica de Plinio, regular y progresiva, es un buen indicador de los esfuerzos desplegados por su superación durante toda su vida:
Estudios primarios
Escuela Apolinar Perdomo de Tamayo 1948-1956
Estudios secundarios
Instituto Politécnico Loyola, San Cristóbal
Primero del bachillerato 1956-1957
Segundo del bachillerato 1957-1958
Liceo Francisco Henríquez y Carvajal
1958-1959 Plinio estuvo en el Ejército
Tercero del bachillerato 1959-1960
Cuarto del bachillerato 1960-1961
Estudio universitarios
Universidad Autónoma de Santo Domingo
Facultad de Derecho 1961-1968
Plinio fue siempre un buen estudiante. Le gustaban los estudios. Siempre se le veía en discusión sobre temas de interés.
Máxime teniendo en cuenta la época en la cual la escolaridad de la población era muy baja y los estudios secundarios y universitarios muy escasos. Sobre todo, en su caso, proveniente de un lejano lugar rural como Tamayo, ubicado en la región más pobres ,el suroeste del país.
Por sí mismo se preocupaba por los estudio. Pero también por la disciplina que imponía de don Fabián, así como el sistema escolar de la época, que no permitía vagancia ni pérdida tiempo entre los niños en edad escolar.
Plinio nunca reprobó materias. Solía obtener notas sobresalientes, particularmente en matemática y ciencias; opción en la que se hizo bachiller en Barahona.
Plinio no terminó los estudios en Loyola. Cursó las asignaturas generales , el primero y segundo del bachillerato, pero no las materiales técnicas. Desertó del Loyola porque se dio cuenta de que su vocación no se orientaba a ser perito en las especialidades que ahí se ofrecían.
Sin embargo, los estudios en Instituto Politécnico Loyola bajo la orientación del padre Arias fueron particularmente importantes en la formación y en la vida de Plinio. Ahí recibió una educación religiosa no dogmática, una educación académica de calidad y una educación en valores que siempre acompañaron a Plinio.
Las mejores prendas morales desarrolladas y puestas en acción al máximo en ese proceso educativo, desde la educación hogareña hasta la secundaria, coadyuvaron en forma decisiva a que Plinio pudiera sobrellevar la vida de lucha política, persecución y encarcelamiento, que empezó muy joven, en la dictadura de Trujillo.
Sin esos valores cualquier persona sometida a la despiadada y tenaz persecución que Plinio sufrió en los años setenta podía ser presa fácil de las necesidades comunes; llevar una vida normal de tranquilidad y seguridad y gozar de los bienes materiales que aportan determinados alicientes y confort a la vida.
Plinio resistió el embate de la persecución con base en esos valores, que, por sus datos biográficos, de alguna manera, sus persecutores conocían.
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